Qué lejos nos queda Grecia. No, no la que podemos ver durante un crucero maravilloso por el mar Egeo sino la Grecia Antigua. No, no vuelvas a despistarte. No quiero hablar de las ruinas griegas, que por otro lado sería un tema muy interesante. Hoy, a través de la Historia (admirable compendio de sabiduría y aprendizaje), intentaremos averiguar qué fue de aquella política del debate y el análisis. De la democracia nacida entre ellos. De la oratoria. De la filosofía. «Debemos aprender de la historia«. Una frase tan utilizada y sin embargo tan poco aplicada. Veamos como no solo no hemos aprendido nada. Peor aún, repetimos los errores.
Partiremos del concepto POLÍTICA. Esta es la ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados. Y entonces ¿Cómo se ha transformado en lo que actualmente tenemos? Es decir en POLI-TIC-A/O. Una idea que desglosándola en otras voces nos daría lugar a MUCHOS(poli)-GESTOS REPETITIVOS(tic) FEMENINO /MASCULINO(o/a). Por supuesto, en este último punto, seamos políticamente correctos.
Nació ya con los primeros hombres que se agruparon en tribus donde un líder, autoerigido por la fuerza, dictaba las normas del clan. Más tarde esas peleas por el poder dieron lugar al gobierno por linajes en el que gobernaría el primogénito del jefe tribal. Así mediante la sangre y la fuerza continúan pasando los años para llegar a la época dorada de los filósofos griegos que debaten grandes temas referidos al desarrollo y convivencia del pueblo. Claro que esto no podía durar para siempre. Y sucedió lo inevitable. La repetición. Continuemos nuestra andadura para atravesar el oscuro milenio caracterizado por la Inquisición, derechos de pernada, de vasallaje, de fanatismo religioso y con ello no solo me refiero al cristiano, de miseria y hambre en definitiva.
Después vendría la conquista de nuevas tierras, que desembocaría en un territorio donde nunca se ponía el sol. Orgullo de unas gentes sin nada que llevarse a la boca. Décadas posteriores con revoluciones -industrial, francesa, rusa-; guerras -la primera, la segunda, la civil…
Más sangre, más peleas, más fuerza. Y ¿que pensábamos? ¿Qué habíamos escarmentado? Pues parece ser que no.
En los albores del S.XXI volvemos a las andadas, eso sí, amparados en una democracia muy a la conveniencia de algunos. Si democracia significa «poder del pueblo» ¿por qué no se utiliza de manera civilizada, acorde al supuesto desarrollo que presumimos poseer? Hoy en día vemos manifestaciones, donde energúmenos destrozan todo lo que encuentran, agreden a cualquiera que no piense como ellos y ensucian el nombre de la raza humana. Intentan imponer sus ideas obviando que otros piensan de manera diferente. Afortunadamente esos vándalos (y, para no ofender a intransigentes añadiremos «vándalas») son una minoría. Unos acusan a otros. Aquellos dicen que son los extremos y estos que no tienen nada mejor que hacer. Son personas, o más bien individuos que un día pretendieron ser un proyecto de persona y se quedaron en eso. Proyectándose.
De verdad ¿alguien cree que para liberarse de la opresión es necesario doblegar al género contrario o a otra raza o a otra ideología política, o a…? Estos días corre por las redes un meme muy oportuno para este tema en cuestión. Trata sobre un hombre que fabrica un muñeco de nieve y es acusado de machista porque el muñeco tiene el aspecto de hombre, de racista porque es blanco, de homófobo, de insultar a los veganos porque ha utilizado una zanahoria, etc., etc.
Y ante todo esto ¿cuál es la reacción de nuestros políticos? Los herederos de la oratoria filosófica griega que velaba por el bienestar de su pueblo. Nuestros representantes, elegidos por ciudadanos quienes se vieron reflejados en ellos y les otorgaron su confianza. Vemos un circo en el parlamento, donde hay insultos, faltas de respeto y mentiras. Diputados que se agarran al sillón porque no saben hacer otra cosa. La definición que hemos acuñado antes: POLI – TIC – OS/AS. «Muchos gestos (postureo) repetitivos en hombres y mujeres».
Hubo un día en el que POLÍTICOS de verdad, de ideologías totalmente diferentes, se sentaron y construyeron un proyecto. Políticos de ambos lados que sufrieron por sus ideas y conocían muy bien donde estuvo el fallo. ¿Qué pensarían si vieran el espectáculo circense? Ellos redactaron la Constitución. Esa que regula una convivencia en paz. La que fue hecha desde el aprendizaje de los errores cometidos. En este mes la celebramos aunque creo que no como deberíamos.
Si en todo cumpleaños hay regalos, quiero dejaros el mío. Una filosofía de vida:
«Opina, discrepa y respeta».