Laura Grani

Los de Bodegas Tintoralba saben mucho de garnacha tintorera. Quizás sepan de esta variedad, también llamada alicante-bouschet, más que nadie, ya que son parte de Santa Quiteria, la cooperativa que más garnacha tintorera elabora en nuestro país. Hablamos de la uva más “colorada” que existe, la única variedad cuya pulpa es roja como la piel cuando lo normal es que las uvas tintas tengan pulpa blanca y los antocianos, los pigmentos responsables del color, se encuentren solo en la piel. Hablamos de una variedad que desde siempre se ha utilizado para elaborar vinos que le subían el color a otros vinos y en esto se quedaban, en vinos para maquillar, una suerte de cenicientas vinícolas.

De aquí el valor y la audacia de unos viticultores que por primera vez le otorgan todo el protagonismo a la cenicienta, y consiguen transformarla en una verdadera princesa. El Proyecto Alquería en el corazón de la DO Almansa nace para crear la gama de excelencia de Tintoralba y lo apuesta todo en vinos elaborados con un 100% de garnacha tintorera. ¿Cómo lo han conseguido? Gracias a un conocimiento de la variedad sin iguales y aprovechando al máximo las características de su terruño, bendecido por una altitud de más de 1.000 metros y la influencia mediterránea a menos de 100 kilómetros de distancia.

Dirigidos por uno de los enólogos más reconocidos y queridos de la región, Pedro Sarrión, el Proyecto Alquería se ha convertido en la máxima expresión de la excelencia enológica de Tintoralba y ha dado como fruto una gama de vinos llenos de vitalidad y color. Tenemos tres vinos, cada uno con su personalidad y, hay que decirlo, una relación calidad-precio de las más golosas.

Empezando por Tintoralba Garnacha Tintorera 2022, que es el más joven, una suerte de beaujolais almanseño, sin crianza en barrica, con un color púrpura descarado y una fruta que desborda. Todo eso da un perfil alegre y goloso. Luego ya nos ponemos más serios con su hermano mayor, Tintoralba Piedras Coloradas 2022, con tres meses de barrica seguidos de un refinamiento en depósitos de hormigón. Es un vino equilibrado y inesperadamente fresco (la tintorera puede dar lugar a vinos alcohólicos y planos). Su tono violeta oscuro impacta de inmediato, mientras que en nariz, revela una frescura frutal y toques florales, complementados por matices de madera y minerales. En boca, tiene buena estructura que se equilibra con una sorprendente acidez.

Por su parte, el Tintoralba Cerro del Buey 2022, el buque insignia de Alquería, proviene de una parcela selecta y se caracteriza como un «vino de paraje». Con una crianza de seis meses en barricas de roble francés y depósitos de hormigón, revela una complejidad aromática de frutas maduras y matices balsámicos, equilibrados por una textura carnosa y concentrada.

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