En pleno Estado de Alarma, con los trabajadores confinados, Konica Minolta comunica su intención firme e irrevocable de llevar a cabo un ERE que supondrá el despido de 66 trabajadores de todas las delegaciones españolas. Las negociaciones con el Comité de Empresa terminan sin acuerdo y la empresa presiona a los afectados para firmar acuerdos individuales que impidan acciones legales.

 

Desde que la dirección Konica Minolta alegara una intención de cambios en el objeto de su negocio, se han intensificado las medidas de control a los trabajadores, así como una paulatina pérdida de derechos adquiridos sobre toda la plantilla, incurriendo en infracciones que ya han sido puestas en conocimiento de la Inspección Laboral. La última decisión ha sido cancelar el contrato de 66 trabajadores mediante un proceso de ERE que difícilmente cumple los requisitos ya que las supuestas pérdidas que alega la empresa se contradicen con las últimas cuentas auditadas de la compañía, que suponen el hito más alto alcanzado históricamente en la misma.

Dentro de la sucesión de irregularidades, destaca el hecho de reducir la plantilla utilizando un filtro de edad, ya que mientras los trabajadores mayores de 50 años suponen el 33% de la plantilla, en la lista definitiva del ERE ascienden al 57%: esto indica claramente la intención de la empresa de dejar en el paro y con grandes dificultades de reincorporación al mercado laboral a decenas de trabajadores veteranos que fueron quienes impulsaron la empresa durante décadas con su esfuerzo viendo así recompensando el mismo.

La dirección alega un nuevo rumbo en Konica Minolta enfocado al software, pero esto también es falso ya que apenas tienen personal cualificado y dentro del ERE también se encuentran personas del departamento de ITS con amplios conocimientos en software de gestión documental. En esta línea, el superventas Docuware ha pasado recientemente a manos de la competencia por lo que Konica ha tenido que excluirlo de urgencia de su cartera de productos, sustituyéndolo por otros para los que no tiene personal formado.

Ya que la dirección se ha mantenido firme sin acceder a ninguna de las múltiples propuestas presentadas por el Comité de trabajadores para minimizar el impacto, la Inspección Laboral revisará con mucho más detalle el expediente ya que es muy extraño y sospechoso que no se negocie en estos casos. Al parecer, la compañía no ha tenido esto en cuenta y es ahora, cuando se da cuenta de que hay grandes posibilidades de que el ERE se impugne en la Audiencia Laboral y se declare nulo o no ajustado a derecho (lo que supondría la obligatoriedad de grandes indemnizaciones económicas a los trabajadores afectados, así como su reincorporación a plantilla). Esto ha lanzado medidas desesperadas de coacción a los trabajadores para que firmen acuerdos individuales que les impidan tomar acciones legales en el futuro.

Las irregularidades y descoordinación de la dirección y mandos superiores son una constante con la que también el resto de plantilla se siente muy incómoda, esto se ha ido agravando desde que se asumió la presidencia desde la oficina de Portugal y las medidas han ido dañando tanto el clima laboral como la atención a clientes y distribuidores. Con el gran volumen de trabajo y ventas que todavía tienen, los trabajadores no afectados por el ERE coinciden al declarar que resultará imposible dar servicio y respuesta en el día a día, con lo que la imagen de la empresa rápidamente se deteriorará y pronto habrá una nueva ola de despidos. Es matemáticamente imposible que de un día a otro los compañeros asuman las tareas de 66 puestos de todas las áres. Un clima estresante