«Hay un momento en que todos los obstáculos se derrumban, todos los conflictos se apartan, y a uno se le ocurren cosas que no había soñado, y entonces no hay en la vida nada mejor que escribir». Guillem González nos presenta «Mateorías», su primera novela junto a la Editorial Dieci6.

 

¿Quién es Guillem González?

¡Uf, qué primera pregunta tan complicada! Pues soy una persona que vive en Cracovia, aunque nací en Barcelona y he pasado la mayor parte de mi vida en Girona. Estoy aquí desde hace casi ocho años, vivo con mi pareja y soy profesor de español. Me gusta escribir pero sobre todo leer. También monto en bici, doy paseos y como, como mucho, soy muy glotón. Comer o leer: esa es la cuestión. Supongo que me quedo con leer, que afecta menos a mi figura.

 

¿Cómo has vivido la experiencia de escribir Mateorías, tu primera novela?

Empecé a escribir la novela en mayo de 2016 y la fui publicando por capítulos en mi blog: De mí me río. Creía que tener la presión de los lectores me obligaría a terminarla, a diferencia de otros proyectos que antes había abandonado. Nadie me presionó, pero aun así la acabé unos meses más tarde, en septiembre, pocos días antes de cumplir 30 años. Me había propuesto escribir una novela antes de la treintena, y lo conseguí, pero se ha publicado después de la cuarentena. Bromas aparte, la verdad es que me costó más tiempo encontrar una editorial que terminar de escribir el libro. Y mientras buscaba a alguien que quisiera publicar la novela, fui corrigiendo y reescribiendo mucho aquella primera versión. Porque mi experiencia con Mateorías también ha sido descubrir cómo funciona el inaccesible mundo editorial: recibir muchos noes, escuchar una y otra vez que «no aceptamos manuscritos no solicitados» y sobre todo no recibir respuesta alguna. Hasta que la Editorial Dieciséis se puso en contacto conmigo en julio de 2019. De hecho, la última revisión del manuscrito la he realizado este último año con mi editor Alejandro Marín, que me ha ayudado mucho a mejorar el texto.

«Mateorías» ya está disponible en https://editorialdieciseis.com/producto/mateorias-autofricciones-cracovianas-guillem-gonzalez/

 

¿Qué son las «mateorías»? ¿Alguna que podamos aplicar a la situación que estamos viviendo con el COVID-19 pisándonos los talones?

Una mateoría es un disparate o una tontería divertida de las que suelta Mateo, uno de los protagonistas de Mateorías. Pero a lo largo de la novela la palabra adopta otros significados que el lector o lectora irá descubriendo. En cuanto a lo de la pandemia, no sé, habría que preguntarle a Mateo. Quizás diría que de esta crisis aprenderemos menos que de la anterior, porque las crisis son malas profesoras y nosotros peores alumnos.

 

¿De qué manera te ha influido Cracovia?

Ya he vivido más tiempo en Cracovia que en Barcelona, aunque aún menos que en Girona. Como muchos inmigrantes que se han ido de su país por trabajo, siempre consideraba esto una estancia temporal, un episodio de mi vida. Me decía que si alguna vez surgía una buena oportunidad en otro lugar, me marcharía, ¿por qué no? Pero últimamente pienso que estoy muy bien aquí: tengo un trabajo, tengo a mi pareja, tengo amigos y estoy muy a gusto en la ciudad. Con eso quiero decir que Cracovia es mi casa, aunque por desgracia mi familia y otras personas queridas no están aquí. En cuanto a influencia, ha sido tremenda, lógicamente, de hecho me cuesta cuantificarla. Todavía estoy aprendiendo la lengua polaca y cada día sigo explorando su rica cultura, por desgracia aún muy desconocida en el oeste de Europa. Además, aquí hice un Erasmus y tuve y tengo mucho contacto con gente de diferentes partes del mundo: Cracovia es una ciudad bastante multicultural y abierta.

 

«Quizás diría que de esta crisis aprenderemos menos que de la anterior, porque las crisis son malas profesoras y nosotros peores alumnos.

 

¿Cuánto hay de ti en los protagonistas?

Pues mucho, ¡me los inventé yo! Además, como la novela es autoficcional, el narrador-protagonista se parece mucho a mí: es catalán, es profesor de español en Cracovia, quiere ser escritor y, bueno, de hecho ya ha publicado un libro. Pero él ha publicado una novela que se titula Todas las almas y yo, una que se titula Mateorías. Y yo soy de Girona, pero esta palabra no aparece en el texto. Quiero decir que también hay muchas diferencias entre nosotros, o sea, mucha ficción. Pero ese embadurnar la realidad de ficción es lo que me divierte de la autoficción, tanto leyendo como escribiendo, y Mateorías está bien embarrada. Por eso el otro protagonista, Mateo, tiene muchas cosas de mí, pero también de otros profesores con los que he tenido el placer de trabajar. Y un buen porcentaje es mera imaginación,  claro. Como diría otro personaje de la novela, el profesor Adrian, Mateorías tiene un 57% de historia y un 64% de ficción.

