Por mucho que diga Luke Johnson, ni la Escuela de Chicago ni la Escuela de Viena, en su velocidad de índices de La Bolsa, tenían razón. Más bien nos adherimos a la teología literaria y económica de Keynes, quien reinventó la Macroeconomía, pero con ciertas reservas. El Keynesianismo aspiraba, en aquellos años de posguerra europea en que la ruindad y la construcción de un nuevo mundo se forjaba en una nueva ideología que condujera a la rehabilitación de una nueva concepción de la Historia en su modernidad de modelos contraídos y despeñados. Para ello se debía destacar no sólo el carácter de la oferta agregada, en contraposición con la visión clásica, sino reconducir la inestabilidad de la demanda agregada, proveniente de los shocks ocurridos en los mercados privados como una consecuencia de los altibajos en la confianza de los inversores. El Keynesianismo proponía la ceremonia verticalizada de la intervención pública como mecanismo de salvaguarda de todos esos agujeros que nacen desde la avaricia y el silogismo de las manos.

No se trataba de desmantelar el Estado -como opina el feliz articulista del “Financial Times”, Luke Johnson, que era mi heterónimo del artículo que se editó el pasado 8 de enero aquí en este periódico revista-. En todo caso, seguimos pensando, para reverberar con éxito una estabilidad y una materia monetaria que se deslizan entre los clubs de los jubileos del neoliberalismo, que ya no es que sea necesario sino urgente un nuevo modelo de actuación cívica. Sobretodo hoy más que nunca en que el euro y el dólar -y la libra, ay, ay, ay con el Brexit- son los padres bastardos de toda concesión al libre mercado y a una globalización que engominaba antes el pelo del G8 y de las cumbres del Banco Mundial, del FMI, de la OCDE, de la OMC, pero que ahora, siendo las mismas cumbres, parece todo concentrarse en la del G20, cuya última Cumbre fue en Buenos Aires.

Y es así como hemos de descriogenizar lo antiguo y criopreservar la sociedad cívica de esta Aldea Global alzando no las manos -cosa ya muy vista-, ni siquiera la voz -cosa todavía más vista y escuchada-, en todo caso, este silencio sonoro con el que es posible únicamente memorizar unas “Instrucciones para vivir”: “Fluye con la vida, acepta lo que llega, / deja que se vaya lo que se va, // no temas, no dividas, no separes, // lo que quieras fuera / hazlo primero crecer en tu interior, / pues el mundo es como tú lo haces”, dice un poeta al que luego volveré.  Estos son algunos lemas de este silencio de soledad sonora para una vida en comunidad: un STOP, un NO PASARÁN, o, si les da más gusto al movimiento no violento y feminista, un ESTAMOS HASTA LOS OVARIOS DE TANTOS GORDOS CON PURO.

La última Cumbre del G20. Ah, qué bonita foto de familia, ahí estaban, sí, todos y todas, menos Angela Merkel, la pobre, que es que lo está pasando canutas la moza de la austeridad, pues sabe que su imperio se le viene abajo. De ser la Gran Emperadora de Europa cuando la crisis del 2008 -venida del ya celebérrimo Lehman Brothers Holding Inc., ya saben ustedes, el que fue banca de inversión, gestión de activos financieros e inversiones en renta fija, pero, ante todo, y eso es lo que jode un poco, banca comercial, gestor de inversiones y servicios bancarios -que digo yo que, si eran “servicios” habría un wáter para caballeros y otro para señoras-

Y decimos que en Buenos Aires estuvieron todos los líderes del mundo, con más de 2500 periodistas acreditados, aunque, según el “Washington Post”, lo más fermoso fue aquel vídeo que se hizo viral en donde Vladimir Putin y el Príncipe saudí Mohammed Bin Salmán se dieron la mano. Los periodistas del “W. Post” llamaron a aquel saludo como un bro-shake, esto es, un saludillo así como demasiado informal.

