Chipre es la tercera isla más grande del Mediterráneo, precedida en tamaño solo por Sicilia y Cerdeña. Su situación en la parte oriental del Mare Nostrum y su vinculación geográfica e histórica con el Próximo Oriente, Grecia y Turquía ha hecho que sea casi la isla más desconocida para nosotros. Por ello, os invito a que, a través de estas líneas, viajéis conmigo hasta Chipre para que juntos podamos descubrir todas las maravillas que la isla alberga. Sé que, si la conocéis, quedareis impactados y enamorados, como me ocurrió a mí.
Antes de empezar a recorrer sus principales lugares, añadiremos una breve nota histórica sobre la isla para conocer mejor su evolución y desarrollo. Chipre se encontraba ya poblada hacia el año 10000 a.C., con comunidades de cazadores-recolectores establecidos en aldeas. Gracias a los yacimientos de Aetokremnos y Khirokitia, dos asentamientos clave, podemos conocer los primeros momentos de la historia de la isla y el establecimiento y desarrollo del Neolítico. Poco a poco, y por su situación estratégica, Chipre comenzó a tener contacto con las distintas culturas de los territorios que la rodeaban y las cuales influyeron en su propio desarrollo histórico. El mejor ejemplo es Egipto, cuyo faraón Tutmosis III sometió a la isla en 1500 a.C., manteniéndola bajo su poder hasta que, en el siglo XIII a.C., cayó bajo el yugo hitita. Sin embargo, no fueron los únicos, pues desde muy temprana fecha, Chipre mantuvo contactos con el mundo micénico y con los fenicios. También sufrieron, en torno al 1200 a.C., la invasión de los pueblos del mar, un fenómeno histórico que ha suscitado un gran debate entre los historiadores y que se relaciona con un contexto de guerras y destrucción generalizada en el Mediterráneo. A continuación, Chipre pasó de mano en mano, cayendo bajo la soberanía asiria, persa y griega hasta que fue conquistada en el 331 a.C. por Alejandro Magno, quedando desde entonces bajo órbita helénica. A la muerte del conquistador, pasó al dominio de los Ptolomeos egipcios hasta que los romanos conquistaron la isla en el año 57 a.C., quedando largo tiempo bajo su influencia. Chipre conoció desde muy pronto el cristianismo, ya que sabemos que desde el año 45 d.C. recibió las prédicas de San Pablo y San Bernabé.
Tras la caída del Imperio Romano, Chipre sufrió tanto la dominación bizantina como árabe. La Edad Media fue un periodo muy importante, puesto que su posición geoestratégica la hacía blanco de todos los conquistadores del momento. De hecho, en 1192 la conquistaron los cruzados, dirigidos por Ricardo I Corazón de León, quien se coronó incluso como rey de Chipre. Desde 1489 quedó bajo dominio de la Republica de Venecia, que tuteló el desarrollo histórico de la isla hasta la conquista de los turcos en el año 1570. A partir de este momento, Chipre quedó integrada dentro de la órbita territorial del Imperio Turco, una situación que cambió en 1878 cuando, tras el Congreso de Berlín, pasó a depender de la administración británica.
En 1931 se produjeron las primeras revueltas a favor de la enosis, esto es, la unión de Chipre con Grecia, a la que siempre se han sentido vinculada por cultura y tradición. Las protestas aumentaron al finalizar la Segunda Guerra Mundial, a la vez que se exigía el fin del dominio británico. Finalmente, en 1960 Turquía, Grecia, Reino Unido y las comunidades grecochipriota y turcochipriota firmaron el tratado de independencia de la isla, a la vez que los británicos mantuvieron bajo su control las bases de Acrotiri y Dhekelia.
La tranquilidad se vio rota cuando, el 15 de julio de 1974, un golpe de estado (apoyado por la dictadura griega) depuso al gobierno legítimo. Nada más producirse este hecho, Turquía ocupó e invadió militarmente el tercio norte de la isla, dando origen al estado ilegal de la República Turca del Norte de Chipre. A día de hoy, en teoría, todo Chipre forma parte de la Unión Europea, pero lo cierto es que sigue dividida. Por un lado, la zona norte se encuentra bajo el yugo de la República Turca del Norte de Chipre, estado que sólo es reconocido por Turquía, mientras que las bases británicas establecidas en 1960 siguen bajo la soberanía de Reino Unido. Una situación que dificulta enormemente el desarrollo político y económico de Chipre.
Tras conocer brevemente la historia chipriota, comenzaremos nuestro viaje por Nicosia, la ciudad más grande y la capital del país. Nicosia se encuentra también dividida (de hecho, es la última capital del mundo dividida entre dos países), ya que la parte sur pertenece a la República de Chipre y la norte a la República Turca del Norte de Chipre. Una situación bastante peculiar que hace que, por ejemplo, la capital chipriota carezca de aeropuerto (al quedar en la parte norte) o que necesites el pasaporte (últimamente aceptan el DNI sin problemas) para cruzar de un lado a otro de Nicosia a través de la llamada “Línea Verde”.
Aunque Nicosia fue fundada en la Antigüedad por gentes de origen griego, cobró mayor esplendor a partir de 1192, cuando se convirtió en la sede de la Casa de Lusignan. Sufrió un periodo de fuerte violencia antes de conseguir la independencia del país y otro tras 1974, cuando quedó dividida en dos. Pese a la devastación de gran parte de la ciudad que trajo consigo la invasión turca, Nicosia ha conseguido mantener gran parte de su patrimonio intacto, que tiene desde restos arqueológicos de la Antigüedad hasta edificios de época medieval y colonial, como el Ayuntamiento o las murallas que la rodean. Asimismo, el gobierno municipal ha tratado de devolver su antiguo esplendor al casco histórico de Nicosia. Tal es el caso de Laiki Yitonia, el área peatonal que comprende gran parte del barrio antigua. Sus edificios han sido restaurados y los que se han construido nuevos lo han hecho, manteniendo los elementos de la arquitectura tradicional de Chipre, haciendo que pasear por esta zona sea una delicia para los sentidos. Muy interesantes son también la iglesia de Tripiotis, de estilo franco-bizantino o el Monasterio de San Irakleidios, arzobispo de Tamassos que conoció a San Pablo y a San Bernabé.
La catedral de la Nicosia grecochipriota es San Ioannis, una iglesia del siglo XVI con un claustro, que adquirió este estatus tras la invasión turca de la isla, momento en que la mitad de los principales edificios de la ciudad quedaron en manos de los invasores como ocurrió con la catedral de Santa Sofía. Uno de los principales lugares que se deben visitar sin duda es el Museo Arqueológico de Chipre, ubicado en un edificio del siglo XVIII. La colección de objetos que ofrece el Museo supone un apasionante paseo por la historia de esta isla del Mediterráneo, por lo que cualquiera que quiera conocer un poco más de Chipre debe visitarlo. Aunque las instalaciones están un poco anticuadas, lo cierto es que las colecciones que contiene son únicas, destacando las salas con las piezas de la Edad del Bronce o del periodo romano.

