Cheveley Park tiene algo. Quizás su preciosa chaquetilla, quizás una historia maravillosa detrás, quizás Pivotal y su estirpe de campeones. Y por seguro la simpatía y buen trato que dan sus responsables a los afortunados visitantes que se acercan a conocer sus maravillosas e históricas instalaciones. Viene a ser como una especie de oposición a las grandes operaciones de cria tales como Coolmore, Shadwell, Darley, etc., caimanes voraces que gustan de monopolizar los mejores sementales, las más brillantes yeguas y los yearlings más prometedores. Y claro, por ende y como es lógico, de coleccionar los stakes más renombrados. Pero no siempre. A veces, algunas veces, yeguadas más modestas se revuelven, y consiguen plantar cara a los grandes transatlánticos. Fragatas contra acorazados, y donde por ejemplo la bandera roja, blanca y azul es ondeada orgullosa por alguno de sus soldados. Como en el caso de Cabaletta. ¿Podría ser? Podría ser.
Vayamos al principio… Cabaletta solo tiene una carrera. Sí, es poca cosa frente a una generación donde las grandes matronas ya han afilado sus garras. Quadrilateral, la perla de Abdullah, una invicta hija de Frankel ganadora de la Fillies´ Mile con el mejor de los estilos, o su escolta Powerful Breeze, con toda la mejora del mundo. O la consistente y solida Love, y que decir de la clasuda Alpine Rose. Difícil, está claro. Y nosotros enfrentamos a Cabaletta, con su pírrica victoria en un track como Yarmouth. Y en un barrizal. Bueno, quizás el lote ha demostrado ser de campanillas… Pues tampoco. Por no ser, no era ni favorita. ¿Que qué la he visto? Clase. Estilo. Hechuras. Scope. Y futuro, mucho futuro. Y claro, que es de Cheveley Park, impronta de campeones. Y también un origen que invita a soñar.
Su padre, Mastercraftman, un buen semental, honrado, voluntario, un obrero del turf, producto de la factoria Coolmore que en un determinado momento, allá por 2015, llego a tener un fee de 40.000 €, teniéndolo fijado en la actualidad en 25.000 € y que ha sido capaz de padrear más de una docena de ganadores de Grupo I. Suma, no demasiado, pero suma. Pero si hablamos de añadir, vayamos a su línea femenina… Allegretto, una yegua escudo Cheveley de valor 115, ganadora de grupo en el fondo e hija de Galileo, Rey de Reyes, que atrasada y con clase consiguió sus mejores performances a los 4 y 5 años.
Todo ello, aderezado con una previsible buena gestión de ese magnifico entrenador que es Varian (y por supuesto la sin igual Hanako, su esposa) y un poco de suerte, puede dar lugar a una yegua de Oaks. Porque también hay que señalar que da la sensación de que las yeguas de fondo de esta generación no parecen una maravilla. Cierto, Quadrilateral tiene clase y estilo, pero está por ver su adaptación a la distancia. La prometedora Powerful Breeze ha tenido una lesión y hay que testar su recuperación. Love es lo que es, y ya está muy expuesta y contrastada y Alpine Rose no deja de ser una esperanza, con buena pinta pero esperanza al fin y al cabo. ¿Y no habrá sitio para nuestra protagonista?. Puede ser ¿no? Seamos optimistas, porque por ahora no está, pero puede ser que se la espere. En Cheveley son moderadamente optimistas, con esa cautela que les caracteriza. Hablan de calidad, y de un trial para el Oaks con la boca pequeña… pero nosotros somos españoles, y que se note. A por todas, saltamos la trinchera y de coraza un escapulario, cual requeté recién conmulgado.
Y es que a veces, algunas veces, merece la pena apostar contra lo obvio y lo previsto, y fijar la vista en una yegua que por no tener, no tiene por ahora ni inscripciones en las clásicas ni aparece en los antepost. Pero Cabaletta, tiene hechuras, nombre y colores de campeona. Y vamos con ella, ya sea en Epsom, en Ascot o en Yorkshire. Porque somos muy de Cheveley.