Valoración global: 4,5
- Editado por: Libros del Asteroide
- Fecha publicación: 2018
- 261 páginas
- PVP: 17,95 €
Sinopsis:
Si la vida en ocasiones puede ser ingrata, en la cocina siempre hay algo bueno que esperar. Por eso la mesa es de las mejores maneras que los hombres hemos encontrado para cortejar la felicidad y celebrar el acto gratuito de existir: algunos momentos, platos, vinos y compañías nos dejan la ilusión de que, siquiera sea por un instante, el mundo está bien hecho. Comimos y bebimos es una celebración de la literatura y la cocina.
Reseña:
Comienzo esta reseña confesando que me encanta comer bien y beber bien también y creo que es el factor primordial para que este libro te enganche. Supe de su existencia allá por los últimos calores del verano cuando la editorial de Luis Solano, Libros del Asteroide, tuiteó la portada y comencé a seguir la pista del autor y marqué en el calendario el nacimiento de este texto nada frugal. La digestión de este libro ha sido lenta y pausada. De hecho, me lo he leído dos veces y ninguna de ellas quería agotar sus poco más de doscientas páginas mientras las iba pasando vertiginosamente.
Tan solo un año mayor de edad que un servidor, Peyró firma una prosa harto complicada de encontrar en nuestros coetáneos columnistas tuiteros. Sabe de lo que habla y, lo mejor, lo cuenta bien contado. Confieso que comencé el texto apuntando referencias de borgoñas o burdeos cuyos precios desorbitados (Ausone, Yquem, etc) no creo que me pueda permitir jamás y que aun pudiendo tal vez no me atrevería a comprar pero en todo esto me queda el regusto de a qué sabrán esas joyas de la enología mundial que nuestro autor glosa con dominio y buena medida. También confieso que he terminado la relectura de las últimas páginas con una copita de oporto Taylor’s Vintage 2005 que me regalaron hace una eternidad y que yacía en la cava de vinos sin intención alguna de abrirse, y por cierto, sabe a gloria. Esto ya bastaría para que vayáis corriendo a pedirlo a vuestro librero de confianza y os apoltronéis en la butaca con chaqueta de tweed y las gafas de vista cansada.
Comimos y bebimos, además, se enmarca dentro de la mejor literatura gastronómica y toca temas centrales para mí como el vino, la caza o los buenos restaurantes que hacen tan grato el acto de vivir como Horcher (Ignacio, por Dios, otro más a la wish list para cuando vuelva a Madrid) pero también toca otros temas cuya fina ironía o mero tratamiento me han alegrado sobremanera como el talibanismo que ejercemos algunos valencianos (je m’accuse) con nuestra paella que es nuestra y no se toca, fervor similar se vive por el full English breakfast, el elogio y nostalgia de la miel que merecería un más que justo revival, y su loa al turrón que para los que escribimos desde las laderas de la sierra de Mariola sabemos cuánto contribuye a la dinamización de la economía de la zona.
Hay para todos: una loa a las becadas o la tradición de visitar Toledo con un amor iniciático cual travelling del filme Antes del amanecer, la envidia sana que experimenta el lector al saber de gustos y tradiciones muy British que –filólogo que es uno- sabemos que acabarán perdiéndose como cuando habla de su vida de hotel o su descripción de la clubland en Wilton’s et al. para acabar afirmando que debemos amar la pasta porque es síntoma de júbilo y celebración de la vida, y de ser buena persona. También, se trata con detallada minuciosidad de relojero suizo por qué no convertirnos en unos pesados y cansinos snobs del vino, o tal vez sí hacerlo. Ignacio, ¡cómo me he sentido identificado con este apartado, cada epígrafe me arrancabas una sonrisa!
Creo que compartimos formación o al menos anglofilia y la pasión por la gastronomía y los vinos así que con motivo de la presentación del libro en mi tierra y mi obligada ausencia por he querido con esta reseña -medio carta abierta medio loa bibliófila- rendir homenaje a este texto por si queda algún indeciso sin pasar por taquilla. Brindo por tu libro, Ignacio.
Nota Bene
No seré yo de esos críticos o reseñadores que os digan que es un texto necesario o para todo el mundo. Si sois amantes de la quinoa, el aguacate para desayunar en el gym contando las calorías con el personal trainer, las hamburguesas con sabor a plástico en cadenas yankies y kétchup monodosis o el vino de Valdepeñas de menos de un euro, compradlo igualmente para aprender lo mucho que se puede extraer de este texto.
Espero que te haya gustado la reseña. Nos leemos en breve con otra lectura que espero que te guste también.