Los Principios de Yogyakarta o Principios sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos con relación a la orientación sexual y la identidad de género, son un arma poderosa y liberadora para el colectivo LGTBI, una herramienta de trabajo imprescindible para el activismo responsable.
«Nacidos en 2006 bajo el amparo de la ex Alta Comisionada para los DD HH de Naciones Unidas, Louis Arbour, en Yogyakarta, los Principios de Yogyakarta acercan la realidad de los Derechos Humanos al colectivo LGTBI…»
Nacidos en 2006 bajo el amparo de la ex Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Louis Arbour, en Yogyakarta, Indonesia, los Principios de Yogyakarta acercan la realidad de los Derechos Humanos al colectivo LGTBI, insisten en la particularidad del colectivo y ahondan en los problemas y dificultades con los que se encuentra, por lo general, el colectivo LGTBI.
Desde el acceso a las técnicas de reproducción humana asistida, hasta la mayor precariedad laboral, pasando por el derecho a una vida digna, estos Principios son un avance nítido en la defensa de la dignidad y la diversidad sexual. En un tiempo de claro repunte del odio en esta materia, estos Principios son de obligado conocimiento y difusión para cualquier activista.
LA LGTIFobia adopta distintas formas para cercenar la dignidad de la población LGTBI; desde el encarcelamiento en países como Egipto, Libia o Gambia o la pena de muerte en Mauritania. Desde los chistes de maricas y bolleras hasta las palizas y los asesinatos en este nuestro primer mundo. La LGTBIfobia adopta diversas formas, distintas ramificaciones para conseguir que el odio penetre en la sociedad nítida y permanentemente.
Por eso Yogyakarta es un marco de empoderamiento, un arma de liberación masiva. Gays, Lesbianas, Bisexuales, Intersexuales y Transexuales conocemos bien, en mayor o menor medida, la discriminación y el odio, las miradas, las risas, o los golpes y las palizas. Y Yogyakarta nos reviste de dignidad, nos empodera.
«Los Principios de Yogyakarta son una herramienta imprescindible también en el campo pedagógico; se pueden utilizar como marco en charlas con jóvenes, con asociaciones de abogados, de jueces; en institutos o en centros de trabajo… «
Los Principios de Yogyakarta son una herramienta imprescindible también en el campo pedagógico; se pueden utilizar como marco en charlas con jóvenes, con asociaciones de abogados, de jueces; en institutos o en centros de trabajo… Creo firmemente que los Principios de Yogyakarta tienen que empezar a contarse y difundirse más, a usarse más como herramienta de trabajo, como arma de empoderamiento. Como puntal de la libertad sexual.
Estamos viviendo extraños también desde el punto de vista político. Algún sector del feminismo que rechaza a las mujeres transexuales, la ultraderecha reivindicando el odio hacia las personas trans como marca de la casa, incremento de los casos de odio en personas homosexuales y transexuales… Asusta comprobar cómo los avances pueden verse tan rápidamente amenazados, cómo el progreso puede llegar a ser tan peligrosamente desdibujado.
Es hora de explicar y dar a conocer más y mejor los Principios de Yogyakarta. Es hora de reconocernos como activistas empoderados e informados. Por eso os animo a difundir los Principios de Yogyakarta, a estudiarlos, a explicarlos. Son una herramienta poderosa de empoderamiento masivo. De liberación. Son un antídoto contra el miedo y contra el odio.