Graziella Moreno es jueza de profesión, pero ella siempre quiso estudiar Periodismo. Graziella siempre ha escrito, aunque no publicase nada hasta 2015, cuando presentó su primera novela “Juegos de maldad”. La escritora ya está preparando nuevas tramas, entre ellas, una que tiene que ver con un tema tan de actualidad como son las desapariciones.

 

Eres jueza y escritora. ¿Cómo surge la idea de escribir y cómo lo compaginas?

Mi idea de escribir viene de siempre. De hecho, yo realmente lo que quería es estudiar Periodismo, pero en ese momento por problemas burocráticos no pude inscribirme en la facultad. Eso me llevó a comenzar la carrera de Derecho y me gustó. Paralelamente yo seguía escribiendo, aunque no me dedicara todavía profesionalmente. No fue hasta el año 2015 que publique mi primera obra, “Juegos de Maldad”.

¿No pensaste en estudiar Periodismo después de acabar la carrera de Derecho?

No, porque ya habían pasado cinco años. No me atraía ejercer de abogada, así que empecé a opositar, pero no para juez, sino para funcionaria, lo que antes se denominaba agente judicial y poco después oficial y aprobé las dos  oposiciones. Más tarde empecé a estudiar para judicatura y empecé a trabajar como juez en el año 2002.

Por tu profesión, ¿crees que entiendes mejor la mente criminal?

Realmente la mente del criminal en sí no me interesa demasiado. En un juzgado tratas con personas a las que les suceden determinadas cosas, ya sea como víctimas o como autores. La mayor parte de los casos que tenemos en el juzgado tienen su causa en problemas sociales que derivan en la comisión de delitos. Lo que a mí me interesa es el por qué la gente actúa de determinada manera y es lo que principalmente intento reflejar en mis novelas.

“El sistema español es totalmente distinto al anglosajón. Aquí quien instruye es el juez  y la policía investiga, mientras que en el sistema anglosajón la tarea instructora corresponde a la fiscalía”

Da la sensación que una de las motivaciones de escribir “Juegos de maldad” y “Flor seca era romper con los estereotipos del sistema judicial. ¿Crees que la televisión y las películas hacen daño a la forma de como entendemos la justicia en España?

Yo creo que sí, porque todas las películas y series se inspiran fundamentalmente en el sistema americano. De hecho, creo que hubo una serie española, ahora no recuerdo el nombre, en la que aparecía un juzgado, y la juez contrataba a las personas que trabajaban allí y eso no tiene nada que ver con la realidad. El sistema español es totalmente distinto al anglosajón. Aquí quien instruye es el juez  y la policía investiga, mientras que en el sistema anglosajón la tarea instructora corresponde a la fiscalía. La imagen del juez como si fuera una especie de Hércules Poirot que va por ahí investigando tampoco es real. Mi idea con estos libros era explicar quién es el juez y cuál es su función, quién es el fiscal, qué hacen los forenses, los policías, etc.

¿Crees que la línea que separa el bien del mal a veces es tan delgada que la vamos bordeando sin apenas darnos cuenta?

Sí. En la tercera novela que continúa “Juegos de maldad”, que es “Flor seca” trato el tema de la corrupción. Hay ocasiones en que la gente acepta regalos porque considera que ciertas conductas no están mal, pero es un arma de doble filo, sin darte cuenta te va llevando a entrar en la corrupción. El que corrompe intenta buscar a personas que se dejen comprar, y a veces con regalos sin más trascendencia como puede ser una caja de vino, pero ello puede suponer entrar en una cadena de favores de la que luego no puedes salir.

¿Flor seca” tendrá continuación?

Sí, en principio sí. No inmediatamente porque ahora estoy con otras cosas, pero en el final de la anterior novela, se puede ver que quedan cosas pendientes, no en cuanto a la historia principal, pero sí en cuanto a ciertos personajes.

Durante años la novela negra ha sido menospreciada y vilipendiada, teniendo en general una cierta mala prensa. Ahora quizás se ha popularizado en el sentido de que con tramas muy interesantes ha incorporado tintes más sociales”

¿Por qué crees que, a día de hoy, el género de la novela negra gusta y vende tanto? ¿Crees que nos fascina la parte más oscura del ser humano?

Yo creo que influyen bastantes variables. Durante años la novela negra ha sido menospreciada y vilipendiada, teniendo en general una cierta mala prensa. Ahora quizás se ha popularizado en el sentido de que con tramas muy interesantes ha incorporado tintes más sociales, haciendo referencia a lo que está sucediendo en nuestra sociedad. Eso gusta, porque la gente quiere ver tramas reales. Las personas que pueden verse implicadas en un hecho delictivo, son seres normales con circunstancias muy diversas. Yo creo que ahora la novela negra ha cambiado, aunque también sigue existiendo la clásica novela del policía drogadicto, alcohólico y problemática. Pero yo creo que ahora el lector busca algo más, quiere que le hagan pensar un poco, que le hagan reflexionar con una trama más completa, y quizás más compleja.

Es una frase hecha y muy manida, pero debido a tu trabajo de jueza, ¿dirías que la realidad supera a la ficción?

Realmente yo invento muy poco para mis novelas. Puedo crear unos ciertos personajes, pero no estoy explicando nada extraordinario. De hecho, a veces cuando escribo, hay algunos lectores que me comentan que determinados hechos no parecen reales, pero lo son.  Yo veo cosas cada día que hacemos los seres humanos que son alucinante. Y es que realmente somos capaces de cosas bestiales.

