Fotografías Beatriz Jericó

Se podría decir que Marta Rivera (Lugo, 1970) es una figura que despierta simpatías dentro de la política española. No es cosa menor en un ambiente tan cargado de polémicas y crispación. Licenciada en periodismo por Universidad Complutense, alcanzó el éxito como narradora desde sus primeras obras, cosechando galardones como el Premio Ateneo Joven de Sevilla de Novela o el finalista del Premio Planeta con “Tiempo de prodigios”. Asimismo, ha trabajado como editora y periodista, y su relación con todos los estamentos de la vida cultural española es realmente cercana y cordial.
En la última legislatura Marta Rivera ha sido Presidenta de la Comisión de Cultura del Congreso donde ha logrado que propuestas tan importantes como el conocido como Estatuto del Artista haya sido aprobado por unanimidad en el Congreso. Reconocida su valía y desempeño tanto dentro como fuera de su partido, sin duda Marta pasa por ser uno de los activos políticos más relevantes de Ciudadanos en donde es la máxima responsable del Área de Cultura.

 

Ver a una escritora de éxito inmersa en el mundo político no es muy habitual… ¿cuándo te empieza a interesar la política?

Yo era periodista y a mí la política me ha interesado desde siempre, lo que nunca pensé es que la fuera a ver y vivir desde este lado, pero interés siempre. Es más, creo que la política debería interesarnos a todos, hay que tener en cuenta que es lo que mueve un país… y si tienes un coche, estás obligado a que te interese la gasolina, no tienes más remedio.

 

Se podría decir que tu primera aparición de carácter público vinculada a la política fue cuando residiendo en Galicia te significaste en la defensa del idioma castellano…

Fíjate, yo eso nunca lo vi como un asunto político, para mí era algo estrictamente cultural y jamás lo quise convertir en una cuestión política. Yo no colaboraba con ningún partido ni estaba adscrita a ninguna organización. Fue un asunto de carácter personal y nada más.

 

Pero en ese momento los más nacionalistas te asociaron con el Partido Popular…

Bueno, me asocian ahí porque me quieren asociar. Yo iba sola, ninguna organización ni partido me respaldó. Ojo, que tampoco pedí el apoyo de nadie. Me atacaron por defender el uso del castellano en las instituciones públicas y en las manifestaciones culturales, y yo me defendí, nada más. Y nada menos.

Ganas el primer certamen literario con poco más de 20 años… ¿Te imaginabas décadas más tarde que estarías en el Congreso de los Diputados?

Jamás, nunca pensé en entrar en política, pero las cosas vienen cuando menos se esperan. Surgió la oportunidad, pero ni la deseaba ni pensaba en ello, sinceramente.

 

¿Te ves en política dentro de 10 años?

No, la verdad es que no, más bien me veo en mi casa escribiendo. Yo creo que en la política hay que entrar con billete de vuelta. Pienso que no hay que hacer de la política un medio de vida, ni una profesión. Lo dije el día que llegué. Me encanta este sitio… pero no me quiero jubilar en el Congreso.

 

“Pienso que no hay que hacer de la política un medio de vida. Lo dije el día que llegué; me encanta este sitio pero no me quiero jubilar en el Congreso”

 

¿Te acuerdas de tu primer día en el Congreso?

Sí, perfectamente… Fue muy emocionante. Yo no quise entrar en el hemiciclo hasta que entrara como diputada. Yo ya había estado como periodista, y habíamos llevado a cabo desde aquí un par de programas de radio, etc. pero como política no quise entrar hasta que fuera para jurar el cargo.

 

¿Te imaginabas así el mundo político por dentro?

No, es mejor de lo que imaginaba. Hay una parte muy bonita, lo relativo a la negociación, que a mí me encanta. Como, por ejemplo, cuando estábamos negociando el Estatuto del Artista, o la nueva Ley de Propiedad Intelectual y entrabamos en un despacho los representantes de todos los Grupos y decíamos “de aquí no salimos hasta que nos pongamos de acuerdo”; y pasar nueve horas discutiendo para lograr un consenso que sabíamos que era bueno para todos. Eduardo Maura (de Podemos) decía una frase que me gustaba mucho… “lo ideal es que salgamos todos de aquí razonablemente descontentos”

 

¿Qué es lo que más te ha sorprendido de los entresijos políticos?

Pues que es algo más digno y más respetable de lo que me imaginaba. Y que detrás del conflicto y de la bronca hay mucha gente con voluntad de entenderse, y hablo de todos los partidos. Y, en particular, en la Comisión de Cultura que he presidido me he encontrado con personas extraordinarias de los cuatro principales partidos que durante estos casi tres años han trabajado con absoluta lealtad en busca de unos objetivos comunes.

 

Si tuvieras que asociar la política a un género literario…

Yo diría que está cerca de la tragicomedia… Hay momentos cómicos, momentos duros… Para mí, lo peor es cuando te encuentras con un problema que te das cuenta que no tiene solución, que ni con la mejor voluntad lo puedes arreglar. Y también tiene toques de género de aventuras, ves cosas que parecen sacadas de una novela de indios y vaqueros.

