María José Barrera Márquez (Sevilla, 1974), Cofundadora del Colectivo de Prostitutas de Sevilla, es una mujer de la que aprender. Valiente, sincera y leal a su biografía y a los Derechos Humanos. Honesta y profundamente necesaria en un mundo cada vez más movido por los intereses espurios y por el poder. Hace 16 años que no ejerce el trabajo sexual, pero sigue siendo voz imprescindible en la defensa de las trabajadoras y los trabajadores sexuales. Sigue siendo, como diría ella, una puta feminista. Es un placer poder haber charlado con ella. Pasen y disfruten de este Encuentro por los Derechos Humanos. Tenemos que aprender mucho de (y con) las putas.

 

¿Cuál es la situación actual de las trabajadoras sexuales en España?

La situación de las compañeras que están ejerciendo la prostitución en diferentes espacios es complicada. Pero nosotras no tenemos información de todas las compañeras. Están pagando hospedaje y manutención aún estando en los clubs, y las compañeras que no están pagando porque no tienen dinero están acumulando esa deuda, lo que implica que cuando termine esta cuarentena por el COVID-19 nuestras compañeras pueden tener entre 1500 y 2500 euros de deuda; a otras compañeras las están echando a la calle como por ejemplo en el Club Paradise de la Jonquera, donde han hecho un ERTE para todos los trabajadores pero casualmente ninguna de esas personas que se acogen al ERTE es una trabajadora sexual; el resultado es que a más de 90 mujeres que estaban ejerciendo la prostitución las han dejado en la calle. A otras compañeras de Conil primero el dueño del club se encargaba de proporcionarles el hospedaje y la comida, hoy día se encarga el Ayuntamiento de Conil. Hay otros casos en los que los dueños de los clubs se han ido y han dejado a las mujeres allí sin comida, sin luz y sin nada.

Las compañeras que ejercen en pisos están pagando habitaciones y con miedo a que las echen el día que no tengan para pagarlo. Nosotras nos estamos encontrando con mujeres que no están pudiendo pagar los alquileres de los espacios donde están, mujeres que no tienen ni siquiera para comer y que tampoco tienen derecho en muchos territorios de España a recibir comida por parte de los servicios sociales en esta cuarentena, puesto que nuestras compañeras no cumplen con los requisitos que nos piden, en particular el padrón.

“Nos estamos encontrando con mujeres que no tienen ni siquiera para comer y que tampoco tienen derecho a recibir comida por parte de los servicios sociales en esta cuarentena”

 

¿Los Gobiernos se ocupan y se preocupan por las trabajadoras sexuales?

No. Lo único que se ha conseguido es, gracias a las compañeras de Mujeres de Gades, que no se hagan redadas en ningún club de la provincia de Cádiz.

 

¿Cuál es la realidad del feminismo y el trabajo sexual? ¿Se sienten representadas por el feminismo hegemónico?

Para nada. Nosotras no formamos parte de ese feminismo hegemónico, ni ellas forman parte del nuestro. Si ellas no te identifican como feminista, no puedes estar a su lado.  El feminismo hegemónico es el que está en todos los sitios de poder, en los Ayuntamientos y fuera de ellos. En Sevilla tenemos un Consejo de la Mujer con 66 asociaciones todas muy preocupadas por las trabajadoras sexuales pero todavía no sabemos qué ha ocurrido en los 8 clubs de aquí. En Sevilla se hacen unas declaraciones en los medios de comunicación y unas memorias maravillosas en las que dicen que han atenido a 1000, 2000 o 3000 mujeres prostituidas (usando su terminología) y sin embargo hoy día no están llamando por teléfono a estas mujeres a preguntarle qué necesidades tienen o cómo se encuentran.

“No formamos parte del feminismo hegemónico, ni ellas forman parte del nuestro porque si ellas no te identifican como feminista, no puedes estar a su lado”

¿Qué consecuencias tiene la penalización del trabajo sexual?

Muchas. Lo primero es que en España solo se penaliza el trabajo sexual en la calle, no en un club. El trabajo sexual solo se penaliza donde molestamos, donde quieren que seamos expulsadas. Nos penalizan a través de las ordenanzas municipales, a través de la ley mordaza… Las putas somos el colectivo que más multas tenemos con la ley mordaza y ni siquiera los colectivos anti represivos hablan de esas multas que nos atraviesan, y la violencia que estamos sufriendo por la ley mordaza tampoco se cuenta. Los datos que tenemos a través de un estudio del Grupo Antígona al respecto de las ordenanzas municipales es que en el mismo período de tiempo fueron multados 6.500 hombres frente a 64.000 mujeres. Después dicen que quieren multar al cliente, pero es un argumento falso: el único cliente que será multado será el que busque un servicio en la calle, no en un club.

 

¿Crees que se podrá llegar a algún punto en común con el movimiento abolicionista?

Yo creo que con las abolicionistas que no quieren escuchar no vamos a llegar a ningún acuerdo. Esperemos que sí lleguemos a algún acuerdo con las abolicionistas que sí quieren escuchar: por ejemplo Beatriz Gimeno dice que no está de acuerdo con las multas en contra de las putas, y ahora mismo la tenemos en el gobierno, a ella y a Irene Montero y a todas las de Unidas Podemos. Bueno, Unidas Podemos no, solo Podemos, que ya sabemos que las de Izquierda Unida son todas abolicionistas y de las que no saben escuchar.

