1. Orquesta Vacía

En un karaoke que hay en la calle Alcalá, apenas a unos metros de distancia de la sede de Ciudadanos, quedaban a las dos de la madrugada del domingo electoral al lunes un grupo de jóvenes militantes del partido naranja. Cantaban ‘La Puerta de Alcalá’, ‘7 de Septiembre’ o ‘El Imperio Contraataca’. También ‘Salir’, de Extremoduro. Algunos, con la noche, llegaron a decir que habían votado al PP o a Vox. Una de ellas esperaba que siguieran dejando abortar a las mujeres si llegaban al poder. Nos preguntaron si éramos simpatizantes, que qué hacíamos ahí. “No, periodistas”, decíamos. En el foco de la noticia cantando a Héctor Lavoe. Les pasé el micrófono para que cantaran “El día de mi suerte”. No les pareció buena idea.

La debacle de Ciudadanos ha sido enorme, no por anunciada menos relevante. Un Rivera con el juicio totalmente nublado, la mirada perdida, sin nada detrás de sus pupilas, ha liderado una caída de 47 escaños hasta verse con 10 y superado por ERC a pesar de que el partido catalán haya perdido diputados. Ciudadanos: liderado por alguien que se dice liberal, pacta con la extrema derecha, utiliza un discurso salvinista(!) refiriéndose al partido más votado por los españoles y que le dobla en escaños como “banda” y que, además, apoya gobiernos del partido al que quiere superar en los lugares donde dicho partido ha tenido más casos de corrupción. Poco les ha pasado.

Los de Rivera han sido superados por un PP renovado y hasta más moderado y por un VOX que se ha limitado a ser más populista y más de derechas que ellos. A los votantes de Ciudadanos que han ido a VOX, cambiar les ha supuesto quitarse la careta de liberalismo y permisividad laica y sentirse realmente cómodos en la idea de identidad nacional y mano dura con la desobediencia que tanto y tan mal ha enarbolado Rivera. A ver qué hace ahora el partido en descomposición/ renovación con lo de Sánchez e Iglesias, ya sin la animadversión de Rivera hacia Sánchez entre medias, parece que Ana Patricia Botín mediante.

 

  1. Lo de Sánchez e Iglesias

Parece que las segundas elecciones (cuartas en cuatro años) han servido para que Sánchez e Iglesias se sienten a hablar de verdad. Los rumores se han acallado con disciplina y la sorpresa ha saltado. Como bien comentaba un miembro del PNV: “la discreción no es opacidad”.

Si han servido de algo estos comicios es para sacar a Rivera del juego parlamentario, una de las ambiciones de un Sánchez que no le ha perdonado sus desaires y su negativa reiterada. Ahora, sin un partido de centro-derecha “moderado” que pueda hacer un gobierno afín a las políticas empresariales y europeas, Sánchez ha decidido mirar directamente a los militantes que le cantaban “con Iglesias sí” en Ferraz. Se le podrán criticar muchas cosas a Sánchez y a Redondo, nunca jamás su inteligencia política.

Se han contado y se contarán historias en estos días. La información que han manejado Sánchez e Iglesias estas elecciones y las intenciones que tenían. Serán intrahistorias interesantes de seguir para los fans del ruedo político y pueden marcar la imagen de dos políticos que estaban muy tocados en estas elecciones. Puede ser el lavado de cara que la izquierda española tanto necesitaba. Peor no podía ir.

Los artículos sobre los mensajes que Sánchez no contestó a Iglesias quedan en el olvido. Los artículos sobre quién había perdido más en la izquierda tras la votación del domingo también. La prensa muere y vive con la premura. Sobre todo la prensa española. Volviendo a Hector Lavoe: “Tu amor es un periódico de ayer / que nadie mas procura ya leer / sensacional cuando salió en la madrugada / a medio día ya noticia confirmada / y en la tarde materia olvidada”.

Escuchando a Iglesias y a Sánchez se representa a una pareja que vuelve a estar unida tras una ruptura y lo anuncia delante de los amigos comunes después verter pestes el uno sobre el otro. Los amigos alucinamos y no pueden más que sonreír como tontos deseándoles lo mejor y pretendiendo muy fuerte que han olvidado los reproches. “El proyecto político es tan ilusionante que hace olvidar lo que ha pasado en los últimos meses” ha dicho Sánchez. Iglesias no sonreía tanto hace años.

Me gustaría pensar que todo esto ha sido premeditado (les pido a nuestros representantes que sean inteligentes, no buenos) y que Iglesias y Sánchez pactaron las cabezas de Errejón y Rivera en agosto. No es así, pero sería un alivio. Si hay un solo motivo para creer en Sánchez es que su ambición le hará escoger lo correcto en pos de ser (el) mejor Presidente.