 

“El mundo político es algo más digno y más respetable de lo que me imaginaba. Detrás del conflicto y de la bronca hay mucha gente con voluntad de entenderse, y hablo de todos los partidos”

 

Se podría decir que eres una de las figuras más respetadas de tu partido por parte de los otros partidos… ¿Piensas que tu proyección profesional en el ámbito cultural te ha servido para ganarte ese respeto?

Yo creo que el sector en el que me muevo se presta más a ese consenso y a ese respeto que nos tenemos todos. Es más fácil llegar a acuerdos en una Comisión de la Cultura siendo escritora que en ámbitos como Hacienda o Educación, donde todo es más espinoso. Y sí que es cierto que cuando vienes del sector puedes sacar unos galones en plan “no me digáis esto, que esto lo he vivido yo”. Sí, sin duda eso te ayuda. También tengo que decir que todos los portavoces de Cultura son gente extraordinaria y una de las cosas que más lamento es que ninguno de ellos repite en las listas al Congreso. Espero que podamos reeditar el modelo de la anterior comisión, que a mi modo de ver fue fantástico.

 

¿Y qué es más difícil, redactar un proyecto de ley o un capítulo de una novela?

Todo lo que sea parte de un cuerpo legal es lo más difícil, es una cosa que no solo te atañe a ti sino que afecta a mucha más gente. Cuando escribo un libro yo soy enteramente responsable, pero cuando hago cuerpo legal hay mucha más gente afectada. Primero tu Grupo responde de eso, y lo que es más importante, afecta a los ciudadanos, que son los que te pagan. Si yo escribo un libro y es muy malo, pues me lo comeré yo, no lo venderé y no me publicarán más. Pero si redactas una ley con agujeros, con una frase ambigua, etc. las consecuencias puede ser imprevisibles para todo un sector, y aquí lo hemos visto y padecido. Por ejemplo, los últimos días hemos estado trabajando en la reforma de la Propiedad Intelectual, y había partes realmente muy delicadas y una palabra ambigua te cambiaba todo el sentido del texto. Hay que tener muchísimo cuidado.

 

¿Cuál crees que es la medida más urgente en el ámbito cultural nacional?

Por desgracia no hay una sola… Ojalá se pudiera entrar por una vía y que solucionara la mayoría de los problemas. Yo creo que hay que trabajar en hacer un proyecto integral de cultura para todo el país, que sea ambicioso. Creo que la cultura tiene que pasar a ser de verdad un asunto de Estado. La Comisión de Cultura podría ser el reflejo del camino que hay que tomar, donde los cuatro principales partidos nacionales vayan de la mano en ese proyecto, al margen de quién ocupe el Ministerio de Cultura.

 

Una de las máximas preocupaciones en el ámbito de la Cultura es el pirateo. Visto desde fuera parece que ahora ese problema está golpeando muy duro al mundo editorial…

Bueno, a pesar del crecimiento de las plataformas audiovisuales las tasas de pirateo en películas y series siguen siendo altas, pero sobre todo son muy preocupantes y además podemos ver en clara ascendencia el pirateo en libros y en videojuegos. Los videojuegos es un sector que hay que cuidar especialmente. En estos momentos mueve más dinero que el cine y además España es un país de referencia como creador de videojuegos. La única ventaja es que las medidas antipiratería son las mismas para todos los sectores, no tienes que trabajar en hacer unas especiales para videojuegos o libros, sino que son medidas integrales. El primer problema que se debería abordar es la concienciación; ahora mismo hay unas generaciones que han desdramatizado el no respetar la Propiedad Intelectual. Personas que jamás en la vida se irían sin pagar de un bar y, sin embargo, no tienen empacho en bajarse libros, etc. Luego hay que trabajar en la legislación, y también poner de una vez los medios suficientes para llevar la lucha contra la piratería desde el ámbito administrativo. Yo no estoy pensando en llevarlo todo a los tribunales. Si hay medios para llevar esa lucha administrativa no hace falta judicializar la batalla contra la piratería.

El problema es muy profundo. Si yo detecto que mi libro esta pirateado y lo denuncio, puedo tener una primera respuesta en 3 o 4 meses y una resolución como un año y medio más tarde. Hay que tener en cuenta que los productos culturales tienen una fecha de caducidad muy corta. A mí me contó un productor de cine español muy importante que cuando estrenan una película ellos mismos hacen una copia pirata, de muy mala calidad y la cuelgan, para que las agencias de pirateo vean que esa película ya está pirateada y colgada y no se haga otra copia, todo ellos para ganar unos días. Eso no puede ser.

 

“No hay soluciones milagrosas para la Cultura. Yo creo que lo que en lo que hay que trabajar es en hacer un proyecto integral de cultura para todo el país, que sea ambicioso. Creo que la cultura tiene que pasar a ser un verdaderamente un asunto de estado”

 

¿De qué te sientes más orgullosa como presidenta de la Comisión de Cultura?

Quizás de la trasposición de la directiva europea que dio lugar a la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual. Creo que fue el trabajo más arduo de esta legislatura.

