Cuentan los clásicos que la guerra saca lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros. Pues entonces Audiard ha trasladado el campo de batalla al Oregón de mediados del XIX, porque en su vamos a conocer lo mejor y lo peor del género humano reflejado en Charlie y Eli. Se supone que “Los hermanos Sisters” es un western, y lo es de una manera grasienta y antipática, pero también es una comedia, y un drama, y una de aventuras, y una road movie, y una película de amor (amor entre hermanos, pero amor al fin y al cabo). Es el cine, y es la vida, con todos los blancos y los negros pero sobre todo una inmensa e intensa gama de grises (la escena con los dos cazadores y los dos perseguidos junto al fuego merecería por sí un reseña completa).
Porque “Los hermanos Sisters” es una película diferente, por no decir única. Es un western, pero no lo has visto antes. Trastoca los cánones del western, pero no de una manera burda o fácil. Audiard busca el más allá de la violencia, trabaja sobre la posibilidad de un mundo mejor, de como en la lucha de dos concepciones vitales, todavía hay esperanza, con un cepillo de dientes como icono o tótem de la esperanza en el progreso. Los cuatro protagonistas del filme de Audiard son frágiles, hablan mucho, sueñan, se rompen. Y el futuro les está atropellando.
Habría que hablar de la gran dirección de Audiard, de las magníficas interpretaciones de John C. Reilly y de Joaquin Phoenix, de la estupenda fotografía, de como se han filmado los tiroteos, del significado de la película, de la reinterpretación de un western, etc. Pero no se engañen, todo eso está muy bien pero lo importante de “Los hermanos Sister” es que es divertida, emotiva, y engancha. Engancha mucho. Es una película que incomoda, pero que fascina.
Dicen que es la mejor película que se ha estrenado en España en lo que llevamos de año. Dicen.