La diosa Afrodita en el Museo Arqueológico de Chipre. Los vínculos de la diosa del amor con la isla son míticos, como veremos más adelante. Fotografía de la autora.
En cuanto a la parte norte de la ciudad (la zona ocupada), encontramos interesantes edificios como la mezquita de Arab Ahmet, fechada en el siglo XVI aunque su estructura actual data del 1845. Es de las más bellas y visitadas por los musulmanes que habitan la isla, aunque no es considerada como una de las principales mezquitas de Chipre. Más atrayente es la mezquita Omeriyeh, conocida también como la antigua catedral de Santa Sofía. En origen, fue una iglesia de estilo y estructura gótica, decorada con las esferas armilares de los reyes de Chipre y diversos símbolos cristianos. Sin embargo, la invasión de 1974 transformó este sitio, ya que desapareció toda decoración cristiana quedando convertida en una mezquita. A día de hoy, sigue siendo un lugar de culto musulmán, por lo que quien desee visitarla tiene que descalzarse (y velarse en el caso de las mujeres) y respetar el horario de oración.


Otro de los edificios imprescindibles de la Nicosia ocupada es el conocido como Büyük Han, un caravasar construido por los otomanos en el año 1572 para que pernoctasen y descansasen los comerciantes que visitaban la ciudad. En el centro del patio abierto de Büyük Han, rodeado por múltiples estancias, encontramos una pequeña mezquita con una fuente para realizar las obligatorias abluciones antes de la oración. Tras la invasión de 1974 el lugar quedó abandonado y muchas familias lo ocuparon, convirtiendolo en su hogar. Sin embargo, en 1990 fue restaurado y se convirtió en un centro de arte, con galerías, talleres y varios cafés y tiendas. Se ha convertido en uno de los sitios más agradables de Nicosia en los que poder tomar un té o un fuerte café turco.

