Imagenes cedidas por el fotógrafo Juan Grela
Hoy 4 de diciembre Santa Bárbara truena agradecida sobre las minas de carbón españolas, en homenaje por su despedida. Ha escuchado todos y cada uno de los susurros lanzados desde la oscuridad, ha llorado con ellos cada una de las pérdidas y ha compartido la entrañable solidaridad de sus hombres, sin olvidar ni uno solo de esos: “Santa Bárbara bendita” lanzados a viva voz.
En este año 2020 se produce el cierre definitivo de la explotación minera del carbón en España, enmarcado en el proceso de transición energética europea y a finales de 2038 sucederá igual en Alemania. Noemí Sabugal, autora del libro Hijos del carbón, nos ofrece una visión social, política y laboral del panorama actual. Según sus palabras: “[…el cierre se ha hecho de una forma improvisada y por lo tanto pretende no cerrar en falso…] [… está provocando una crisis de identidad en cuencas mineras sin minas…]”
Junto a Ramón Villa conoceremos la situación en la minería española, pero sobre todo descubriremos que la familia minera es algo más que un mono azul, unas manos y caras tiznadas de negro, un casco iluminado y una gruta oscura por la que el hombre se pierde. Y lo haremos de su mano porque ha demostrado un amplio conocimiento a lo largo de los años.
Él no solo es Ingeniero Técnico de Minas, Ingeniero Graduado en Explotación de Minas y Explosivos, también ha sido Decano del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Minas y miembro del Consejo General de Colegios de Ingenieros Técnicos de Minas. Ramón es un hombre que sufrió un accidente minero donde se fracturó todos los huesos de las dos piernas, lo que le mantuvo dos años sin poder andar. Sin embargo, en cuanto se recuperó volvió de nuevo a la profesión. A día de hoy se declara jubilado, pero en realidad es un hombre dedicado a las letras y a la música, sus grandes aficiones. Entre otros colabora con las revistas literarias “Y latina” y “Zenda”, mientras continúa evocando su Nostalgia minera.
Ramón, ¿cuál es la situación a día de hoy del carbón?
El cierre de las minas de carbón es un proceso que se inició lentamente, en 1986 con la reconversión siderúrgica y en este momento está prácticamente finalizado. Aunque el cierre de las minas, que continuaban en activo, se produjo hace dos años, todavía queda en activo una mina de carbón, en concreto el Pozo Nicolasa en Mieres, que proporciona suministro a la central térmica de la empresa Hulleras del Norte. En unos dos años finalizará el ciclo de la térmica y con ella se pondrá fin a la mina.
Para hacernos una idea en 1970 había unos treinta mil mineros en Asturias, a día de hoy quedan unos mil. Esta es la situación en España, sin embargo en otros países no sucede igual. La Unión Europea subvencionaba el carbón y en un momento determinado decide dejar de hacerlo. Polonia, con dos millones de puestos de trabajo y Alemania con un importante número también, han creído más adecuado hacer un cierre más lento en 2038.
Nuestro país depende energéticamente de otros, aún teniendo recursos naturales suficientes. En otros países como Rusia, China o África, el carbón aun continúa en activo. ¿Crees que existe algún modo de mantener viva la mina respetando las recomendaciones medio ambientales vigentes?
Los profesionales más involucrados en respetar el medio ambiente son los geólogos y los mineros. El problema de los combustibles fósiles son las emisiones de CO2 y el resto de gases efecto invernadero, producidos por múltiples industrias y lanzados a la atmósfera. El 80 % a nivel mundial viene de EEUU, China, India y Brasil. Si estos cuatro países no toman medidas, lo que hagamos el resto del mundo tiene muy poca incidencia.
El contrasentido surge porque en España, el carbón y las térmicas se han cerrado o están en ello, pero necesitamos importar energía, de Marruecos o Francia. Lo que nosotros dejamos de enviar a la atmósfera, lo hacen otros países.
Es necesario establecer el cómo y la manera de gestionar este asunto. Deberían ser tecnócratas y no políticos quienes lo hicieran. Debemos ser conscientes, que siguiendo los protocolos de Kioto y París, las energías renovables van a tener un coste más alto. Por lo tanto si queremos una energía limpia tenemos que estar dispuestos a pagar más caro por ella.
Por otro lado no debemos olvidar que en España tenemos mucha actividad minera como las explotaciones de otros minerales como coltán, oro, cobre, piedra ornamental (mármol, granito, etc) y otras muchas más que están en funcionamiento.
«El minero entiende la mina como un ser con una fuerza inmensa, por ello busca el arte de extraer los minerales con el menor riesgo posible»
La mina es cruel y el hombre es vulnerable. Gases tóxicos, temperaturas extremas, aguas heladas, ruidos, la herencia pulmonar que deja y por encima, la muerte sobrevolando continuamente sobre el casco. ¿Crees que la mina os rechaza o simplemente se defiende?
