FOTOGRAFÍA: JAVIER OCAÑA
Irene Junquera, periodista especializada en deportes y entretenimiento realiza su debut literario con «Todo el tiempo que nos queda», una novela tierna, adictiva y derrochante de sensibilidad en la que realiza un viaje a través de la infancia de la protagonista, Elena, una niña de orígenes humildes en la ciudad de Madrid en la década de 1960. Una obra dedicada a los retos de ser mujer en la España de esa época, denunciando aspectos como el racismo, clasismo y el maltrato psicológico pero recalcando la necesidad de luchar por la libertad y sueños propios de la mano de unos personajes inolvidables.
SINÓPSIS
«No permitas que nadie apague tu luz», le dice una maestra a Elena, una niña de pueblo curiosa e imaginativa que tiene un don especial: escribe de maravilla. Pero en aquella época a las mujeres se les prohíbe brillar. Elena crece y estudia en el Madrid de los años sesenta bajo el férreo control de la tía Victoria, una mujer dura que esconde un misterio. Allí conoce a Mateo, un amor prohibido por los prejuicios. Para cumplir su sueño de convertirse en novelista, Elena debe afrontar renuncias dolorosas echando mano de su mayor fortaleza, la bondad.
Esta es una novela inspiradora cargada de ternura en la que se resaltan los amores de juventud, la amistad y la lucha de las mujeres del siglo XX por reavivar sus anhelos más profundos. Se lo dice a todos los adolescentes por igual y también a las madres y a los padres que viven con temor a romper sus ataduras: nunca es tarde para liberarte y conseguir lo que deseas.
«Esta chica aprendió que nunca es tarde para querernos y perseguir nuestros sueños».
¿Cómo afronta ahora mismo su carrera televisiva sabiendo que ha comenzado su carrera literaria?
Creo que son cosas compatibles, por suerte, ahora me organizo un poco mejor el tiempo y puedo hacer ambas. Son cosas muy intensas, perfectamente compatibles, así que estoy encantada.
Ha trabajado en multitud de programas, ¿en qué formato televisivo se siente más cómoda?
No me gusta elegir porque todos me gustan. Por ahora, he tenido suerte de que me gusta todo lo que hago. Me encanta la información y también el entretenimiento. Me siento muy cómoda en concursos o en programas como «Zapeando» y «All you need is love».
Se habla de la crisis de la televisión, ¿cómo se imagina la televisión dentro de diez años?
Espero que la gente siga viendo la televisión. Al final con la llegada de las plataformas, se consume la televisión de una manera diferente, pero yo no he dejado de consumir tele. Al final, quizás en lugar de ver tantas cosas en directo se verán más cosas a la carta porque va un poco con nuestro día a día. Al final tienes que elegir cuando ves las cosas. Yo creo que la gente sigue utilizando la televisión para informarse, evadirse y entretenerse.
Siendo el fútbol su deporte estrella, ¿qué tal ve el panorama del fútbol femenino en España?
Creo que estamos mejorando, se están dando pasos agigantados. Es verdad que, como en todo, todavía falta muchísimo trabajo por hacer, pero el hecho de que, por ejemplo, se llene un estadio como el Camp Nou te das cuenta de que realmente sí interesa.
¿Qué tal lleva las redes sociales? ¿Las utiliza como un diario personal o para la promoción?
Para todo, la verdad que es algo que siempre he tenido bastante integradas en mi vida de una forma supernatural. O sea, no es algo que me condicione, tampoco trabajo para grabarme ni para hacerme fotos, pero sí que en mi día a día las utilizo de una forma natural. Me apetece compartir las cosas que estoy haciendo. Por supuesto, no lo comparto todo, pero creo que es una herramienta interesante para que la gente te conozca más. Y ahora, con el supuesto para la promoción también para que la gente sea consciente de que ha salido un libro.
Su primera novela, «Todo el tiempo que nos queda» ha salido a la venta, ¿ha sentido algún tipo de presión?
Siempre siento vértigo, no más que presión. Yo he sentido vértigo de decir, bueno, voy a dar este paso que me apetece mucho dar. He estado trabajando en ello, es un proceso en el que no sientes presión porque al final, la editorial te da unos plazos que son perfectamente manejables y además cuentas con la ayuda del editor. O sea, que en ese sentido no he sentido ninguna presión. La presión viene ahora, cuando ya sale el libro a la venta y yo me siento súper orgullosa de lo que he conseguido, de la novedad y de el resultado. Pero, ahora también hay que ver el impacto a la gente y de momento se está dando. Está siendo un feedback muy bueno, yo estoy contenta. Soy consciente de que es un proceso más lento, que lo que pueda hacer por la gente en televisión o radio, que es inmediato. Estoy muy feliz por la respuesta de la gente.
