Tras una temporada que se ha visto interrumpida por la crisis del COVID-19 en varias ocasiones, A Chorus Linese despidió el pasado domingo de Madrid y se prepara, ahora, para su traslado a la ciudad condal.

Protagonizada por Manuel Bandera, que le tomaba el relevo a Antonio Banderas, el musical pone sobre el escenario el proceso previo al que se enfrentan los artistas para poder llegar a formar parte de un elenco: las audiciones.

Zach, a quién da vida Bandera, es el director de castingencargado de seleccionar a ocho bailarines, que mostrarán sus grandes aptitudes e intentarán esconder sus carencias, al mismo tiempo que dejan entrever su pasado y sus miedos.

Sobre el proceso de hacer partícipe al público de los pasos anteriores a un estreno teatral, la complejidad de las audiciones y el futuro tras A Chorus Line hemos hablado con Manuel Bandera.

Para empezar, ahora acabáis de finalizar vuestra estancia en Madrid, ¿cómo has visto esta temporada con A Chorus Line?

Muy bien. Hemos tenido muchos problemas, como es normal por toda la pandemia, pero hemos salido adelante, hemos resistido y ha sido una temporada fantástica.

Ahora, con perspectiva, ¿ha cambiado en algo tu Zachdesde que lo pusiste en escena por primera vez?

Siempre va cambiando algo, aunque muy poco, la verdad. Porque ya desde los ensayos veníamos con un Zachbastante consistente, pero siempre algo va cambiando. Sin embargo, la esencia no cambia. Cambia la relación con algunos personajes de la fila, pero muy sutilmente, digámoslo así.

A Chorus Line es meta-teatro, pues desarrolla un proceso de audición. ¿Cómo es para vosotros, como actores, poner en escena algo por lo que pasáis con frecuencia?

En teoría es una ventaja, digamos, porque conocemos perfectamente todos los estados de ánimo que se pasan en esas situaciones para ponerlos en escena. Pero, es una sensación un poco extraña, pero, en realidad, todos conocemos y hemos pasado por esa experiencia. Sabemos lo que se siente, lo que se sufre y lo que se piensa. De hecho, toda la compañía, como acabamos el 29 de mayo en Barcelona, estamos pasando por esa situación ahora con otros musicales que se van a hacer el próximo año. Ese mundo de los bailarines y de los actores es así, todo el tiempo estás pasando por pruebas y por castings y ya la lo conocemos bien, es una ventaja. Después hay que ponerlo en práctica, encima del escenario, que tampoco es tan fácil.

¿Recuerdas personalmente alguna audición que fuese especialmente dura?

Todas las audiciones son duras. De bailarín, recuerdo algunas, pero hace ya tanto tiempo (ríe), en los años 80 y eran duras, pero éramos jóvenes y estábamos acostumbrados. Ahora, los castings de actor ya son más complicadas, porque estás solo frente al director de casting y tienes que sacar adelante una escena y es un trabajo de cinco minutos. Son muy duras, no recuerdo uno más duro que otro.

Algo que me sorprendió mucho cuando fui a veros es el poco tiempo que pasa en el escenario. ¿Qué supone llevar la función a través de la voz?

Para mí es un trabajo muy interesante porque me parece que se puede transmitir mucho con la voz. Al mismo tiempo es complicado, pero es muy interesante. Recuerdo que para mí siempre fue un hándicap mi voz y mi acento cuando empezaba en esta profesión. Hasta que no empecé a hacer teatro, digámoslo así, no empecé a trabajar mi voz como la tiene que ejercitar un actor, entonces ha sido ir trabajándola poquito a poco durante toda mi carrera. Y después de tanto tiempo que llevo en esta profesión me parece muy interesante trabajar solo con mi voz y que me estén solo oyendo, que no me estén viendo. Está siendo apasionante.

Al estar situado al final del pario de butacas puedes ver a todo el público, ¿has podido ver algo destacable?

Una cosa muy graciosa que pasó fue que un señor se levantó para ir al baño, supongo, y en lugar de salir por la puerta del teatro, abrió una cortinilla que yo tengo y nos pegamos los dos un susto tremendo. Abrió la cortinilla y saltamos los dos del susto.

Si dependiese de ti y no de Zach ¿cogerías a los mismos cuatro chicas y chicos para el coro?

Qué difícil es contestar a esta pregunta. Porque Zach tiene razones como para coger a esos cuatro chicos y chicas y no sé si cogería a otros diferentes. Ya es darle vueltas a una función que es maravillosa y que es impecable y no habría que tocarle una coma, pero la vuelta de tuerca que yo le daría es que cada día cogiese a ocho diferentes. Tener la libertad de escoger cada día a los que yo quisiera, como si fuese de verdad. Y eso pondría a mis compañeros de la fila en una tensión tremenda. Pero, vamos a dejarlo como está, que Michael Bennet fue un creador maravilloso y no se le puede tocar nada. Al estar entre el público veo la función todas las noches y es impecable.

Y ahora que A Chorus Line termina, ¿qué te depara el futuro? ¿qué hay después de Zach?

No lo sé, el futuro es incierto, como siempre en esta profesión (ríe). En julio y agosto, para entretenerme y divertirme, me voy a Torremolinos, como el año pasado, a un tablao a hacer un espectáculo que se llama Bambinopor Bandera, que he hecho durante un par de veranos por la zona. Este año será en la taberna flamenca Pepe López y ahora estoy cambiando el repertorio para poder ir en junio a ensayar.

Tras bajar el telón el pasado 17 de abril, A Chorus Line se estrenará en Barcelona el próximo 23 del mismo mes en el Teatre Tívoli, donde permanecerá hasta el 22 de mayo