Las últimas informaciones apuntan a que Elon Musk podría haber aparcado la compra de Twitter hasta saber si el porcentaje de bots es inferior al 5%. Al menos, está es la cifra que dio Parag Agrawal, CEO de la red social del pájaro azul. Y aunque parece que ya hay estudios que indican que este porcentaje sería mucho mayor, el debate está servido.

Por eso, toda esta discusión va más allá de una simple compra-venta. Ha destapado el gran debate sobre Twitter: si consideramos que esta red social juega el rol igual o mayor al de un medio de comunicación, y por lo tanto, se le puede considerar un actor más de nuestra democracia, ¿qué hacemos con las cuentas falsas?

Recordemos que Twitter es una red social que genera opinión pública, la moldea y en algunos casos se ha convertido en la principal plataforma de difusión de perfiles gubernamentales, empresariales o de cualquier otro ámbito social. Hay representantes públicos de primera línea que anuncian sus políticas públicas a través de Twitter o empresarios que informan de compras o desmienten informaciones a través de esta red social.

Partiendo de este análisis, cada vez hay más voces que exigen un mayor control sobre los perfiles falsos, ya sean bots o personas escondidas tras un perfil anónimo. Bots que campan a sus anchas al servicio de intereses desconocidos o que, simplemente, generan odio o confusión sin saber muy bien su procedencia. También pueden condicionar la comunicación digital de muchas empresas y organizaciones, e incluso distorsionan sus propias métricas de interacciones con usuarios reales.

¿Qué nos espera en el futuro más cercano? No lo sabemos, pero si como todo indica, Musk se hace con el control total de Twitter, quizá sea el fin de los usuarios sin foto de perfil y con dos seguidores que vemos asomarse en las tendencias de cada día.

En todo este ecosistema de transformación y de potenciales crisis reputacionales hay que estar muy alerta. Las empresas y las organizaciones tienen el gran reto de profesionalizar su comunicación online, si es que todavía no lo han hecho. Reducir la incertidumbre y minimizar los riesgos de su imagen de marca. Twitter es una ventana maravillosa de oportunidades para particulares y empresas, pero la exposición también conlleva peligros. Habrá que estar atentos. Con Musk en el tablero, todo puede pasar.