Las novelas que escribes, ¿se basan en casos reales?

En principio sí. Por ejemplo, “Juegos de maldad” esta inspirado en hechos reales. Son dos casos que yo llevé además como juez instructora. Uno es el caso de un niño que apareció con el cuello cortado una noche y también se basa en un tema de tráfico de drogas que, por desgracia, es bastante habitual. “Flor seca”, que trata la corrupción, también se basa en hechos reales. En “El bosque de los inocentes” hablo del tema de la pederastia y la pornografía infantil, un delito muy frecuente.

¿Nunca has tenido problemas por basar los libros en casos reales?

No, ya que adviertes que se trata de una trama inspirada en hechos reales, pero en ningún caso estás hablando del caso en concreto. Hasta la fecha, creo que esto es suficiente para que el lector entienda que esto es ficción.

“Lo que más duele es el robo de la inocencia, en particular en aquéllos delitos en que son víctimas de hechos que marcarán su infancia y su adolescencia”

¿Qué casos son los que te remueven más por dentro en tu trabajo como jueza?

Depende. Quizás cuando hay niños. Los niños no se pueden defender. Los adultos, en determinadas circunstancias, sí podemos, pero los niños no. Además, lo que más duele es el robo de la inocencia, en particular en aquéllos delitos en que son víctimas de hechos que marcarán su infancia y adolescencia.

¿Cuál es la cara más oscura del ser humano?

Creo que todos tenemos una cara oscura. Nadie es enteramente ni bueno ni completamente malo, y en ocasiones puedes hacer daño a los demás por una mala palabra, una crítica o un comentario. Todos somos capaces de lo mejor y de lo peor, y quién sabe si un día no llegaremos a traspasar las fronteras que ni uno mismo pensaba que podía llegar a hacerlo.

¿Qué debería cambiar en la justicia? Últimamente ha habido mucho revuelo con algunos casos. Por ejemplo, con lo que es agresión o es violación…

En primer lugar, tenemos una falta de medios enorme. Hay solamente unos 5.000 jueces en toda España, aunque parezca mentira, y fiscales un poco más de 2.000 en un país de cerca de 50 millones de habitantes. La ratio por habitante está clara que es insuficiente. No se llega a abarcar todos los casos ni se puede prestar la atención que se debería, y por supuesto tampoco trabajar sobre la prevención. Esto es consecuencia de que el presupuesto destinado a la justicia es insuficiente. Da la sensación de que la Justicia es como siempre la hermanita pobre. Por otro lado, hay que hacer cambios legislativos en el Código Penal porque se tiene que adaptar a la sociedad en la que vivimos ya que los delincuentes van por delante de las reformas.. Yo creo que el Código Penal debe modificarse cada cierto tiempo desde el punto de vista social, y no desde el punto de vista de la ideología política del partido de turno.

“Creo que el Código Penal debe modificarse cada cierto tiempo desde el punto de vista social, y no desde el punto de vista de la ideología política del partido de turno”

¿Qué escritores son los que te fascinan?

Muchos. La lista es interminable, pero diría que el maestro, por como escribe y por como dice las cosas, es Stephen King porque sus novelas tienen muchísimo fondo. No se basan en el terror exclusivamente. Por eso son tan complicadas de llevar a la pantalla, porque tienen un contenido, una densidad, que en la gran pantalla es muy difícil de reflejar. También destacaría a Raymond Chadler. Pero me gusta leer todos los géneros. Me gusta leer historias que me lleguen, si están bien escritas sin importar el género.

¿Te ves escribiendo otro tipo de género que no sea novela negra?

Sí, por supuesto. Ahora mismo, las tramas que tengo en la cabeza no tienen nada que ver con el género. Una de ellas es la historia de una mujer en los años 60 en Barcelona, que no es negra.

¿Hay algún hecho de la actualidad que te gustaría novelar?

Hum…. no lo sé. Dicen que tal y como está el panorama político da para muchas novelas (se ríe). La verdad es que hay hechos que ves interesantes y ello motiva que escribas un artículo e incluso que después sean la trama de una novela.

¿Qué es lo más duro de ser escritor?

Para mí escribir es un dolor y un placer. Dolor en el sentido de que quieres volcar en el papel lo que quieres expresar para  que llegue al lector. Y eso es duro y difícil, porque significa corregir, repetir, borrar, volver a escribir…y, por otro lado, es un inmenso placer cuando consigues acabar la trama, llegas al lector y éste te dice que le ha gustado o no. Ese feedback hace que valga la pena todo el sufrimiento. Lo peor es buscar tu hueco en el mercado. Los autores más conocidos tienen más publicidad y eso lo pone difícil para los demás. Además a las editoriales les cuesta arriesgarse por los autores o descubrir nuevos escritores.  

Para los que no somos tan conocidos supone mucho esfuerzo. Hay que hacer mucha promoción además de compaginarlo con tu trabajo y con la escritura.

¿Se puede vivir exclusivamente de escribir?

En mi caso no. Hay quien vive de escribir, pero es algo muy difícil, porque además puedes vender millones de ejemplares con una novela y tus siguientes obras pueden no gustar al público. Ello obliga a muchos escritores a colaborar en medios o a tener otra actividad para subsistir. A ello debe añadirse que el índice de lectores en España es bastante bajo. Se nota en las presentaciones en las que la media de edad va de treinta años para arriba. Cuesta  que las nuevas generaciones se enganchen a la lectura.