Reconocerse en las novelas de Mar del Olmo (Valdepeñas, Ciudad Real, 1968) es tan fácil como darse cuenta de que, en algún momento de la vida (o en varios) se ha perdido de vista el camino. La autora, manchega de nacimiento, pucelana de adopción, emplea con maestría el recurso del humor para abordar esas situaciones de la vida que, en teoría, una mujer de 40 no se puede permitir vivir sin extrema gravedad.

 

Mar del Olmo, ¿de dónde procede tu seudónimo?

El seudónimo fue un mal necesario en el momento en que estaba escribiendo 45 días por año. A lo largo de todo el texto hay personajes que tienen un trasfondo de realidad, basados en personas de carne y hueso y a las que, con toda seguridad, no les haría ninguna gracia verse reflejados de la forma en la que salen en el libro. Del Olmo vino de la mano de un gran amigo, el responsable de mi salto a la publicación, que me dijo que era sonoro y que me pegaba. Luego he descubierto que es un apellido con raíces manchegas, igual que yo, así que todo queda en La Mancha. 

¿Por qué crees que da para tantas historias la vida de una mujer después de los 40? 

Lo primero que se me viene a la cabeza es que como nadie habla apenas de las mujeres en esa edad es normal que haya mucho que contar. Incluso que todo suene muy nuevo, pero no es que lo sea, es que no hemos utilizado nuestra voz para narrar nuestra historia. En esa edad estamos en el punto justo de madurez, como una buena fruta, y también es cuando más se puede disfrutar la vida. Arrastramos un pasado cargado de vivencias y tenemos por delante un largo futuro (a no ser que te caiga una maceta en la cabeza); tenemos una familia (que no necesariamente pareja e hijos), un trabajo, amigos, en definitiva, una vida. Todas las vidas dan para muchas historias si las vives con intensidad. 

¿En qué te pareces a la Ana de 45 días por año y El mito del chiringuito?

Ana tiene mucho de mí porque le he regalado mi voz. Nos parecemos en que yo también me desenamoré de mi trabajo, que también sentí en un momento determinado que me había vuelto invisible. Compartimos unos hijos con una adolescencia bastante terrorífica, aunque los míos ya crecieron y cambiaron. Tenemos el mismo problema con los michelines y la falta de autoestima para con el cuerpo pre y post menopausia. Las dos adoramos el vino de Rueda muy frío y el lanzarse a la comida basura cuando necesitamos silenciar nuestras ganas de llorar.

Yo, como Ana, quise ser actriz y no tuve la oportunidad, pero sí pude hacer una aparición en un largometraje. También estoy un poco loca, como ella, y el punto de sensatez lo añade mi marido. 

¿Te sorprende que cataloguen tus libros dentro del chic lit

La primera vez que catalogaron 45 días por año como chic lit me dio un poco la risa. Pero no era culpa de la categoría, sino de una concepción errónea por mi parte de lo que significa el género. En el fondo, son novelas protagonizadas por mujeres a las que les pasan cosas y cuyo final suele ser, si no feliz, al menos sí amable. 

Creo que hay una confusión entre el chic lit y la comedia romántica, y por eso puede llegar a sorprender, pero en el fondo no es una mala clasificación. 

Es cierto que para mí mis novelas tienen un «algo más», porque, debajo de la capa superficial del humor, hay una crítica muy ácida a muchas verdades universalmente aceptadas, y por eso me cuesta más catalogarlas.

¿Es difícil escribir humor?

Supongo que dependerá de cada persona. A mí no me cuesta, es más, me sale solo. A veces quiero ponerme seria y escribir un relato dramático y en algún momento me sale la acidez. Es intrínseco a mi manera de ser. No quiero decir que no sepa hacerlo de otro modo, sino que me representa más el humor que el drama, simplemente.

Lo que sí me parece difícil es hacer reír. Porque hay tantos tipos de humor como de personas y es muy probable que mis «gracias» no lo sean para todos. Porque una cosa es una sonrisa y otra muy distinta una carcajada, eso sí me parece difícil. 

¿Qué tiene tu protagonista que la hace tan fiel reflejo de la realidad de una mujer madura?

Yo creo que lo único que la diferencia de otras es que es real como la vida misma. Todas las lectoras que han pasado por sus páginas me han confesado que se han reconocido en muchas de las vivencias de la protagonista. 

Muchas veces nos empeñamos en reflejar en nuestras novelas personajes de vidas idílicas o desastrosas y nos olvidamos del término medio, de la normalidad en la que vivimos el común de los mortales. El haber hablado de todas esas heroínas anónimas que renegarían de sus hijos adolescentes en un momento determinado o que se han visto tentadas a usar una faja de cuerpo entero para sentirse un poco más atractivas en una ocasión especial es lo que hace que Ana seamos todas. 

¿Hay en tu día a día muchas escenas hilarantes como las que relatas en tus libros?

Todo o casi todo lo que se narra en el libro está basado en hechos reales, pero muy novelados. No puedo confesar cuánto de mí hay en mis novelas porque sería desvelar el secreto mejor guardado de ambas y porque ya me han preguntado si una determinada escena la he vivido en mis carnes, y no puedo revelarlo. Hay cosas demasiado vergonzantes para alzar la mano y decir que esa fui yo en algún momento de mi vida. 

¿A quién te gustaría parecerte como escritora?

A mí me gustaría ser José Luis Sampedro o Ana María Matute, o su reencarnación. Como creo que rompieron el molde de estos dos maestros, me gustaría ser como David Safier o Eduardo Mendoza. Con ellos comparto, al menos, el tono de humor de las novelas. Si un día me asemejo a ellos en reconocimiento y venta de ejemplares, les voy a proponer que hagamos un trío… de humor.

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Mi nombre es Eva Fraile, soy psicóloga, agente literario, asesora editorial y experta en posicionamiento de escritores a través de proyectos creativos. Redacto en distintos medios de comunicación especializados en literatura como Culturamas, Canal-Literatura, Globedia, Diario Siglo XXI, Moon Magazine, La Revista de Costa Rica, RSC o la revista Sal & Roca. Colaboro asiduamente con grandes grupos editoriales como Penguin Random House o Grupo Planeta, y he trabajado con escritores nacionales e internacionales. También organizo mis propios eventos para escritores, como el exitoso evento sobre Networking y posicionamiento para escritores durante la Feria del Libro de Madrid en donde tuvimos como ponentes al director de grupo Planeta, Roger Domínguez, a la ex presidente del grupo Addeco y ex presidenta del Instituto de la Felicidad, Margarita Álvarez o la experta en networking Nohelis Ruiz, entre otros.  Mi web literaria, desde la cual me he ido dando a conocer al mundo, es La Reina Lectora y hace unos meses, me estrené también como escritora con mi obra de ciencia ficción romántica Proyecto Crysser: Olvido.