Es desde este nuevo y no tan nuevo activismo cívico donde creemos que se ha de procurar una estatalización que permita a los hombres y mujeres de las crines envejecidas y a los mineros y todas esas chicas que están en torno a las minas y que se encierran en las cuevas pero que salen como una fumata blanca hacía los Cielos de la Astrología una consolidación de las finanzas que repercutan sobre ellos y ellas y no sobre los que analizan el mundo con la Flota Naval de su autodestrucción. Estamos insertos en el peor enemigo que jamás tuvo la Humanidad. El individuo ha perdido su entidad de ciudadanía y está concluyendo en el cementerio de los coches que se van destruyendo, quedando sólo en una plancha, en un nocturno metal, en un neumático robado, en una fosa común para la memoria histórica donde caben todos los muertos de la Historia. ¿Cómo podemos, pues, llegar hasta el vestido de Diana?

Existe un excursionismo cínico y manchesteriano que convoca un lenguaje político que se está destrozando en el aljibe de su propia metáfora. La política ha sido incubada por la economía y hacen faltan muchos albatros para beber de nuevo el vino de Baudelaire. Llevamos adjudicadas sobre nuestros pies las cadenas que llevaban los esclavos romanos cuando remaban por el Imperio y en mares donde el agua se torcía en los pergaminos de Heródoto. Hoy contar la Historia debe aglutinar una voz que depare en la denuncia y en los tejados donde viven las mujeres a las que se les continúa desahuciando el hogar a cambio de seguir ronzando el alimento alquímico con el que engordan de grasa podrida los bancos, los ejecutivos de los consejos de administración y sus fondos buitres.

[Detengámonos un momento en “El buitre”, animal sin par: Para ello recomiendo leer “El mito prometeico. Textos desde Hesíodo hasta René Char”, volumen publicado por la editorial Reclam en 1995. En este libro de caza sobre mitos y ángeles coexiste una importante recopilación, con introducción de Wolfgang Storch, sobre la figura de Prometeo en la Historia. En dicha recopilación se recogen versiones desde Hesíodo, Esquilo o Francis Bacon, pasando por Bertolt Brecht, Nietzsche -la concha de mi madre con Nietzsche, que últimamente lo cita todo dios- Jean Paul hasta ese delicioso y breve texto de Franz Kafka, “El buitre”. Hagamos un análisis forense -últimamente tan de moda- sobre el buitre de Kafka. Norbert Rath va el tío y nos dice que lo que escribió Kafka tiene que ver, si lo derivamos hacia el mito, con unas profundas y acaso rabiosas “Disoluciones”. Dichas disoluciones triptongan -según María Moliner “triptongar” significa “pronunciar en una sola sílaba un grupo de tres vocales”- pequeños agujeros al mito. Por tanto, el mito no debe ser despedazado, sólo debe perderse su hechizo, en resumen, debe “disolverse”.

No es por casualidad que yo en estos momentos esté leyendo uno de los mejores libros de poemas publicados, según mi mal gusto, en 2018. Me estoy refiriendo a “Disolución”, de Antonio Orihuela, El Desvelo Ediciones, colección Última Thule, 1ª edición, febrero 2018. Por cortesía a este gran poeta nacido en Moguer, diré que todos los poemas tienen algo bello, de construcción/destrucción de dentro hacia afuera, de experiencia íntima, pero ante todo repleta de palabras que son como panes recién salidos de un horno de leña, citas, nombres, arte, escritores, dioses, países, mitos… -y ahora ustedes van y lo compran, que yo no soy un crítico literario, sino un escritor aplazado o desplazado, que es lo mismo-. No obstante, dejo aquí el poema “Disolución”, página 82, del libro citado: “Desnuda, / respirando en mí / vuelta a lo que eras // como el átomo, que para saber de sí / se transforma en físico, / y el universo, que para saber de sí, / se celebra en belleza a sí mismo, / produciéndose también como tú, / onda, vibración, sereno instante / sostenido, vivo amor que existes / porque estás en todas partes, / tomando la forma de todo, / entrelazada espiral de los rastros / en la que pervives, flujo, / enredadera del sueño, / te reconozco en la unidad, / plena, entregada, naufragio, / temblor, destrucción, / instante ausente / desmigajado de lo presente, // silencio y quietud, / tú, sobre mi pecho, subiendo y bajando / al ritmo de mi respiración, / desnuda belleza, amor, / universo.” Ahí está todo, resumido en estos versos: desnudez, átomo, sereno instante, unidad, naufragio, belleza, amor y, tachán, tachán, “Universo”. Los Cielos de la Astronomía de los que hablábamos antes como lucha cívica y no violenta por parte de esta nueva forma de combatir al monstruo. O con la palabra más deslumbrante jamás hallada en todos los diccionarios del mundo arqueológico, esto es, LUZ.]

