Laura Grani y Jesús Reyes
San Sebastián, Donostia, La Bella Easo, la perla del golfo de Vizcaya… Hay muchas maneras de llamar a la que seguramente es una de las ciudades más bellas y elegantes del norte de Europa. Y una de las ciudades donde mejor se come, por su inigualable producto y tradición culinaria. Así que bien merece una escapada, por su belleza y su patrimonio gastronómico, que la erigen capital de las capitales de la gastronomía y verdadero paraíso para sibaritas.
Para la ocasión hemos escogido un hotel y un restaurante, ideales para vivir una experiencia de lujo absolutamente inolvidable.
Hotel Arbaso, arte y diseño en una ubicación privilegiada
El edificio del siglo XIX donde se encuentra el Hotel Arbaso se ha reformado totalmente, combinando la tecnología de última generación respetando su elegante arquitectura original. El resultado es un hotel de diseño en pleno centro, con unas vistas espectaculares a la neogótica Catedral del Buen Pastor y su plaza, y un restaurante, Narru, que destaca entre los mejores de la ciudad. El Arbaso (antepasado y acogedor en vasco) ofrece diferentes estilos de habitaciones, para todos los gustos y presupuestos.

Hay 50 habitaciones inspiradas en los cuatro elementos, con decoración minimalista llena de detalles como las mesas de Arkaia, el mobiliario de Norman Foster y Moneo o la grifería Steinberg. Desde las habitaciones básicas a las suites, hasta unos áticos dúplex con chimenea y un techo de ventanas que se abren con mando que dan un nuevo sentido al despertar. Para amenizar la estancia se recomienda desayunar en Narru, disfrutando del desayuno completo con platos hechos al momento y todo tipo de exquisiteces vista a la plaza, luego quizás una sauna o baño turco o una sesión en el gimnasio de última generación para los deportistas empedernidos.
Para más privacidad y exclusividad, el Hotel Arbaso dispone de una suite muy especial, Basalore, un caserío tradicional vasco con 27 hectáreas de terreno, en la falda del monte Jaizkibel.
Restaurante Amelia, dos estrellas y mucho rock’n’roll
En 2017 el chef italo-argentino Paulo Airaudo abrió su Restaurante Amelia, el nombre de su hija, en San Sebastián y 7 meses después llegaba su primera estrella Michelín. Era solo el inicio. Amelia ahora cuenta con dos de las estrellas más deseadas y una nueva ubicación, en el sótano del Hotel Villa Favorita, en plena Playa de la Concha. El ambiente refleja la personalidad de Pablo, color, comics y música a tope, el menú degustación se disfruta en la barra donde unos privilegiados comensales asisten abrumados al acabado de todos los platos. Una mise en place espectacular, ingredientes de lujo y elementos exóticos a tutiplen.
La cocina de Pablo tiene una fuerte influencia asiática, especialmente nipona, al mismo tiempo que italiana. A la acogida con caldito dashi, siguen el tartar de atún con caviar, el hamachi con agua de tomate y rábano sandía, de los platos más bonitos nunca vistos así como el chawanmushi con cangrejo real y huevas de salmón salvaje. Podrían ser cuadros.
El bogavante a la parrilla viene sobre crema de calabaza con arroz crujiente japonés, le sigue la merluza con mejillones asados, salsa china de marisco, caldo de topinambur y aceite de avellana. El personal se mueve al ritmo de Amelia, llega el ciervo madurado, con crema de cebolla y perlas de cebolla encurtida, demi glace y espinaca malabar, jugosidad extrema. Lo salado se cierra con toque italiano, el subchef Giacomo Zani vierte una cascada de trufa blanca sobre unos tortellini al queso Taleggio con crema de navajas ¿Taleggio con navajas? Si, señores, una locura deliciosa. La sección de postre también encierra una sorpresa, el helado de platano con mole y cucharada de caviar Kaluga. Brutal.
Salir de Amelia y ver el perfil iluminado de La Concha, con el rock’n’roll de Paulo todavía en los oídos ¡La vida puede ser maravillosa!
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