 

¿Hay tanta distancia entre un catalán y un madrileño?

Portada de «Mateorías»

Pues yo creo que no, aunque es evidente que hay cierta distancia cultural y lingüística. Pero no es mayor que la que pueda haber entre un catalán y un andorrano o entre un catalán y un angolano. Nos parecemos todos mucho, demasiado, lo demás es política. Eso sí, esa política nos influye mucho. Yo en la novela quise caricaturizar los estereotipos de los catalanes y de los madrileños para construir una amistad que a mucha gente le podría parecer imposible o difícil, sobre todo durante los años del Procés, que es la época en la que está ambientada la novela.

 

¿Cómo crees que le ha afectado a España la fuga de cerebros que se ha producido desde la última crisis económica?

No te sabría decir, precisamente porque no estoy en España, aunque intento seguir las noticias y no quedar desconectado de la realidad del país. En general, creo que mi generación, la generación nacida en los años 80, está muy jodida, pero también la inmediatamente anterior y la posterior. Tener un trabajo decente es complicado, tener hijos es un riesgo y comprarse una casa, ciencia ficción de la de Stanisław Lem. Luego nuestros mayores nos dicen que no queremos madurar, que tenemos el síndrome de Peter Pan, etc. Y por un lado es verdad, eh, yo reivindico un estilo de vida menos serio, más relajado, más infantil, si quieres. Pero por otro lado las condiciones de vida imponen esa niñez permanente. Por lo que hace a la fuga de cerebros, se me ocurre un ejemplo práctico: mi hermana y yo, los únicos hijos de mis padres, vivimos en el extranjero. Ella, que es el verdadero cerebro fugado, está haciendo un doctorado en Inglaterra que en España quizás no podría hacer. Y a mí también me gustaría hacer un doctorado, pero entre la situación de la universidad y la de mi cerebro…

 

¿Cómo se encuentra el equilibrio entre la parodia y la reflexión sobre temas tan problemáticos en estos tiempos que corren?

El humor suele contener reflexión. Cuando yo parodio un género literario o un personaje, cuando satirizo un ambiente o una costumbre, estoy introduciendo una crítica, aunque no de forma explícita. Si te ríes, es porque estás más o menos de acuerdo con lo que se propone. Y si no, bueno, la verdad es que también puede ser que yo no haya tenido éxito con mi bromita. Por otro lado, nuestros tiempos son muy sensibles, es verdad, pero cualquier persona debería estar dispuesta a escuchar críticas y opiniones diferentes, aún más si decides escribir un texto, presentarte a las elecciones o hacer humor sobre un escenario. Yo asumo que no todos los lectores se reirán o disfrutarán con Mateorías. Aunque, claro, ya veremos cómo me lo tomaré…

Guillem González. Foto de Piotr Woźny

 

¿Cómo salvamos a la literatura de la crisis actual?

Uy, otra pregunta muy complicada. ¿Pero la literatura está en crisis? Lo que creo que está en crisis son los lectores, o sea, el poco interés que despierta la literatura. En ese sentido, imagino que habría que reivindicar la lectura en todos los ámbitos. En las escuelas se tendría que reforzar la enseñanza de la lectura atenta. Pero me parece que muchas veces el problema no son los hijos e hijas sino los padres y madres: bien porque trabajan demasiado, bien porque la lectura no tiene prestigio, tengo la sensación de que los adultos leen poco. Y además habría que visibilizar más la lectura: ¿por qué no vemos fotos de Messi leyendo?, ¿por qué no sabemos cuál es la novela favorita de Shakira? No sé, al final creo que la literatura tendrá que acostumbrarse a esta situación en que ya no es una forma de expresión artística muy influyente y prestigiosa.

 

«El humor suele contener reflexión. Cuando yo parodio un género literario o un personaje, cuando satirizo un ambiente o una costumbre, estoy introduciendo una crítica, aunque no de forma explícita»

 

¿Es una novela para volver a creer en el poder de la amistad?

Prefiero no imponer mi interpretación a quienes quieran leer Mateorías: ¡eso es peor que hacer un spoiler! Pero más allá del libro sí creo que deberíamos reivindicar la amistad y el compañerismo por encima del amor. Ya vale con el amor, ya tiene suficiente prestigio, ¿no? Además, el amor romántico es una fuerza individual, y nuestra sociedad ya es bastante individualista.

 

¿Por qué alguien debería aventurarse a leer Mateorías?

Creo que los temas, el enfoque y el escenario de la novela son actuales y diferentes y pueden resultar interesantes. ¡Vaya, al final estoy dando mi interpretación del libro! Además, quien se atreva a leerla quizás se ría. Pero no me gustaría dar la impresión de que Mateorías solo es una novela cómica, porque tiene momentos serios y momentos tristes. De hecho, según vaya leyendo, le propongo al lector que subraye las partes en las que llora de risa o de tristeza. Entonces, que me envíe por email sus reacciones emocionales y yo le diré si ha reaccionado bien o no. (Un apunte: este era uno de esos momentos en que había que reírse.)