Laura Grani

Nos encantan los restaurantes de toda la vida, los clásicos que no pierden su encanto, lugares donde los platos estrella se siguen cocinando como siempre y en los comedores quedan los ecos de las vivencias de diferentes generaciones.

Restaurante Manolo 1934 es uno de ellos. En la calle Princesa, asiste plácidamente al bullicio madrileño desde hace casi un siglo. Cuatro generaciones se han turnado detrás de sus fogones y en la sala desde que Enrique lo fundara con su mujer, “la gallega”, luego su hijo hasta su nieto José Ramón que puede presumir de haber estado al frente del negocio más de 40 años. Hoy el testigo lo recogen sus tres hijos, que no contaban con quedarse al frente del restaurante pero que en el momento crucial, sintieron la llamada de la sangre.

Manuel, historiador del arte, Paloma, profesora y Juan, que viene del sector de la banca, se reunieron y decidieron continuar con el preciado legado familiar. ‘El Manolo’, que es como se le conoce en el barrio, sigue muy vivo, y con mucha cuerda por delante.

Cuatro generaciones, el mismo recetario

Menos mal que ‘El Manolo’ no se ha perdido porque su patrimonio gastronómico es muy valioso, con un recetario que sigue siendo el de “la abuela” y con platos que son verdadero bálsamo para el espíritu. Los clientes de toda la vida y los nuevos se van a encontrar con Juan, que les recibe en la sala con Paloma, dispensando sonrisas y un servicio atento y amable. Manuel está detrás de los fogones elaborando esas recetas que ya son célebres.

Los Callos a la madrileña son para llorar de emoción, las Mollejitas de cordero encebolladas al vino blanco, bocaditos de paraíso o las Croquetas caseras, que no son cremosas no, son cremosísimas. Luego, el Pulpo a la gallega, en su punto perfecto, sobre cachelos, como lo hacía “la gallega”.

Un muy señor Rabo de toro, los Calamares en su tinta, las Flores de alcachofa rellenas de champiñones y jamón, la Paletilla de lechal al horno, el Falso brownie de carrillada ibérica con salsa de chocolate y mucho más. Muchos de estos platos se pueden pedir en media ración y las guarniciones se eligen aparte, entre tres opciones de patatas, arroz blanco, pisto manchego, ensalada de brotes tiernos o tomate aliñado con ajito, perejil y aceite.

El cocido de El Manolo

Pero si hay una receta que goza de verdadera fama en la zona es el Cocido madrileño que sirven miércoles, sábados y domingos entre octubre y mayo por 24 €. En El Manolo se toma en dos vuelcos y con la rica pelota de miga de pan, ajo y perejil acompañando a las carnes y verduras en el segundo pase, como vienen haciendo prácticamente 90 años. Por si había alguna duda, sigue igual de rico, porque la fórmula es la misma: la que tienen manuscrita en el recetario familiar. Entre los postres también mucho sabor a norte: Filloa rellena de crema pastelera, Dulce de café con helado de requesón e higo caramelizado y su tarta de queso cremosa con toque azul, otra referencia que hay que apuntar en la ruta de tartas de queso de Madrid.

Hay restaurantes que nunca defraudan porque su cocina está cargada de sentimiento. Restaurante Manolo 1934 es eso, sentimiento, historia y pura comida para el espíritu.

Te puede interesar: Ticuí, desde el Pacifico mexicano a Madrid