Fotografía Alberto Ortego

Fueron cuatro días de directos con un repertorio de lo más variado, donde todo el mundo podía encontrar algo de su gusto. Decía Javier Arnaiz, director de Mad Cool Festival, en una reciente entrevista con The Citizen, que todo el mundo lleva un seleccionador y un organizador de festival dentro. Las críticas habían estado muy presentes en las anteriores ediciones. Sin embargo, en esta ocasión fue diferente. 186 mil personas acudieron entre el 10 y el 13 de julio a la ampliación de Ifema en Valdebebas para disfrutar de la música del Mad Cool Festival. Y sus expectativas se cumplieron.

«La dirección demostró mucha inteligencia al organizar una fiesta de bienvenida previa a los tres días de festival, encabezada por la figura musical más atrayente del momento en España como es Rosalía»

La dirección demostró mucha inteligencia al organizar una fiesta de bienvenida previa a los tres días de festival, encabezada por la figura musical más atrayente del momento en España. Rosalía era la estrella del miércoles, la persona que debía dar el pistoletazo de salida y hacer que todo empezara con buen pie. Se trataba de una apuesta segura. La artista catalana, en estado de gracia desde hace meses, encandiló al público con sus temas más conocidos durante una hora que se hizo corta. Se podía reconocer la fascinación de la gente por ella en el respeto y la religiosa atención con la que parecían estar escuchando el concierto. Era la sensación de estar viviendo algo grande.

Fotografía Andrés Iglesias

Tras una previa que dejaba el listón muy arriba, el jueves aspiraba a estar como mínimo a la altura del día anterior. La jornada comenzaba con uno de los momentos más inesperados del festival. La artista australiana de 24 años Tash Sultana encandiló al público con su capacidad de interpretar múltiples instrumentos durante un mismo tema. Voz, guitarra, armónica, pedales… Todo parecía salir del interior de la propia Sultana con la naturalidad de una artista veterana. Sus movimientos en el escenario, propios de Pete Townshend y Jimi Hendrix, junto a la estética sesentera que le acompañaba en el escenario, hizo que (salvando las innegables distancias) más de uno se sintiera en Woodstock durante unos instantes.

«Iggy Pop, a sus 72 años, demostró que el rock n roll no es una cuestión de juventud como hacía pensar Sid Vicious»

Sin embargo, el interés de la tarde residía en el posterior bloque de casi siete horas de directos: Iggy Pop, Bon Iver, Noel Gallagher, Vampire Weekend y Chemical Brothers eran los encargados de hacer que los diarios del día siguiente llevaran el festival en sus portadas. No defraudaron. Iggy Pop, a sus 72 años, demostró que el rock n roll no es una cuestión de juventud como hacía pensar Sid Vicious. El músico de Michigan, en un buen aparente estado de forma, apostó por cantar sus dos temas más conocidos, “Lust for Life” y “The Passenger”, en los primeros 20 minutos de concierto. El público supo agradecer el gesto entonando a voz en grito los coros de estos dos himnos del rock.

Fotografía Alberto Ortega

Según terminó el concierto, una masa de personas fue corriendo a ocupar las primeras filas del escenario donde a continuación tocaba Bon Iver. Ese cóctel de vigor y calma en la manera de cantar de Justin Vernon nos conmovió a los que tuvimos el privilegio de escucharle. “Skinny Love” y “Holocene” fueron el clímax de una actuación en la se certificaba su derecho a ser tratado con la seriedad de uno de los mejores artistas del panorama internacional.

Por su parte, el de Noel Gallagher estaba llamado a ser uno de los conciertos del día. Pero el artista de Manchester y ex-miembro de Oasis descolocó un poco a los fans con el repertorio de temas. Los primeros 45 minutos de concierto estuvieron dedicados al último álbum de su grupo The High Flying Birds, cuyas canciones sonaban algo desconocidas a los asistentes. Al final, Gallagher cumplió ofreciendo versiones en acústico de tres temas de Oasis y uno de The Beatles: “Wonderwall”, “Don’t Look Back in Anger”, “Stop Crying Your Heart Out” y “All You Need Is Love”. Un final a la altura de su figura.

