FOTOGRAFÍA: @mariacanelaa98
En The Citizen hemos tenido la oportunidad de cruzar palabras con Ana Guerra. Nos ha presentado su proyecto más especial, con el que la canaria se presenta al mundo, se abre como nunca y deja al descubierto sus emociones, miedos y pensamientos. La artista se deja llevar con este íntimo trabajo que contiene doce canciones, ha tomado las riendas y ha dejado que esta vez, mande su corazón. Ha nacido un álbum lleno de verdad, un “salto al vacío”, que le está trayendo muchas alegrías. Así nos presenta la cantautora “La luz del martes”, su nueva etapa.
¿En qué etapa cree que se encuentra actualmente a nivel musical?
No sabría definirlo, estoy como resurgiendo. Creo que he conseguido buscar mi identidad y mi esencia que era algo que me costaba un montón. Al final, me he tirado a la piscina para componer y es lo que entonces ha salido, mi esencia. Es tu verdad. Estoy súper contenta porque he sentido una calma enorme, me he encontrado. Estoy investigando y me encuentro muy ilusionada, con más ganas de aprender que nunca. Con más ganas de tocar el piano que nunca… estoy como una niña con un caramelo.
Después de su salto a la fama hace cuatro años, ¿cómo recuerda la primera vez que la reconocieron por la calle?
Claro, a mi me decían ¿perdona? Entonces, yo pensaba que me iban a pedir una dirección de un sitio o algo, pensaba que necesitaban fuego o si tenía hora… me pasaba eso y me preguntaban si yo era quien parecía ser. Yo tardaba como dos segundos en pensar, ¿de qué te conozco? Intentaba ubicarles pero luego, ya decía sí, vale soy yo.
¿Cuál es su primer recuerdo de querer dedicarse a la música? ¿Ha sido siempre su plan A?
Es verdad que me gusta muchísimo la enfermería y la psicología. No estudié enfermería porque no pude pagarme una privada y no me daba la nota de la PAU. Al final, no entiendo lo de la nota porque si alguien tiene un don y una vocación, déjale. Recuerdo, que mis padres se compraron un karaoke y ellos cenaban primeros y yo después. Entonces, entre que yo cenaba y ellos cenaban a lo mejor habían treinta minutos. Yo cogía el karaoke y cantaba, mis padres se quedaron como “Ala, la niña canta”. A raíz de ahí, tachán.. por culpa de un karaoke.
¿Cómo utiliza las redes sociales?
Lo tengo bastante claro, los posts de Instagram siempre intento que sean súper profesionales, siempre de trabajo. Si tengo firmas, conciertos, fotos… eso siempre intento que sea así. Las historias de Instagram las uso un poco para contar mi día a día, algo más personal. Twitter es como la mezcla de los dos, hago todo. Me gusta mucho hacer encuestas por Twitter, preguntas y respuestas… con Twitter tengo un contacto más directo con la gente que me sigue. Luego, si subo un post no miro tanto los comentarios o reacciones.
¿Qué tal está siendo el recibimiento de “La luz del martes?
Pues no puede ir mejor, la verdad. Estoy súper contenta, está agotado en la FNAC de Madrid, Málaga… se agotaron también las reservas firmadas, todo esto antes de que saliera. También se agotaron las entradas de Madrid que eran dos mil. Fue todo muy fuerte y la gente no sabía lo que iba a escuchar. Y ayer me enteré que el total de canciones del disco ya suman el millón. O sea, es muy emocionante.
¿Qué significa ese título?
“La luz del martes” significa a parte de que todo esto me pasa un martes, un 13 de octubre que fue cuando decido cambiar mi rumbo y luchar por esa identidad. No saqué un disco que ya tenía hecho. Entonces, me reuní con la compañía y les conté todo esto. Pero, a parte, también viene porque la primera canción del disco dice esta frase, que no fue hecha a propósito lo del martes. Podría haber sido otro día, pero justamente pasó un martes. Cerré un ciclo y hice una conexión de todo. “La luz del martes”, significa cuando de repente tienes una revelación, pasa poco pero cuando pasa, estás conectada contigo misma y esa luz de ilumina las sombras. O sea, se te quita el miedo, la inseguridad y la ansiedad. La luz para mi representa algo puro y es vida.
¿Qué ha puesto Ana Guerra en estas doce canciones?
Pues he puesto todo. Al final, ha sido muy difícil porque para este disco he compuesto cuarenta canciones. Entonces, era muy difícil no repetir los temas y hacer cosas distintas. A lo mejor había una palabra rara, que por ejemplo la usé ayer y en plena sesión de composición teníamos que cambiar su rumbo. También entran en juego los estilos musicales, no queríamos repetir lo mismo en todo el disco. Al final son doce historias, menos mal que me ayudaron a elegirlas porque entre cuarenta yo no sabía qué hacer. Para mi las cuarenta eran historias personales.
¿Qué anécdota le ha dejado grabar el videoclip de “Qué Sabrán”?
Así de anécdota te puedo decir que fue muy divertido. Al final, cuando grabas un vídeo y lo haces con personas muy buenas, te sientes muy bien y apoyada. Quieres mandar un mensaje y eso eso es lo que hicimos. Nos arriesgamos a las críticas, acabas teniendo miedo y te planteas darle un giro al videoclip para enfocarlo de otra forma. Yo utilicé mi altavoz para cambiar algo, nos revelamos contra algo que no va bien y siempre tienes algo de miedo. Estuvo muy bien hablar con todas las personas del colectivo que participaron. En los tiempos muertos nos reímos, charlamos, pregunté todo lo que quise… tuvimos un muy buen resultado.
No le voy a preguntar qué canción es su favorita pero, ¿qué canción se siente hoy?
Esta pregunta me gusta. Estoy hoy muy “Qué Sabrán”. Mira, te voy a copiar la pregunta y la pondré en Twitter hoy. Me ha encantado.
Hoy cierra una gira de firmas en Sevilla, ¿viene tras ella una gira de conciertos?
Pues sí, es verdad que antiguamente ya tendrías a estas alturas veinte fechas. Lo que pasa es que cada ciudad tiene una restricción diferente. Al final, hasta que no se vaya abriendo todo un poco es impensable dar un concierto. Esto es así y tienes que sopesarlo en una balanza, si llevas una banda tienes una serie de gastos y de logística. Entonces, de momento, hacemos el 1 Madrid, el 3 Gandía, el 8 Cáceres y el día 22 de enero estoy aquí, en Sevilla.
¿Cómo le ha cambiado la pandemia?
Pues imagínate, he parido un disco de cuarenta canciones. La pandemia fue horrible para todo el mundo, por supuesto. Yo no tuve pérdidas cercanas por la co-vid19, gracias a Dios. La usé para plantearme mi vida en verso, me hice un montón de preguntas. De repente, me sentaba en el piano y decía que no tenía cabida. Durante el confinamiento he sentido que ha sido el mejor y el peor año de mi vida, he tocado un fondo con una oscuridad terrible y no se lo deseo a nadie. Al final he conseguido tener la luz y he unido la esquina de “Lo malo” y “Seis”, todo ha tenido un sentido.
Para terminar, ¿qué mensaje le mandaría a sus fans?
No sé, que están más locos y locas que yo. Les mando un mensaje de agradecimiento por acompañarme en esta locura, que es un camino de locura total. Siempre les digo que tengo miedo a la hora de hacer algo por tirarme a una piscina y no saber si esa piscina lleva agua o no. Ellos y ellas me llenan la piscina, me han cogido con sus manos y no he sentido la caída.