Realizado este anuncio de publicidad prosigo con este artículo o manda cojones lo que sea. Vamos a ver: la escritura es un medio de comunicación y como tal tiene validez que los que nos dedicamos a esta angustia deliciosa que es escribir tengamos también nuestras ganancias en libras esterlinas a través de la publicidad, tan bonita en Amazon.es, en las teles y sus musiquitas cuyo, como sinfonía que son, dan su último gong de platillo, plato, címbalo o cimbal con el nombre esculpido de Bankia, El Corte Inglés, Mutuarte, Mercedes Benz, BBVA.

Pordios, otra causalidad que no casualida, pues salta otra vez la liebre o, mejor dicho, el Buitre de Kafka o la Disolución de Antonio Orihuela. Y es que al expresidente del BBVA, Francisco González, le han pillado con las manos en la masa de “La Aznaridad. Por el imperio hacia Dios o por Dios hacia el imperio” Mondadori, 2003, libro de Manuel Vázquez Montalbán, volumen póstumo tras su infarto en el aeropuerto de Bangkok en octubre del año citado. Ay, ay, ay, qué risitas y cartapacio en boca los de este simpático espía y garrulo que es Villarejo. Curioso al menos es también que este preso jubilata en su día en la cárcel de Estremera coincidiera por coincidencia con los internos Oriol Junqueras y los otros siete ex consellers que formaban parte del Gobierno de Carles Puigdemont. Si bien se dice, se rumorea, se chamulla, se puchela, se larga, se raja, se pitorrea que nunca pudieron ambas Bandas del Terror coincidir por pura coincidencia, dado que este nuevo Elliot Ness y sus Intocables que son Villarejo y sus agentes de Chicago contra la Ley Seca  dormían en cómodo camastro en el módulo especial reservado para los integrantes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

¡¡Brother, que la cosa está recontrajodida¡¡, que diría un cubano, o, por decirlo con Shakespeare: “Me arrepiento de los tediosos minutos que he pasado contigo”, El sueño de una noche de verano -1595-. Que ocurre que el espía ruso-americano-británico-Mossad-etc. de Villarejo está tirando de la manta de la cárcel y ha puesto en la picota a miles de personalidades con sus vicios y virtudes del mundo de la política, de las finanzas, y, según han informado “El Confidencial” y “Moncloa.com”, hasta miembros del Gobierno de Zapatero cuando, según el periodista/articulista/escritor de “El Mundo” Raúl del Pozo, en su libro “Los cautivos de la Moncloa”, Planeta, 2005, J. L. R. Zapatero era Zapatitos y J. M. Aznar era Aznarín. Lo siento, pero nos vamos a otra pausa con publicidad.