«El de Noel Gallagher estaba llamado a ser uno de los conciertos del día. Pero el artista de Manchester y ex-miembro de Oasis descolocó un poco a los fans con el repertorio de temas»

El sol se había puesto ya en Madrid cuando le tocó el turno a Vampire Weekend. El sonido de los neoyorquinos estuvo acompañado por un trepidante espectáculo, aunque el tono indie de la banda se antojó demasiado descafeinado para lo tarde que era. No obstante, todos los asistentes botaron, móviles en mano, durante “A-Punk”. Chemical Brothers fueron los encargados de cerrar la jornada con un repertorio de temas electrónicos.

Fotografía Andrés Iglesias

El viernes destacó por la actuación de dos grupos españoles, con evidentes diferencias en estilo y popularidad. Vetusta Morla hacía parada en el Mad Cool como parte de una gira que lleva más de un año recorriendo el mundo hispanohablante. El grupo de Tres Cantos bordó el concierto, tocando temas nuevos y viejos, con el público en la mano desde el principio. Nadie conectó mejor con los asistentes en todo el festival. Su cantante, Pucho, se permitió el lujo de bajar del escenario para mezclarse entre la gente mientras continuaba el concierto. La fascinación por Vetusta Morla en el panorama musical español es un fenómeno que lleva más de una década en auge. Cuando llegaba al final, el cantante reprochó la poca presencia española en el festival a los directores del mismo.

Por otro lado, Cariño, el trío liderado por tres jóvenes españolas, era la otra actuación nacional del día. En un escenario más íntimo estas chicas tocaron durante una hora ante un público que parecía conocer de memoria todo el repertorio. Su sonido pop con tintes ochenteros tuvo buena acogida.

Fotografía Andrés Iglesias

El último día del Mad Cool contaba con su baza más importante. La legendaria banda británica The Cure contaba con 2 horas de concierto para dejar huella en todos los asistentes. Fue un concierto de menos a más, con un bis memorable donde canciones como “Friday I’m in Love” y “Boys Don’t Cry” pusieron la piel de gallina a los miles de fans presentes. Su líder, Robert Smith, demostró mantener la misma voz de siempre, y en general el grupo interpretó todos los temas con la profesionalidad digna de unos mitos del rock.

«El último día del Mad Cool contaba con su baza más importante. La legendaria banda británica The Cure contaba con 2 horas de concierto para dejar huella en todos los asistentes»

Antes que ellos había tocado Prophets of Rage, el supergrupo estadounidense de “rap rock”. Más allá de la puesta en escena y su apuesta reivindicativa, la banda ofreció una de las mejores interpretaciones del festival. Su sonido, duro y auténtico, despertó la nostalgia de los fans del rap de los años 90. El punto y final del festival lo puso Years & Years, una banda británica de pop electrónico. Su líder y cantante, Olly Allexander, mantuvo atentos a los últimos asistentes del día alternando canciones y una comunicación muy activa con el público. La gente pudo irse a casa con buen sabor de boca y el ritmo en el cuerpo.

De esta manera se cerraba la cuarta edición de Mad Cool Festival. Cuatro días de directos memorables con algunas de las figuras más importantes del panorama internacional en escena. Su música eclipsó cualquier otro evento que pudiera haber suscitado críticas. Debería ser siempre así.

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Nací en Madrid en 1994. Desde entonces he podido visitar unos cuantos rincones del planeta y confirmar que existen muchos mundos. Vivo en constante aprendizaje, compaginando el periodismo con la realización de documentales y la fotografía. El resto del tiempo intento invertirlo en hacer más cosas que me gusten. Comprometido con el medio ambiente y los derechos humanos, disfruto con la música, los libros y el deporte.