También los mapas tienen autoría intelectual. Derechos. Como esa serie que usted, ladino truhán, piratea sin cargo de conciencia. Claro que igual en sus casos resulta más difícil “marcar” esa pertenencia. ¿Cómo averiguar que un mapa es copia de otro y no una nueva representación gráfica de la realidad? Quiero decir…si el tuyo es muy, muy bueno, entenderemos que el siguiente que sea igual de bueno será tan parecido que, de facto, resultará mímesis. Ah, es el delirio de un Borges.
«Para marcar sus “creaciones” las empresas introducen ciertos elementos en los mapas. Dibujitos. Errores milimétricos. Calles o lugares que no existen. Esas cosas. No me digan que no es apasionante»
Pues bien, para marcar sus “creaciones” las empresas introducen ciertos elementos en los mapas. Dibujitos. Errores milimétricos. Calles o lugares que no existen. Esas cosas. No me digan que no es apasionante. Y aun se convierte en algo más (no sé cómo definirlo, pero algo más) cuando leemos casos en los que esas invenciones creadas para “diferenciar” la copia de la realidad o copia de la copia de la realidad misma terminan por convertirse (o descubrirse, o recrearse) en parte de la realidad misma. Hay un ejemplo paradigmático. En los años 30 del siglo pasado la General Drafting Company situó el topónimo Agloe en una solitaria carreterita cerca de Roscoe. Norte del estado de Nueva York. Un sitio realmente solitario, no piensen en la Quinta Avenida y esas cosas. Bosques, ciervos, wendigos, cementerios indios. Bueno, eso es más en Maine, pero nos entendemos. La cosa es que Agloe no existió nunca, era un truco para detectar plagios. En realidad se trataba de un anagrama con las iniciales del director de la General Drafting Company y su ayudante. Ya ven. Para partirse. La cosa es que años más tarde Rand McNally publica un mapa del Estado de Nueva York en que aparece ese Agloe. General Drafting Company interpone una demanda (estamos en Estados Unidos, el paraíso del leguleyo) por vulneración de la propiedad intelectual. Rand McNally niega la mayor, concierta una cita con los representantes de General Drafting Company, organiza un careo en el mismo sitio donde aparece el misterioso nombre “Agloe”. Para verlo sobre el terreno y explicarnos. Al llegar allí todos se sorprenden. En mitad de la nada hay una tienda. Algoe General Store, se llama. Por eso a esta zona la llamamos Algoe. Los abogados preguntan al dueño de la tienda. Oigan, y este nombre… Oh, responde él, lo vi en un mapa y supuse que así se llamaba el paraje. Qué lío. La ficción devino realidad que se disfrazó de ficción.
(Hoy en Google Earth se sigue identificando al emplazamiento como Agloe…cosas veredes. Unas risas).
La anterior anécdota está entresacada del magnífico, sorprendente y muy, muy divertido “Lugares sin mapa”, un libro escrito por Alastair Bonnett y publicado recientemente por Blackie Books. Por allí pasean islas que aparecen y desaparecen, pasarelas abandonadas, cementerios invadidos por la maleza, ciudades en basureros, micronaciones, monjes guerreros y pequeños valles con docenas de lenguas entre sus bosques. Una delicia. Servidos pasó algunos años de su vida dedicándose a cosas parecidas a estas, buscando hitos perdidos por montes, y sabe de la futilidad, de la fragilidad absoluta que presentan los mapas. Hallas una piedra caliza con cuatro cruces y dos iniciales puede cambiar por completo esa línea que vemos dibujadas y que se nos presenta como inamovible. En otras palabras, que sé de lo que habla Bonnett.
«no se pierdan “Lugares sin Mapa”. Aprenderán mucho, sonreirán más de una vez e incluso se verán obligados a reflexionar sobre dos o o tres asuntos de esos que salen bastante en la tele»
Eso sí, se aprecia sobremanera el esfuerzo. El de ser ameno sin abandonar lo didáctico (lo normal es que dejemos en la estacada a uno de los dos elementos). El de la anécdota como herramienta pedagógica. Yo soy un profundo creyente en este mantra, pero suelo recibir abucheos e insultos por ello. En fin.
Pues eso, que no se pierdan “Lugares sin Mapa”. Aprenderán mucho, sonreirán más de una vez e incluso se verán obligados a reflexionar sobre dos o o tres asuntos de esos que salen bastante en la tele pero a los que no prestamos la debida atención. Y ya cuando lo hayan leído vuelvan a contarme qué les parece. Yo, en agradecimiento, les contaré el lugar secreto de Roma desde el cual ustedes pueden ver tres países de un solo vistazo…
- «Lugares sin mapa»
- Autor: Alastair Bonnett
- Tapa dura: 256 páginas
- Editor: Blackie Books (18 de septiembre de 2019)
- Idioma: Español
- ISBN-13: 978-8417552671