¿Cuánto tiempo le ha llevado escribir la novela?
Yo he intentado hacer cuentas, pero con el tema de la pandemia tengo una laguna mental. Creo que aproximadamente un año y medio, porque estaba entre que me lo propusieron, me puse a escribir… llevo un año y algo metida en la historia.
Volviendo al feedback, ¿cómo se siente al recibir comentarios tan positivos?
Al final, la literatura es un mundo en el que nunca me he movido, digamos que es un mundo en el que hay muchísimos lectores y no sé si van a ser más críticos o menos, por supuesto estoy preparadísima para cualquier cosa. Es verdad, que de momento leo críticas muy positivas. Te puede gustar más o menos, pero todo lo que me está llegando es muy bueno y me tranquiliza un montón.
¿Cómo recuerda su niñez y adolescencia? ¿Fue feliz?
Sí, yo he sido muy feliz, para mi la felicidad son momentos. Por supuesto, he vivido momentos duros, hay mucha gente que ha vivido momentos duros e incluso peores que los que he vivido yo. Me considero una niña muy feliz, lo sigo siendo y he tenido muchísima suerte. Soy súper afortunada a pesar de las cosas malas que me han pasado, que han sido muchas, como casi a todos. Eso creo, que también me hace disfrutar de las cosas buenas, porque la vida es así.
¿Le quedan amigos de aquella etapa?
Sí, tengo amigas del cole. Mis mejores amigas del colegio siguen estando ahora presentes en mi vida y de la universidad también, en el pueblo también tengo amistades. Soy una persona de las que tiene amigos de siempre y seguramente para siempre.
Y en televisión, ¿se pueden tener amigos de verdad?
Sí, ahora mismo muchos de mis mejores amigos trabajan en lo mismo que yo. Es gente con la que seguramente empecé en la radio y que hoy día todavía están conmigo. Están en mi vida y comparto un montón de cosas con ellos. Al final, compartir profesionalmente, entiendes más cuando estás en esos momentos en los que te puedes ver hasta arriba de trabajo, ¿quién mejor que otro periodista para entenderlo?
¿Cuánto de Irene hay en Elena?
De Irene un poco. Elena es muy buena, yo soy menos inocente. También es una época diferente a la de ahora. Siempre hay cosas mías, porque es algo inevitable, no sólo en Elena, si no en otros personajes de la novela. Creo que me siento más identificada con Juanita, que es más vitalista y un poquito más espabilada.
¿Por qué elige la ciudad de Madrid y los años 60-70 para contar esta historia?
La historia quería que fuera en esa época, porque era en la época que sucedían estas cosas. Ahora es difícil que una familia mande a uno de sus hijos, de sus cuatro o cinco hijos a estudiar a Madrid sin ellos. No es algo raro, pero antes sí era más común en esta época. Entonces el tema de la época me viene marcado por eso. Y luego, elijo Madrid porque soy de allí y tengo muchísimos recuerdos en toda la zona que transcurre la novela, que es el centro de Madrid. Ahí vivían mis abuelos y es un homenaje bonito. La gente que sea de Madrid sabe de las calles que estoy hablando y los que no seáis de Madrid y vayáis podéis disfrutar de eso. Me hace muchísima ilusión plasmarlo en el libro.
¿Le preocupa cómo se toman las relaciones amorosas los jóvenes de hoy día?
Más que eso, me preocupa cómo se están educando con los valores, el respeto… es verdad, que ahora mismo los jóvenes tienen muchísimas cosas buenas. Creo que tienen más oportunidades que las que pudieran tener, por ejemplo nuestros padres, que hay una mayor concepción, o sea, un concepto de la igualdad mejor. La manera en la que te tomes las relaciones, viene enmarcado por tu educación, no tanto por la sociedad.
¿Y el paso del tiempo? ¿Le preocupa?
Me preocuparía si no pasara el tiempo nunca. Es verdad que a partir de los 25, creo que todo va más rápido, pero yo estoy encantada porque intento exprimir mi vida al máximo y creo que tiene que ser así. El error es intentar que no pase el tiempo, no debemos estancarnos, no crecer o no querer hacernos mayores. Hay que ir asumiendo cada edad, cada cosa que viene con la edad y que todo tiene sus lados positivos.
El libro termina con un reencuentro, ¿es una puerta abierta para una segunda parte?
No lo sé, estamos cerrando aún la promoción con el primero y viendo un poco la recepción de la gente. Pero, ¿quién sabe? puede ser.
La novela habla de reinventarse, ¿qué Irene le queda por sacar todavía?
Soy una persona muy ecléctica. Una de las cosas que me quedan por hacer es algo relacionado con el arte dramático, ya que me formé para ello, además de periodismo. Así que, nunca se sabe lo que puede pasar.