Este lunes el gobierno bielorruso forzó el aterrizaje de emergencia un avión civil asegurando que había detectado una amenaza de bomba. Para hacerlo más verosímil, Bielorrusia envió un caza militar para escoltarte hasta Minsk. Esta es una maniobra prevista en muchos países después del 11-S: cuando se cree que un vuelo puede ser secuestrado o detonado para usarlo como arma. Se prefiere abatirlo antes de que caiga sobre una zona habitada.
Una vez en el aeropuerto, se llevó a los pasajeros a la terminal, mientras se registraba el avión, donde para sorpresa de nadie, no se encontró bomba alguna. Pocas horas después, el avión pudo proseguir su ruta hacia Lituania, con siete pasajeros menos…
“el gobierno bielorruso forzó el aterrizaje de emergencia un avión civil asegurando que había detectado una amenaza de bomba”
Uno de ellos era el periodista, Román Protasevich, conocido opositor al régimen de Lukashenko. Otra, Sofía Sapega, estudiante rusa de la Universidad Humanitaria de Vilna, en Lituania, que viajaba con el periodista. Parece tratarse de su pareja. ¿Los otros? Se sospecha que son agentes del servicio secreto bielorruso.

Ayer martes, el joven aparece en un vídeo. Está en un centro de detención de Minsk, colaborando con la policía en la investigación, le dice a la cámara. Remarca que se le está tratando bien. Su cara lo dice todo… en más de un sentido. Ya no es sólo que su serenidad apenas enmascara el terror. Es que en su rosto se aprecian marcas mal camufladas tras el maquillaje.
¿Y Sofía Sapega? No tenemos ni idea…
“Entre los que no siguieron se encontraban Román Protasevich, conocido opositor al régimen de Lukashenko y Sofía Sapega… su pareja”
¿Quién es Protasevich? En 2011, con sólo 16 años, fue detenido por criticar a Lukashenko en un blog. Era el primer año del movimiento internacional de los indignados que, aunque con dificultades, consiguió irrumpir Bielorrusia. Su corta edad le libró de penas más severas. Le expulsaron de su colegio y poco más.
Sus padres no lo llevaron muy bien. Instructor en una academia militar, el padre vivió con vergüenza el episodio. Más allá fue la madre, devota cristiana ortodoxa, que llegó a proponerle a Román que se sometiera a un exorcismo. Hay que decir que sus padres han acabado cambiado de parecer. En la actualidad se encuentran también en exilio y representan a una generación que ha transitado de la adoración al desencanto y finalmente odio hacia Lukashenko.
“En 2011, con sólo 16 años, Protasevich fue detenido por criticar a Lukashenko en un blog”
El chico no se dio por vencido. Se licenció en periodismo y empezó a establecer medios ajenos al control de Lukashenko. En 2019 fue incluido oficialmente en la lista de terroristas.
A medida que se recrudecían las protestas contra el fraude electoral, Protasevitch se vio obligado a abandonar el país y pedir asilo político en Polonia, que se lo concedió. Desde el exilio ha sido un estrecho colaborador de Svetlana Tajanovskaya, aparentemente la vencedora real de las últimas elecciones y ahora también exiliada.
Desde el pasado verano, la represión en Bielorrusia se ha intensificado hasta extremos nunca vistos antes. En el último país de Europa donde se aplica activamente la pena de muerte, generalmente en la cámara de gas, pero cuyo gobierno también emplea el asesinato camuflado como accidente, suicidio o crimen callejero, no hay muchas esperanzas para Protasevitch, si no se redobla la presión internacional. No olvidemos que salvarle de la ejecución puede llevarle a una prisión en condiciones infrahumanas o a penas de trabajos forzados.
“Bielorrusa es el último país de Europa donde se aplica activamente la pena de muerte, generalmente en la cámara de gas”
Europa ha adoptado duras sanciones contra Bielorrusia. Los países Bálticos y Polonia han cerrado su espacio aéreo y se espera que en breve cierren también su frontera terrestre. No obstante, si queda alguna esperanza de lograr la puesta en libertad de Protasevith, esta pasa por convencer a Rusia de que presione al dictador de Minks.
¿Quieres saber más de Bielorrusia? Aquí te dejamos la crónica del último fraude electoral que sufrió ese país.