“Tierra de hielos y cadenas” la definió Maxim Gorki. Y es que pocos lugares de todo el globo terrestre trae las implicaciones emocionales que se producen al escuchar el nombre de Siberia. Lugar de castigo para delincuentes durante siglos e inmensa prisión a cielo abierto para disidentes durante la dictadura soviética. Pero ahora los inquietos ojos de los viajeros han puesto el foco en esta vastísima región de más de 13 millones de kilómetros cuadrados y situada en la parte asiática oriental de Rusia. Porque si buscas autenticidad, este es tu viaje… Comenzamos.
Bienvenidos a Novosibirsk
Y para comenzar nuestra ruta por Siberia, que mejor que comenzar por la capital, Novosibirsk, situada cerca de la frontera con Kazajistán. Parada obligatoria en la mítica ruta del Transiberiano, además de ser la capital de Siberia, la ciudad de Novosibirsk (tercera ciudad más grande de Rusia) es un muy importante centro científico y cultural. Fundada a finales del Siglo XIX por los trabajadores que estaban construyendo un puente ferroviario sobre el río Obi, su crecimiento fue vertiginoso, hasta el punto de ser la ciudad que ostenta el Record Guinness de ser la población que ha alcanzado el millón de habitantes en menos tiemp, cifra que la alcanzó en escasos 70 años.
«Novosibirsk ostenta el Record Guinness de ser la población que ha alcanzado el millón de habitantes en menos tiempo»
Durante la época soviética se desarrolló de una manera significativa sus complejos industriales y aún quedan bastantes edificios de estilo constructivista, y también destacan edificios en estilo neoclásico soviético, como la enorme estación de ferrocarril. Pero si hay algo que llama la atención es esta ciudad ese es sin duda el grandioso Teatro de Ópera y Ballet, el más grande de Rusia con 1.762 butacas en la sala principal. Conocido como “El Coliseo de Siberia» su construcción finalizó en 1944 tras 10 años de trabajos, pasando a convertirse rápidamente en el símbolo de la ciudad. Por otro lado, a poco más de 20 kilómetros se encuentra Akademgorodok, la “ciudad académica”, que fundada a finales de los años 50 fue concebída como residencia exclusivo para la comunidad científica. Pese a estar todavía en activo, no tiene la importancia que antaño.
El lago Baikal, el mar de Siberia
Declara Patrimonio de la Humanidad, el lago Baykal es algo más que un lago para los siberianos y durante siglos fue un lugar considerado santo por los asiáticos, sobrevivendo hoy en día alrededor del lago las tallas y parte de los edificios rituales de las tribus que peregrinaban al Baikal para investirse de su energía.
En Europa no se supo nada de este lago hasta las expediciones rusas del siglo XVII, siendo el primer occidental en llegar fue Kurbat Ivanov en 1643, aunque en sus orillas fueran habitadas por pueblos de origen mogol desde el Siglo II A.C. De tamaño asombroso (se calcula que alberga el 20 % de las aguas continentales no heladas), tiene más de 600 kilómetros de largo y es la reserva de agua dulce más grande del mundo.
«Se calcula que el lago Baykal alberga el 20 % de las aguas continentales no heladas, tiene más de 600 kilómetros de largo y es la reserva de agua dulce más grande del mundo»
Y es que el Baikal es especial por muchos motivos. Por ejemplo es el lago más antiguo que se conoce y su agua es tan trasparente y posee tanta calidad que se puede observar más de 50 metros atraves de ella. Así mismo a pesar de sus condiciones climatológicas extremas (en invierno se alcanzan hasta 50 grados bajo cero), el lago Baikal también es un paraíso para la fauna y la flora, presentando una biodiversidad extraordinaria con más de 1.600 tipos de animales (entre ellos la foca nerpa, especie endémica del lago que es la única foca de agua dulce del mundo) de los cuales 848 de ellos no existen en ninguna otra parte del mundo. Porque un viaje al mar siberiano también significa tener la posibilidad probar algunas especies de pescado únicas, como el omul, además de poder admirar la antigua arquitectura de piedra y los monumentos del denominado barroco siberiano. Sin duda una experiencia única. Como curiosidad señalar que en el fondo del lago hay una pirámide de acero inoxidable con el escudo de Rusia, símbolo de la primera misión que consiguió llegar hasta el fondo el 29 de julio de 2008.
Actualmente la zona del lago Baikal está poco poblada, y la mayor parte de las poblaciones que hay a su alrededor son pequeñas y con un escaso número de habitantes. De hecho, al no existir ninguna carretera que circunvale completamente el lago, muchas de estas pequeñas poblaciones solo se comunican con el exterior por medio de barcos.
El desierto más extraño del mundo
En sus más de 13 millones de km2, Siberia alberga una gran multitud de ecosistemas. Tundras y taigas, montañas y llanuras, y aunque parezca increíble, desiertos, alguno tan especial y majestuoso como el denominado Arenal de Chara que, situado a 6 kilómetros de la capital del distrito de Kalarsky, está enclavado en el área más inaccesible de Siberia. Y es que en las montañas de Siberia, entre bosques y hielo, existe un lugar mágico. Un paisaje virgen de dunas de arena que pocos han visto, las Arenas de Chara: el desierto de Rusia.
«Es que en las montañas de Siberia, entre bosques y hielo, existe un lugar mágico. Un paisaje virgen de dunas de arena que pocos han visto, las Arenas de Chara: el desierto de Rusia»
“Una región de paradojas geográficas”, lo denominó el explorador Vladímir Preobrazhenski. Y es que este desierto de arena de poco más de 10 kilómetros de largo y 5 de ancho es absurdamente irreal. Gigantescas dunas de arena contrastando con las heladas montañas, a menos de cuarenta kilómetros de los Glaciares Kodar, dando lugar a un “oasis invertido”. Y es que el micro desierto de Las Arenas de Chara constituye una de los más bellos absurdos del planeta, llegando a poderse observar en pleno invierno, como la nieve de los glaciares llega al límite de la arenas del desierto, creando una escena inigualable.
Como curiosidad señalar que en el interior del desierto se ha descubierto un yacimiento datado en la época prehistórica, con utensilios tallados en piedra y restos de cerámica.