Hay políticos que deberían ejercer siempre el noble ejercicio de la política. Políticos que tienen una verdadera vocación de servicio público, políticos a los que les interesa la gente, sus problemas y sus reivindicaciones. Son más la excepción que la norma, pero cuando aparece uno o una así, hay que reivindicarlo sin excusas.

«Esther Clavero es una alcaldesa que se desvive por sus vecinos y que está posicionando Molina de Segura como referente cultural, como referente de convivencia y de paz social»

Una de estas personas es Esther Clavero, alcaldesa de Molina de Segura, uno de los grandes municipios de la Región de Murcia. Consiguió una victoria casi por mayoría absoluta para el Partido Socialista, en un municipio en el que la derecha llevaba décadas gobernando. Y lo hizo, precisamente, porque entiende como nadie lo que significa el alto honor de representar a los ciudadanos. Esther es una alcaldesa a la que le interesa la gente, que se desvive por sus vecinos.

Está posicionando Molina de Segura como referente cultural, como referente de convivencia y de paz social. Y es que, a fin de cuentas, si te interesa la gente, si te crees que la política es servicio público, lo natural es, precisamente, ejercer el poder como lo hace Esther Clavero.

Además de admirarla como política, tengo la suerte de que sea mi amiga. Y lejos de restarme objetividad, este hecho me hace ser aún más cuidadoso cuando la describo: no está entre mis atribuciones lisonjear mucho a mis amigos. Me interesa hablar de Esther porque en estos tiempos de política líquida y de telemárketing, de líderes que dicen una cosa y la contraria, de liderazgos alejados de la profundidad de las ideas, Esther es un paradigma en el que todo aspirante a servir a los ciudadanos debería mirarse.

Empatía es algo que nos va haciendo cada vez más falta en política. Ponerse en el lugar de las personas a las que representas y tener claro que ser concejal, alcalde, diputado o Presidente no es un privilegio, sino todo lo contrario: es una responsabilidad honda, es defender el contrato ciudadano como estilo de trabajo. Es trabajar porque el contrato ciudadano sea vinculante. La ciudadanía es un espejo en el que todo político debería mirarse asiduamente, pero desgraciadamente la mayoría de políticos deciden mirarse el ombligo. Y Esther rompe con todo este canon tradicional de política y de políticos.

«En los últimos meses hemos sabido que Esther padece un cáncer. Y todos hemos sabido también que la fuerza de las convicciones de esta mujer valiente son y serán ejemplo de vida, de lucha y de fuerza valiente»

En los últimos meses hemos sabido que Esther padece un cáncer. Y todos hemos sabido también que la fuerza de las convicciones de esta mujer valiente son y serán ejemplo de vida, de lucha y de fuerza valiente. Seguirá siendo ejemplo ciudadano, y seguirá reivindicando el contrato ciudadano con más fuerza que nunca; con la fuerza de las convicciones, del feminismo, del empoderamiento social.

Gracias por ser ejemplo. Gracias por dar la batalla. Gracias por ser un espejo limpio y nítido en el que mirarse. Nos quedan muchas copas de vino que tomarnos. Apuntado queda. Te quiero.