[En mi ensayo literario “Raúl del Pozo. La prosa canalla”, copyright Emilio Arnao, 2015, en el capítulo Los Leones de Aznarín y Zapatitos -pág 203- escribo cosillas como éstas: “Raúl del Pozo siempre ha estado en la vendimia de los pueblos que son las catacumbas del poder y ha conocido muy de cerca a todos sus protagonistas. Se ha batido en campañas electorales con todos los partidos políticos y es un gran adivinador de los top-secret de las sanguijuelas del Estado. Raúl del Pozo se ha dejado los huevos en las Cortes, realizando como cronista parlamentario mayor del Reino. Se sabe toda la fontanería del edificio leonado de la carrera de San Jerónimo y ha asistido de cuerpo presente a todas las ceremonias, bodas, bautizos y entierros de la nomenclatura, de las siglas, de la deontología de la clase política española. Yo diría -haciendo un poco de guerrismo- que Raúl del Pozo conoce a los políticos como las madres que los parieron, por eso siempre está al trapo, a la revolera, a la serpentina, al green, a la boutade, a la celebración de lo diablesco, pues como decía Quevedo ‘cuando el diablo predica, el mundo acaba’” Y es que Raúld.P en este libro windsurfing protagoniza las dos últimas presidencias desde 1996 con Aznarín a la cabeza y las de 2004 con Zapatitos a los pies de los caballos. Por cierto, gracias desde aquí a Jesús Nieto Jurado y su prólogo de este ensayito mío de pedorretas y conclusiones varias al que este gran escritor diarista y periodista que es JNJ titula “El gitano de Cuenca”. Así termina el prólogo, que es más bueno que el ensayo entero, a mi parecer: “Raúl es la pluma más joven de este oficio del Periodismo y, quizá, la demostración más palpable de que hay vida y columna cuando caiga el papel, cuando se sequen los bosques. Que este libro de Arnao le haga justicia. Ojalita, compa.”]

Pero ya está bien de tanta digresión y tanto anuncio y tanta publicidad y tantísima desinformación, como si esto fuera una red social de Google o lo que es peor de Instagram. Retornemos a la seriedad. In/tentamos decir que abordemos de nuevo la cuestión desde lo periodísticamente correcto. Sigamos, pues.

Hay cuatro elementos que manejan este mundo de soledades sin ondas. Lo queremos decir para que se entienda más o menos adecuadamente: ¿Por qué las ballenas mueren en su drama humano en las arenas de las playas? Está claro: hete aquí los cuatro jinetes del Nuevo Apocalipsis: La Basuraleza, La Industria Armamentística, Las Grandes Multinacionales y la Banca. La política prosigue lo que a lo largo de la historia nunca pudo ganar un concurso en que la palabra “posverdad” fuera la ganadora. Digámoslo con letras pardas. La Política se ha convertido en la criada de la casa de Bernarda Alba de este Sistema cuyo funcionalismo derrota la belleza, la libertad y los cuerpos que ya no se lavan con nieve. Expliquemos co/rrectamente las cosas, en su cosificación del individuo que vive con un dólar al día. Si continuamos adhiriéndonos a las informaciones que se derivan de las grandes instituciones económicas y del escaño de los ministros de los gobiernos, mucho nos tememos que nos empezaremos a dar cuenta que lo que realmente cubre el tiempo y los fetos que permanecen en el manómetro del silencio es esa falsa idea que nos aúlla en el tímpano global. ¿A qué nos referimos? Muy sencillo: que estamos convencidos que no hay modo de cambiar el Sistema si no se taladra el Sistema con esa hoz y martillo que es este novísimo reformismo popular y vecinal y hermafrodita que ya está en todos los desiertos del mundo creciendo, como dijo Nietzsche.  Pero ¡¡ojo¡¡ no es lo mismo “reformismo popular” que esa palabreja que menta como “Populismo”. Populismo sólo ya se puede decir para ofrendar ante el altar este nuevo nacional-socialismo, o ¡qué diantres¡, esta antigua ultra derecha. Toda derechona es Ultra. Digámoslo con valentía y sin miedo. Para ello -para decirlo- tal vez sea necesario que esta nueva actitud global disienta desde la Disolución de toda lógica enmascarada por estas pelirrojas élites que dominan el mundo.