Por supuesto también lo estoy del conocido como Estatuto del Artista, aunque quien tiene que sentirse orgulloso de verdad es mi compañero Félix Álvarez que es quien más lo trabajó, yo sólo puse orden de las reuniones y fue fácil porque la actitud de todos fue muy buena. Estoy muy orgullosa porque ha sido muy bien recibido por parte de todo el sector y hemos demostrado que en una legislatura tan bronca como ésta se pudo llevar un texto a la Cámara y salir aprobado por unanimidad.

 

 ¿Crees que va a haber un antes y un después de la aprobación del Estatuto del Artista?

Yo pienso que sí. Incluso antes de comenzar a aplicar medidas concretas, proceso que va a ser muy lento porque este estatuto no es cuerpo legal, sino una serie de recomendaciones avaladas y apoyadas por el Congreso que el ministro entrante debería tener como una especie de libro de cabecera. Pero lo más importante que se ha conseguido desde el Congreso es que la excepción cultural sea un punto de partida, que se admita que hay un tipo de trabajo que precisa de unas condiciones especiales y de un reconocimiento especial. Eso antes no lo teníamos y es un paso muy trascendental para ese colectivo.

 

¿Se podría decir que tiene cierta base en el modelo francés?

Francia lo ha hecho hace mucho tiempo, y hay que tener en cuenta que en el tratamiento de la cultura Francia siempre ha sido un referente. Allí han conseguido hacer de la cultura un asunto que está fuera de toda duda, y que cuando haya que recortar en presupuestos no sea lo primero donde se mete la tijera. Está claro a la cultura hay que entenderla como generadora de satisfacción, de enriquecimiento personal, etc. pero no olvidemos que la cultura también tiene una inmensa capacidad de generar puestos de trabajo y dinero, una capacidad brutal como motor económico que a veces ignoramos. Yo puedo admitir que una persona me diga que no le gusta el cine, pero no quiero que me niegue la capacidad que tiene la industria audiovisual para generar empleos de calidad e impuestos que van a la caja común.

Hablando de Francia, la destrucción de la catedral parisina de Notre Dame ha provocado que muchas empresas de capital privado frances así como grandes fortunas familiares del pais vecino hayan anunciado cuantiosas donaciones para su reconstrucción. ¿Eso seria en España posible con la actual legislación sobre Mecenazgo?

La legislación actual española sobre mecenazgo es muy insegura desde el punto de vista jurídico. Las donaciones serían posibles, pero aquí sería complicado aplicar beneficios fiscales. Por eso Ciudadanos presentó e incluye entre sus propuestas de política cultural una ley que le da la vuelta a esa situación, pensada para estimular los patrocinios y mecenazgos culturales en cualquier circunstancia, no sólo en casos tan tristes de destrucción de símbolos del patrimonio cultural universal.

«La legislación española sobre mecenazgo es muy insegura jurídicamente. Por eso Ciudadanos incluye entre sus propuestas una ley para estimular los patrocinios y mecenazgos culturales»

 

¿Crees que la cultura esta monopolizada por la izquierda?

Desde que he llegado a Ciudadanos esto ha empezado a cambiar…. (sonríe)

 

¿Qué estás leyendo ahora?

Estoy a punto de terminar El baile del reloj, de Anne Tyler. Y tengo muchas ganas de leer La hija de la española, de Karina Sainz Borgo.

 

Recomiéndanos un autor español …

Recomendaría Martín Casariego. Creo que es un exponente muy paradigmático de la literatura española de finales del XX y principios del XXI.

 

Una novela que hubieras soñado con firmar…

Uff, muchísimas… Madame Bovary, La Regenta, por supuesto; Miau, de Galdós… Hay tantas…

Hablando de libros, hablemos del libro de Pedro Sánchez…

Ese libro me parece un disparate en todos los aspectos. Creo que es indigno que el presidente del Gobierno se haya metido en semejante berenjenal. Es todo un despropósito, desde lo del colchón, hasta las erratas… Por cierto, no entiendo cómo en un país como España, donde se edita muy bien y se evitan esas cosas, puedan presentar ese libro. Además, lo veo éticamente muy cogido por los pelos que el presidente del Gobierne escriba y publique un libro.

 

Cambiando de tema… eres muy activa en RRSS ¿Crees que las redes sociales han cambiado la forma de hacer política?

En mi opinión sí, lo ha cambiado. Las RRSS permiten darse a conocer a un político de una manera que hace una década era impensable. Te abren un cauce para explicarte que antes no tenías y, por el contrario, también pueden viralizar una equivocación absurda, una declaración hecha a una radio perdida de un pueblo puede ser titular durante muchos días…

 

Tienes fama de manejarte muy bien en ellas…

Bueno, quizá sí, pero quiero empezar a tomar distancia. Cada vez me gusta más Instagram y menos Twitter. Twitter se ha convertido en un lugar muy desagradable y áspero, donde se busca el conflicto por el conflicto continuamente.

 

Y para despedirnos… ¿un pronóstico para las elecciones?

Yo solo digo que a Ciudadanos le va a ir muy bien…