Fotografía: José María Puig Queralt

Festival Internacional de Jazz de Barbastro, sábado, son las 20:30 y afuera la lluvia cae en forma de tormenta que está de paso. Siempre llueve de esa forma en el verano del Somontano. Tormentas pasajeras. Sobre el escenario Perico Sambeat &Taller de Músics Ensemble. Todos jóvenes excepto el maestro, que peina canas y buen hacer. Saxo, trompeta, trombón, batería, saxo tenor, guitarra eléctrica, piano, contrabajo y la voz. Quizá debería usar las mayúsculas. Alba Morena sin otro instrumento que su voz nos heló la piel.

Ocupas tu butaca esperando sentir buen jazz. Es Perico Sambeat, te dices antes de acceder a la butaca. Este va a ser bueno. O eso esperas. Y lo es. Es extraordinariamente bueno. Pese a la juventud de quienes lucen de manera elegante sus deportivas. Juventud que siente, y te hace sentir, que sonríe y te hace cómplice. Que disfruta, mucho, sobre la madera. Y te dejas arrastrar.

Fotografia José María Puig Queralt

De sus instrumentos se destilan sonidos que emulan a Chick Corea, es pura delicia escuchar el piano de Colomar. O la guitarra de Imperial evocando sonidos de la mejor época de Pat Metheny. Cervera, Alcón, Durán, Tejero o Calduch, cada músico de este maravilloso ensemble desgrana con la nitidez del profesional las notas de los temas que interpretan. Perico Sambeat  aporta la madurez: dirige, coordina y acaba disfrutando, como uno más, de la fiesta del sonido. Esto es el Jazz. Sobre el escenario tenemos, tras los dos primero temas no te queda duda alguna, a las futuras figuras del jazz.

Y me queda LA VOZ.

La voz, que ensambla a la perfección con unos instrumentos dominados por unos músicos que crees demasiado jóvenes para lo que está a punto de suceder. Estás ante un jazz que impacta, casi golpea, por la calidad de su sonido.

La voz, que se une en sonido único al saxo tenor sacándote del auditorio. No son dos, es uno. Y de repente no son nueve, es uno. Y tú, qué escuchas, empiezas a preguntarte si son humanos. Tal es la sincronía. Armonía en su estado más puro. Ritmo en movimiento. Placer poco terrenal.

Si entendemos el jazz como el arte dentro de la música, lo que viví el sábado es mucho más que jazz.