Hoy no vengo con el buen rollo de siempre, libros, entrevistas y demás quehaceres literarios a los que os tengo acostumbrados. Y creedme que lo siento pues nunca me hubiera gustado leer una noticia en redes sociales como esta que a continuación os contaré, ni me hubiera gustado tener la necesidad de gritar al mundo hasta dónde puede llegar la miseria económica y política de ciertas administraciones.
Ayer escuché a una mujer perteneciente al Sistema de Salud Canario, clamar desesperada por hacer oir las necesidades de su hijo deficiente mental con grave deterioro psicomotor demandante de atención sanitaria crónica. Sandra Hernández que así se llama esta mujer coraje ha tenido que escuchar por parte del Servicio de Rehabilitación al que pertenece, el siguiente argumento por el que le niegan una silla de ruedas eléctrica a su hijo Tadrian. “… la sanidad canaria ya no da sillas de ruedas eléctricas a quien no las puede conducir…”
Aunque estoy segura que la respuesta no pertenece al argumentario del responsable en cuestión sino que forma parte del reglamento de exenciones en la partida económica de dicha comunidad…¿Qué significa esto? ¿Qué niegan la principal herramienta para un discapacitado físico? ¿Qué como a su problema hay que sumarle la deficiencia mental, que más da?
Se han olvidado de tener en cuenta a sus cuidadores, si no fuera por ellos, ¿Qué sería de Tadrian? Resulta que la familia vive en el Puerto de la Cruz de Tenerife, una zona orográficamente hablando plagada de cuestas, y que es la única forma para la madre de pasear a su hijo y no morir en el intento, pues su salud y edad caducan con cada día que pasa.
¿Qué sucede, que como él no puede conducirla las normas no contemplan ninguna variación? Ante esto ¿qué respondería el sistema de salud canario o el de cualquier territorio adscrito a la medida? Ellos no lo sé, pero Sandra Hernández con su habitual sencillez y saber estar les ha respondido: “¿tenemos que dejar a nuestros hijos dependientes encerrados en casa sin más calor que el cariño de sus padres? Que admirable autocontrol Sandra ante el improperio tan grave que me quema en la boca.
Y por desgracia esto no es todo, al parecer al cumplir cinco años recibió el alta en rehabilitación por parte de la Sanidad Públicay desde entonces precisa hacerlo a nivel privado. Para quien desconozca el tema ha de saber que en estos pacientes la estimulación muscular y ósea no busca resolver un problema de locomoción que por otra parte no es posible, sino que con ello persiguen evitar los dolores que el chico sufre por tal malformación.
¿No tiene nada que decir asuntos sociales, las defensoras de madres, mujeres y niños? ¿Cuál es la valoración de los trabajadores sociales? ¿Cuál es la valoración médica? ¿Dónde está la ley de dependecia? ¡Ah si perdón! que ahora está de moda preocuparse de otras cosas.
A mi juicio y quizá esté equivocada, el único problema que subyace es el de los malditos presupuestos que el Estado distribuye en función de sus necesidades. Supongo que dichos cálculos monetarios son elaborados por técnicos colocados por políticos mas ocupados en otras cuestiones relacionadas con sumar votos y mantenerse en su confortable sillón. pues les voy a decir una cosa, Tadrían no votará, pero yo sí y créanme cuando les digo que asuntos como este me importan muchísimo.
Espero que con este y otros muchos granitos de arena seamos capaces de concienciar sobre asuntos realmente importantes.