El minero entiende la mina como un ser con una fuerza inmensa, por ello busca el arte de extraer los minerales con el menor riesgo posible. Intentamos abrir un camino en el interior de la Tierra para extraer los minerales que atesora, pero cuando abrimos ese hueco, la Tierra desencadena fuerzas que pretenden cerrarlo. No sabemos muy bien lo que nos vamos a encontrar, por eso es fundamental estudiarla. La actividad dentro de la mina es nociva, dura y peligrosa. Debemos conocer a fondo todos los oficios que allí se desarrollan y a partir de ahí, poner en marcha las medidas de prevención necesarias con el objetivo de minimizar al máximo los riesgos. Con todo, en la minería del carbón en Asturias se calcula que unos 5000 mineros muertos por accidentes en los dos siglos de actividad. Otros cientos de miles han sufrido daños por su profesión, bien sean estos la silicosis y accidentes graves. Se busca sobre todo, la seguridad del minero. La única manera de evitar los accidentes es con formación e información a los trabajadores, de este modo se conocen los riesgos, la forma de evitarlos y se aplican los medios de prevención adecuados.
Supongo que el primer y el último día de trabajo en la mina debe tener un significado especial. Háblanos sobre esos dos momentos?
El primer día es de desconocimiento y el último de desazón por todo lo que dejas atrás. La mina tiene un componente de carga emocional y de adrenalina muy importante, debido al enfrentamiento continuo al riesgo y a los distintos retos por solventar. Entre otros figuran: que la mina funcione, que el personal no se accidente o que la empresa sea rentable… pero el componente más importante es tener en cuenta el destino. Este puede provocar sucesos súbitos, impredecibles y repentinos.
Mis funciones consistían, además del cálculo y diseño de estructuras mineras, de la responsabilidad de un funcionamiento correcto desde el punto de vista de la empresa y del trabajador. A esto había que añadirle que soy de la escuela alemana, es decir he vivido de cerca la mina, pues entramos a diario en ella. Esto me ha permitido comprobar in situ cualquier situación, tanto las dichosas como otras que permanecerán para siempre en el alma.
«El contacto diario con la mina genera un sentimiento de invulnerabilidad que te lleva a pensar “no me va a pasar nada”. El día que ocurre una desgracia, la pierdes y comienzan los miedos, fobias, inseguridades»
Cuando sobrevives a un accidente, ¿Qué sientes al ver la luz al final del túnel?
Mucho miedo. El contacto diario con la mina genera una confianza y un sentimiento de invulnerabilidad que te lleva a pensar “no me va a pasar nada”. El día que ocurre una desgracia, la pierdes y comienzan los miedos, fobias, inseguridades, la duda de “¿como quedaré? ¿Podré volver a trabajar?…” y el miedo a perder una parte de tu futuro profesional. Y a todo esto hay que sumar el dolor y la situación de verte morir en pocos segundos.
Mi accidente como muchos otros, fue debido a un fallo humano, lo que también genera una culpa que a su vez provoca un reproche hacia ti mismo. Surge el “¿por qué lo hice de ese modo y no de otro?” la recuperación de un accidente conlleva dolor y superar todos estos sentimientos añadidos.
En la mina encontramos familias enteras, incluidas sus mujeres, y hasta varias generaciones. ¿Lo vuestro es vocación o devoción?
En algunos se trata de vocación, es el caso de los que estudian o siguen la tradición familiar, aunque el minero en realidad no desea que el hijo trabaje en la mina. Aquí se incluyen las mujeres; la OIT prohibió a principios del siglo XX el trabajo de las mujeres en el interior. Una mujer reclamo su derecho a trabajar dentro y una sentencia del Tribunal Supremo de 1996 se le reconoció el derecho a trabajar como mineras de interior.
En otros casos es devoción, pues no les queda más remedio que dedicarse a esta profesión, bien por la zona donde viven o bien por otras causas.
Escribes muy a menudo bajo el epígrafe; “Nostalgia minera”, que por cierto hoy me he permitido la licencia de utilizar. Ramón, ¿puedes definirnos qué es la nostalgia minera?
Es el sentimiento que se genera en mí por todo lo que supuso la mina. Soy consciente que regresar a ella después de sufrir un accidente tan grave, tiene un componente muy emotivo.
La nostalgia es la ausencia y la pérdida de lo que tenías en aquel momento donde no eras consciente de todo lo que te rodeaba. Yo siempre viví en pueblos mineros donde mis hijos y mi familia vivíamos la camaradería y el cariño de la gente que se vuelca en ayudarte para continuar. Esto nos lleva a la épica minera, los mineros se cuidan unos a otros porque es necesario poner en manos de quien tienes al lado tu seguridad y al otro le sucede lo mismo. Aquí me gustaría señalar que, aunque mayoritariamente el minero es ateo o agnóstico, Santa Barbará ocupa un papel muy importante, pues no existe minero que no le tenga devoción a la santa.
El minero no nace, pero se hace. Nunca deja de ser minero y lo más importante es que se siente orgulloso de serlo. De aquí la pérdida, la ausencia y la nostalgia.
En pocos días todas las vagonetas de carbón se habrán detenido, las luces de cascos se quedarán ciegas, los hogares creados en torno a la mina apagaran sus luces, pero la mina continuará emitiendo crujidos en soledad. Los mineros, bajo la luz del sol y del cielo azul, buscarán otros quehaceres. Sin embargo, ellos al igual que Ramón nos confiesa, nunca dejarán de añorarla…
Muchísimas gracias Ramón, ha sido un verdadero privilegio aprender de tu nostalgia.