¿Empezamos a comprender por qué los Estados se están desmoronando? Supongamos que ya no se ejecuta el Keynesianismo, sino la irracionalidad de una actitud política y mercantilista que desmorona toda base de la construcción piramidal. Es la pirámide del Louvre. Por ella entramos para presenciar de qué manera la Gioconda se está riendo de nosotros. Por eso proponemos emocionarnos más con la otra Gioconda, la de Marcel Duchamp.

Debemos ser conscientes de que el viento Austro siempre se define en una única direccionalidad. Es conveniente, pues, que convoquemos a todos los vientos del mundo para que nos entreguen las palabras que nos empujen toda vez sin violencia para penetrar en los Parlamentos, en los despachos donde se manipula el mercantilismo o en el trono donde se sienta la Reina Isabel II en la Abadía de Weintminster. Creemos que queda claro que el Sistema falla, se autolesiona, se mitiga como el alimento de las águilas. Se presta, como untuosa solución y con urgencia de quince quilates, re/convertir el Sistema, embellecerlo, ajustarlo a la lógica del ilogismo, desvaída por un canon que secuestra y depura el lenguaje de los profesores de escuela, la bata de las enfermeras, los pescadores de Gibraltar. Construyamos, de este modo, el nuevo sueño, la gacela que nos llegue hasta la garganta, la asunción de una época, varias épocas, y quien sabe si todas las épocas de las cuales renazcan las canciones de Kurt Cobain. Pero. Pero… No estamos dispuestos a regresar a la lectura de “Los manuscritos de 1844”, ni siquiera aprendernos de memoria el hipopótamo del socialismo utópico. Todo eso ya se realizó y se enfrentó a una monarquía del proletariado que se asumía como viable, pero que derivó hacia la muerte y la paranoia de sus dirigentes. Ya no hay ideología que sea posible utilizarla para la gestación de los nuevos partos. Se hace imprescindible generar la genética de una ideología que aún está por inventar. Busquemos, pensemos, añadamos nuestro capital filosófico para insertar las nuevas pinturas, en cuadros que sean como casas y que salgan de los museos para estar donde se pintaron, es decir, en la calle donde residimos, en las buhardillas de Montmartre, en los cafés de Viena, en los campos de Arlés, en el quiosco donde compramos los periódicos de filiación política, en el vertedero donde debe iniciarse todo aquelarre. No hablamos de revolución, en todo caso, de consumación.

Empecemos por la cura de nuestras heridas y una vez habituados a la heroicidad sin levantar el puño, pues que ese signo es de un sindicalismo derrocado y abstracto. Casi es preferible coleccionar y batir en la presente coctelera todas las ideas, todos los mensajes, todas las palabras que caben en un lenguaje nuevo e irreversible. Sin romanticismo, pero desde el bosque de Lyman Alfa, como un holograma, y apenas sucediendo, ya sin reflejo, la Luna desaparece. Y el Sol no nos calienta los jerséis. Sintámonos como los antiguos apóstoles de la Idea….

¿Regresará la caída de la lluvia, única purificación del estado de las formas? La forma consiste en una danza contra la muerte, como si todo evangelismo religioso dejara de ofrecernos la versión exacta de un Paraíso que no está aquí, sino en ninguna parte.

Debe llegar el derribo del Muro, y llenar con aerosoles las fachadas en donde se escriba “Prohibido prohibir lo que no está prohibido”. Entonces, escrito lo escrito aquí -ya sabemos que largamente-, ¿quién o quiénes se atreven a escribir de una vez por todas en los ojos de los pontones una lozana Navidad en la Tierra?

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Doctor en Filología Hispánica con más de una treintena de libros publicados, desde los 16 años empiezo a escribir y sigue creyendo que toda escritura como autoría acaba desde el mismo momento en que el escritor entrega el libro al lector, quien de este modo se convierte en el que da continuación a su propia recreación de lo leído.