A mediados de la semana pasada, el Conseller d’Educació aseguró que para 2024 se exigiría a los profesores el C2 de catalán. Lo que podría haberse quedado en unas declaraciones trasnochadas, de esas que posteriormente se matizan, se reafirmó el sábado dos días después. La Generalitat pretende exigir el certificado C2 a los nuevos docentes a partir de 2024. En cuanto a los que ya trabajan en las aulas catalanas se abrió la puerta a concederles un poco más de margen, aunque sin especificar nada.

Lo cierto es que yo me encuentro entre los pocos profesores a quienes este anuncio no amenaza su continuidad laboral. Así es, hace ya cuatro años aprobé el examen del C2 de catalán. También cuenta mi currículum con un certificado C2 de inglés. Además, mi graduado en Filología Hispánica se equipara a un C2 en castellano. Y no comparto esta información para fardar de titulitis crónica, sino para empezar a contextualizar el despropósito de propuesta del Govern.

“el Conseller d’Educació catalán aseguró que para 2024 se exigiría a los profesores el C2 de catalán”

¿Qué acredita el certificado C2 de un idioma? Pues bien, desde que la UE regulara las titulaciones en os idiomas, se denomina nivel A, al conocimiento básico. La B indica un conocimiento intermedio y la titulación C un conocimiento avanzado.

Cada una de las letras se divide en un nivel inferior o 1 y otro superior, el 2. En general, especialmente el nivel intermedio y avanzado suelen subdividirse en varios cursos, por ejemplo, hay certificados de inglés B1.1 y B1.2, C 1.2 y C1.2.

Por hacernos una idea, el famoso First sería un B2.2 y el Advance un C1.2. ¿Entonces el C2? Equivaldría al menos conocido Proficiency.

“Un C2 implica demostrar conocimiento de un idioma que excede el habla y escritura fluidas”

Un C2 implica demostrar conocimiento de un idioma que excede el habla y escritura fluidas. Supone la adquisición de un conocimiento profundo de su gramática, de sus distintos registros según el contexto, de especialización léxica y de sus variedades dialectales más notables. De ahí que los grados y antiguas licenciaturas universitarias en filología se hayan equiparado a un C2.

En otras palabras, la propuesta de la Generalitat implica algo parecido a que el gobierno de Madrid o Extremadura exigieran al profesor de historia, al de biología, al de inglés o al de educación física, que, además de su titulación específica y el máster del profesorado, han de graduarse filología hispánica. ¿Alguien se lo imagina? ¿O imaginamos al gobierno francés pidiendo a los profesores de historia que se gradúen en historia y filología francesa para dar clases? Tiene poco sentido ¿verdad?

“¿O imaginamos al gobierno francés pidiendo a los profesores de historia que se gradúen en historia y filología francesa para dar clases?”

Pues la propuesta del gobierno catalán es todavía más disparatada.

Antes dije que el mi título de Filología Hispánica equivalía a un C2 en castellano. Bien, esta es la norma habitual. Cuando te gradúas de una filología de cualquier idioma, tu título suele equivaler a un examen oficial C2. Esto resulta bastante coherente si tenemos en cuenta que una filología implica un estudio profundo de esa lengua.

Sin embargo, existen dos excepciones a la regla: las lenguas muertas y el catalán. El primer caso es evidente por sí mismo. No existe un título de idiomas para latín, griego clásico, el caldeo u otras variantes del arameo. Pero ¿y el catalán? ¿Por qué esa discriminación entre filólogos?

“Cuando te gradúas de una filología de cualquier idioma, tu título suele equivaler a un examen oficial C2. Excepciones: lenguas muertas y el catalán.”

Mientras preparaba el examen de C2 de catalán, una amiga mía se ofreció a prestarme algunos apuntes, ya que ella se lo había sacado dos años atrás. Aquello me chocó. Mi amiga había estudiado filología catalana ¿para qué se había presentado a un examen de C2 de ese mismo idioma? Entonces descubrí que en la Facultad de Filología eran los únicos cuyo título carecía de equivalencia.

¿El motivo? Hay dos exámenes oficiales de C2 en catalán, el de la Escuela de Oficial de Idiomas y el del Departamento de Normalización Lingüística, mucho más publicitado. La mayoría de quienes hemos obtenido el C2 de catalán optamos por esta vía.

“Mi amiga había estudiado filología catalana ¿para qué se había presentado a un examen de C2 de ese mismo idioma?”

El Departamento de Normalización Lingüística pertenece a la Generalitat y cobra la tasa de 60 euros –si la memoria no me falla- del examen. Además, no sólo examina del C2, sino del B1, B2 incluso creo del A.

¿Entonces la Generalitat hace esto para recaudar dinero? La verdad, lo dudo mucho. Con franqueza creo que van de farol.

“¿Sabéis qué implica actualmente para un docente catalán tener el C2? Un mérito equivalente a poseer un doctorado”

Pensadlo un momento, muchos filólogos catalanes se sacan el C2, pero no todos. O sea, que tal como están las cosas, hasta sin profesores de catalán podría quedarse la Generalitat. En mi opinión, tras la sentencia del 25% de castellano, el Govern busca un nuevo enfrentamiento con el Estado.

¿Sabéis qué implica actualmente para un docente catalán tener el C2? Se considera un mérito equivalente a poseer un doctorado, tanto en oposiciones como para trabajar de interino. Y sin entrar en que parece exagerado darle tanto valor, me pregunto cómo justificará la Administración que lo que hasta ahora era un mérito extra tan reputado, de repente se convierta en un requisito básico.

“Si finalmente se aprueba esta medida, alguien la recurrirá y los tribunales la tumbarán por arbitraria”

Si finalmente se aprueba esta medida, alguien la recurrirá y los tribunales la tumbarán por arbitraria. Seguramente la Generalitat cuente con ello, ya que no se puede permitir quedarse sin profesores. No habrá perdido nada, mantendrá sus docentes y ganará argumentos para reavivar el discurso de que el catalán está siendo perseguido.

A menudo me pregunto si a los políticos independentistas les preocupa realmente la pervivencia de nuestro idioma. Preocupación genuina por la enseñanza ningún político parece tenerla.