 

3- La amenaza de la extrema derecha

Como el eje del comentario político ha pasado en los últimos días del resultado de las elecciones al acuerdo de PSOE y Podemos es necesario mirar todo desde este nuevo punto de vista. En el caso de VOX, sus 52 diputados han pasado de ser los grandes vencedores de las elecciones a los eternos machacas de la última fila, que protestan y arman bulla para impedir el normal desarrollo de la clase (en este caso el Gobierno). Ahora, y no es poco, pueden recurrir al Tribunal Constitucional.

La verdad es que se nos ha ido un poco el país de las manos. 3’6 millones de españoles votando a la extrema derecha es un riesgo demasiado grande como para tomárselo a la ligera. Sin embargo sirve para dos cuestiones parejas y útiles: una es desvelar la verdadera naturaleza del votante de Ciudadanos (de sus 47 escaños perdidos se pueden sacar 22 para el PP y 28 para VOX) que, definitivamente, estaba bastante alejado del centro y el liberalismo moderado. Unas posiciones políticas que, salvo los indomables afines a la causa, pasaron a engrosar las listas del PSOE ya en Abril. La otra es poner frente al espejo a la misma sociedad española. Desde el franquismo no había un partido a la derecha del PP (recordamos, partido fundado por ministros del Régimen) que tuviera opciones reales de conseguir peso político. Ahora que ya lo hay, y que los votantes de derecha desde 2011, cuando el PP consiguió 11 millones de votos, no han variado demasiado (en estas elecciones 10’6 millones divididos en tres opciones) ya podemos hacer una estimación más o menos válida: aproximadamente el 33% de los votantes de derecha del país son de extrema derecha. El PP de Rajoy y Aznar tenía que gobernar para ellos también o, al menos, parecer que lo hacía, aunque fuera solo una ilusión óptica (recordemos el aborto y Gallardón). Extrema derecha o, en el mejor de los casos, derecha iliberal, esta revelación influirá, probablemente por lo menos a corto plazo, en el mercado de electores de los partidos. Los medios, ya sabemos, van por otro lado.

 

4- Un poco de cordura

Me comentaba una compañera de trabajo venezolana que lleva apenas un año en España esta tarde su decepción con el pacto: “Me vengo de allí y me persigue lo mismo”. No he podido explicarle que no es lo mismo 35 diputados de 176 que una mayoría absoluta, o que España no es lo mismo que Venezuela, y que la ideología que antes era novedosa ahora ya está más que comentada y señalada a ambos lados del Atlántico. Sin factor sorpresa no es lo mismo.

Me ha dado mucha pena que tenga esa imagen de nuestro país, pero entiendo su malestar. Lo que no tiene perdón son las decenas de opinadores y periodistas españoles profesionales que se han dedicado, se dedican y, con el gobierno que puede venirse, se dedicarán, a sembrar la desazón y las mentiras entre quienes les leen y escuchan.

Los opinadores que le piden a Sánchez sentido de estado y les recriminan a las izquierdas ser anti-España o al centro derecha ser nazis, son los primeros que, con su virulencia y su verbo hooligan, hacen mal a un país que siempre se para a escuchar al vecino chismoso en la puerta de casa. Pocos les harán jamás co-responsables de la inestabilidad del país. Lo son.

Creo que la mayoría de este país puede vivir con dos pares de ministros de Podemos llevando asuntos sociales. En teoría. Si lo hacen mal será su fin, por lo que más les vale hacer los deberes. Es su primera y única posibilidad si no quieren quedar reducidos a la mínima expresión por un PSOE que controla el relato y que les cuadriplica los escaños.

No seré yo el que defienda muchas de las políticas de Unidas Podemos, pero el ataque masivo que han recibido desde el primer día ha sido lo que ha convencido a más de tres millones de electores de no abandonarlos. Unos ataques que transpiran una nociva ideología de pensamiento único neoliberal que, en cambio, respira tranquila con la extrema derecha, y que es igual de peligrosa para la democracia española que los extremos antisistema, no por neoliberal, sino por única.

 

5- Ya han perdido

La famosa Catalunya, adalid de valores democráticos, y diferenciada de la masa de “españoles trogloditas” que aúpan a la extrema derecha y demás cuentos perroultianos, ¿apoyarán el único gobierno posible o preferirán agitar, como VOX, el neofranquismo?

Los 300 energúmenos que cortaron la AP-7 en la frontera con Francia fueron desalojados por los Mossos. Desde Tsunami Democràtic deben saber que las acciones que organizan les importan a ellos, a los camioneros afectados y a la extrema derecha. Aproximadamente a uno de cada cinco españoles. Empiezan a sonar frikis. Ya han perdido. Los mediocres solo son algo a la contra. Por eso Podemos no le dio el sorpasso al PSOE en su momento. Ambos podrían dejar de darse importancia y empezar a hacerse la pregunta que debería rondarles por la cabeza desde hace mucho tiempo: ¿Queremos ganar o queremos tener la razón?

 

Vuelvo a Lavoe siempre. Todo tiene su final.