¿Las ONGs abolicionistas se preocupan por vuestra realidad? ¿Os sentís seguras con su apoyo?

Yo no me siento segura con el apoyo que dan, pero esto no quiere decir que el personal que atiende no lo quiera hacer lo mejor posible. Simplemente, las cúpulas de esas ONGs tienen otros intereses y entonces van a ir donde pueden tener más beneficios. Tenemos que llegar a la protección real para las mujeres que son víctimas reales de trata, y tenemos que buscar alternativas laborales para las mujeres que quieren dejar de ejercer la prostitución, tenemos que ir en contra de la ley de mordaza, en contra de la ley de extranjería, y tenemos que luchar juntas para las que mujeres no se vean abocadas a ejercer la prostitución como única forma de tener ingresos en su casa. Así se reduce el número de mujeres que están ejerciendo la prostitución.

Si no pueden conseguir la abolición y realmente lo que quieren conseguir es que las compañeras vivan en mejor situación tienen que tener claro que las putas no necesitan que las salven. La sociedad tiene que saber que las ONGs abolicionistas en realidad no vienen a salvarnos: las ONGs abolicionistas son los servicios sociales privatizados y cuando los servicios se privatizan se venden al mejor postor. Las personas que ejercemos la prostitución somos para las ONGs abolicionistas un número que genera subvenciones.

 

“Tenemos que llegar a la protección real para las mujeres que son víctimas reales de trata, y tenemos que buscar alternativas laborales para las mujeres que quieren dejar de ejercer la prostitución”

¿Qué solicitan al estado español y a los organismos internacionales?

Reconocimiento de nuestros plenos derechos como trabajadoras. En época de pandemia pedimos una renta básica para todas las personas que están ejerciendo la prostitución. Pero nosotras siempre, con pandemia y sin pandemia, lucharemos por el reconocimiento de nuestros derechos como trabajadoras, porque eso es lo único que nos cubriría nuestros derechos sanitarios y sociales. Hoy día si alguna compañera de las que está ejerciendo en clubs nota síntomas de coronavirus posiblemente no va a ir al médico porque no tiene tarjeta sanitaria y tiene miedo de ser deportada. Las ONGs abolicionistas deberían entonces haber estado en los clubs informando a las compañeras de lo que se les venía encima. Y no lo han hecho. Aquí en Sevilla se hace una inyección de 350.000 euros en 2015 en el Plan Contra la Prostitución y se gastan más de 90.000 en campañas de sensibilización. Y así lo único que hacen es expulsar a las compañeras al extrarradio o echarlas en los brazos del trabajo a terceros. Los diferentes gobiernos lo único que quieren es quitar la prostitución de la calle porque molesta al turismo y la prostitución de los pisos porque molesta a sus votantes privilegiados. No han hecho nada por ninguna de las compañeras y nada van a seguir haciendo.

 

Parece que para cierto sector de la población las prostitutas son malas mujeres o mujeres de segunda categoría. ¿Qué les diría a estas personas que les niegan la existencia?

Que las putas tenemos derecho a tener derechos, como cualquier ciudadano. Nosotras no tenemos derechos y queremos el reconocimiento de nuestros derechos. Estamos castigadas por la sociedad, más que por lo piensan, por lo que se está generando ahora, por ejemplo que si venimos a romper el movimiento feminista. Y muchas compañeras están sufriendo el estigma de vecinos, de familia… Yo, por ejemplo, dejé de ejercer la prostitución hace 16 años y cuando voy a mi pueblo la gente gira la cabeza y dice “mira, ahí viene la puta”. Y hace 16 años que dejé de ejercer la prostitución. Aunque afortunadamente las redes de apoyo feministas de verdad están en los barrios obreros.

ONU SIDA, Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía o Amnistía Internacional se han opuesto al modelo abolicionista y han apostado por la despenalización, ¿por qué esto no es suficiente para que los estados actúen en consecuencia?

Necesitamos más estudios. Y creo que no hay estudios fuertes al respecto. Pero de todos modos el poder lo tienen otras ONGs, el poder es político. Si te posicionas con las putas, no te financian. Amnistía sí ha hecho un gran trabajo fuera de España, y nosotras creemos que esos estudios que han hecho fuera también los necesitamos aquí. En ese momento la sociedad dejaría de vernos como nos ve, que no creo que sea como malas mujeres ni como vulnerables, así nos ven los colectivos porque les interesa vernos así. Creo que la sociedad nos ve como unas guerreras, que es lo que somos, somos unas supervivientes porque estamos saliendo adelante pese a no tener nada que nos ampare.

 

“Las ONGs abolicionistas son los servicios sociales privatizados y cuando los servicios se privatizan se venden al mejor postor”

Un deseo que te gustaría ver cumplido

El reconocimiento de derechos para las personas que ejercen la prostitución.

Un mal a erradicar

La trata de todas las personas y en todos los casos.

Un derecho irrenunciable

La libertad