No soy cinéfila y aquí me tienes, hablando de cine. Quizá la ignorancia es muy atrevida en mi caso o quizá la película me sobrecoge. Tal vez las dos cosas.
El caso es que aquí me tienes hablando de cine.
«El caso es que aquí me tienes hablando de cine»
Cuando vives un pueblo, o ciudad pequeña, no se me enfaden ahora mis vecinos, la programación de cine es la que hay. No eliges, simplemente decides si vas a o no vas. Hay una o dos películas cada fin de semana, y los jueves, uno sí y uno no, está nuestro Cine Club, una pase a las 10.00 PM de aquellas películas que difícilmente llegarían a una población como Barbastro de no ser por el área de cultura del ayuntamiento.
Y al cine club, vamos.
Este jueves, tocaba El insulto, una dirigida por el libanés Ziad Doueiri, que pone al espectador ante la tesitura de decidir, o por lo menos pensar más despacio y con menos prejuicios el conflicto palestino.
Un insulto, doblado al español como “capullo de mierda” desencadena el conflicto entre un cristiano libanés y un palestino.
«Un insulto, doblado al español como “capullo de mierda” desencadena el conflicto entre un cristiano libanés y un palestino»
La cosa es sencilla. Se restaura un barrio pobre de Beirut, ya se sabe, el político de turno quiere la foto, una Beirut moderna pero destrozada por las guerras. Una Beirut que acogió a palestinos. Una Beirut que recibe discursos que mueven y convencen masas. Una Beirut con critianos, una Beirut con palestinos.
Una Beirut que tiene un canalón capaz de desatar una guerra. Cómo lees. No exagero. El dichoso canalón enfrenta bandos.
Y es que el canalón que hay que retocas pertenece a Tony Hanna (interpretado por Adel Karam), un libanés cristiano que idolatra a un líder político. Cree en él. Cree en sus discursos manipuladores. Y el encargado de la cuadrilla de mantenimiento es un palestino, Yasser Abdallah Salameh (interpretado por Kamel El Basha), quién cansado de las quejas de Tony, y cansado también del conflicto palestino, le espeta: “Capullo de mierda”
A partir de ahí la peli fluye. Tony quiere que Yasser le pida perdón, Yasser cree que el lleva razón y se desencadena el caos.
«Ziad Doueiri, con enorme acierto, plantea la disputa de manos a más»
Ziad Doueiri, con enorme acierto, plantea la disputa de manos a más. Parte del insulto, pasa por la agresión física y acaba en juicio y en dos etnias de Beirut enfrentadas en la calle.
Todos nos hemos parado pensar alguna vez en Palestina. Todos hemos sentido rabia en nuestras entrañas. Todos hemos tomado partido. Pero “El insulto” le da al espectador algo que las noticias y los medios no le dan.
«El insulto te da las dos caras de la moneda»
El insulto te da las dos caras de la moneda. Las dos caras del LP, la A, más conocida, y la B. Que ahí está, aunque nos la cuenten menos.
Ziad Doueiri te la cuenta. Curioso que pese al enfrentamiento generado por motivos religiosos en las calles, la película huya de manera de la violencia. Es el juicio el pilar de este film. Es el juicio el que da una necesaria vuelta a la tuerca. Un juicio, voy a destacar aquí las soberbia interpretación de cada uno de los actores, en el que espectador es visitante intrínseco, forma parte de…
Y acabas la película con una visión más reflexiva.
«Un insulto, capullo de mierda, enfrenta a dos etnias en una reacción esperada como inesperada»
Un insulto, capullo de mierda, enfrenta a dos etnias en una reacción esperada (se veía venir) como inesperada (solo le dice capullo de mierda en un momento de ira). Y ahí está la magia del buen cine. En ese insulto que te acaba contando una gran historia.
Yo no soy cinéfila, ni pretendo pasar por entendida del cine, pero si quiero recomendar una película que puede hacer entender el mundo de otra forma para hacer las cosas un poquito mejor.