Las consecuencias de la crisis derivada por el COVID 19 se han ensañado con una parte enorme de la población. La pérdida de empleo, la bajada de los ingresos y el mismo confinamiento han llevado a un empeoramiento de la alimentación de muchas personas. No cuesta imaginar lo complicado que se puede hacer llenar la nevera y aún más llenarla bien.
Con mucho acierto, una vez detectada esta situación, Cruz Roja ha decidido actuar. La respuesta es la puesta en marcha de la iniciativa ‘Alimentación consciente’, que abarca diferentes aspectos como la salud, la sostenibilidad y el conocimiento.
Seguramente, la educación alimentaria puede conseguir que le demos más importancia al aspecto saludable de los alimentos y, está claro, a que los disfrutemos aún más. Pero no basta con eso, así que el objetivo de Cruz Roja es también que aumentemos nuestro compromiso con el medio ambiente, en el que cada decisión personal afecta a lo colectivo, lo cercano y al fin y al cabo, lo importante.
Una serie documental y un maniefiesto
La campaña cuenta con herramientas que permiten, en palabras de Belén Viloria, directora de Marca y Comunicación de Cruz Roja, “llegar de manera directa y con valor a cada uno de nuestros públicos objetivos y a la sociedad”. Como la ambiciosa serie documental, ‘Un paisaje en la cazuela’, a la que se añade una página web con un manifiesto, noticias, recetas semanales y un mapa de recursos donde se pueden localizar un abanico de mercados de productores locales, tiendas a granel u otros recursos para apoyar a los productos de temporada y de proximidad que contribuyan a fomentar el desperdicio cero.
La serie documental “Un Paisaje en la Cazuela” es un homenaje a la gastronomía española, 19 episodios en los que los mejores chefs y nutricionistas españoles nos acompañan en un viaje a través del territorio y nos presentan a esos artesanos que protegen sus tesoros gastronómicos. Poesía y amor. El mejillón gallego de la mano de Pepe Solla, los quesos de Asturias de la de Marcos Morán, el cerdo ibérico por Toño Pérez, las setas por Fina Puigdevall, el pan de Castilla La Mancha, las conservas de anchoas del Cantábrico, el requesón asturiano, la miel riojana o el espárrago blanco navarro, solo para citar algunos.
Comer bien a un precio razonable
La pregunta es: ¿se puede comer bien sin gastarse un riñón? Pues Cruz Roja quiere desmontar mitos como que los alimentos de mayor calidad tienen un precio más elevado. “Cuando elijo comprar productos de temporada principalmente, las frutas y verduras son más económicas y también tienen mayor calidad nutricional».
«Pasa lo mismo cuando escojo comprar en los mercados municipales, donde suele haber más variedad y también precios más económicos”, incide Sandrine da Cunha, técnica de Cruz Roja.
También afecta al menú a seguir en la alimentación diaria y ofrecen consejos que puede aplicar toda la población, incluso los colectivos más vulnerables a los que se dirige la organización.
El reaprovechamiento de lo que sobra en las cocinas es otro de los pilares del proyecto de “Alimentación consciente”, por lo que se ofrecen recetas que ayudan a reutilizar los alimentos que se han quedado en las neveras. Además, es muy importante comprar sólo lo necesario y repasar las despensas para estudiar lo que hace realmente falta para elaborar las comidas y hacer una lista de la compra correcta.
Apoyo al comercio de pròximidad
Y hemos de apoyar el comercio de proximidad. No hace falta recorrer grandes distancias para encontrar productos beneficiosos para nuestro organismo que, al mismo tiempo, sean sostenibles, ya sea de forma ambiental, económica o social. Con recomendaciones como comprar a productores locales y evitar así intermediarios, contribuimos a la sostenibilidad de ese agricultor y a la sostenibilidad ambiental, porque incentivamos la compra de productos que recorren distancias más pequeñas.
Hay que saber comer y qué comer, para cuidarnos y cuidar lo que es importante.
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