Tras conocer Nicosia, seguiremos visitando la parte greco-chipriota de la isla, acercándonos ahora a Pafos, otra de las principales ciudades de Chipre.
Aunque de origen fenicio, la tradición cuenta que Pafos fue fundada por el heroe Agapenor de Arcadia tras su regreso de la guerra de Troya. Sin embargo, no es el único mito sobre el origen de la ciudad, ya que existieron otras historias que vincularon la fundacion con Cíniras (rey de Chipre, tenido por hijo de Sándoco y Fárnace o de Apolo y Pafos) o con Pafos, hija de Galatea y Pigmalión o de Céfalo y Eos, y considerada como madre del anterior. De cualquier forma, y pese al mito, las primeras referencias escritas sobre la ciudad se fechan en la época en que la isla estaba bajo dominacion del rey asirio, Asarhaddón, a partir del 672 a.C. Desde este momento, Pafos comenzó a formar parte de la Historia de manera activa.
En la Antigüedad ya se distinguían dos “ciudades” en Pafos, una llamada Paleopaphos o Palaipaphos y otra conocida como Kato o Nea Paphos, fundada con seguridad en el siglo IV a.C. Siempre se consideró a Paleopaphos como el centro religioso de Pafos, mientras que Nea Paphos actuaba como centro urbano, administrativo y comercial, un papel que confirmó cuando se convirtió en la capital de la isla bajo dominación romana.
La enorme importancia histórica y cultural de Pafos ha hecho que sea declarada (junto con las ruinas de Paleopaphos, situadas en la actual ciudad de Kouklia) Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, un nombramiento producido en 1980.
Empezaremos nuestro paseo por Pafos conociendo su parte más antigua, situada en la actual Kouklia y que es conocida precisamente como Paleopaphos (esto es, la antigua Pafos). Paleopaphos fue considerada ya desde el 1200 a.C. un importante centro religioso del Mediterráneo oriental, lo que nos habla tanto de su antigüedad como de su prestigio. Ello se debe a que, ya en el calcolítico (3900-2500 a.C.), se adoraba a una diosa de la fertilidad, representada como una mujer de formas rotundas, que evidenciaba su vinculación con la maternidad. A partir de entonces, se comenzó a difundir por la región su culto, que cobró una gran importancia en la Edad del Bronce y que acabó vinculado con el de Afrodita, cuyo mito la hacía surgir de las aguas chipriotas, en concreto en la zona de Petra tou Romiou. A esta diosa se le levantó un templo con un altar al aire libre, donde se le daba culto bajo la representación de una piedra cónica, conservado aún a día de hoy. La veneración de Afrodita perdió su atractivo ya a partir del auge del cristianismo, cuando su culto se abandonó.

Y ya en la actual ciudad de Pafos destacan sobre todo dos interesantes yacimientos, Kato o Nea Paphos y las Tumbas de los Reyes.
Kato Pafos se compone de sitios y monumentos desde época prehistórica hasta la Edad Media, aunque los más importantes son los de fecha romana, momento en el que se datan los principales restos del lugar. De entre estos destacan varias domus, con sus impresionantes mosaicos, el teatro y el ágora. La conocida como casa de Dionisos presentaba temas mitológicos como elemento predominante dentro de sus mosaicos, cuyo estado de conservación es excelente. La casa de Dionisos se data en el siglo II d.C. y se cree que perteneció a algún miembro de la élite de la ciudad debido a su opulenta decoración. De esta misma época también es la casa de Teseo, decorada igualmente con espléndidos mosaicos de decoraciones geométricas e imágenes mitológicas, entre las que destacan Teseo matando al minotauro (rodeados de la representación del laberinto) o el nacimiento de Aquiles. La casa de Aion es algo más tardía, ya que se construyó en el siglo IV d.C., pero la riqueza de sus mosaicos hace imprescindible su visita, destacando Leda y el cisne, la procesión triunfal de Dionisos o Apolo y Marsias.


En cuanto al teatro, construido en el siglo II d.C., lo encontramos ubicado cerca de las murallas de la ciudad. Su excelente estado de conservación hace que incluso a día de hoy continúen representándose obras de teatro. Situado enfrente del teatro encontramos el ágora, de mediados del siglo II d.C. y destruido ya en el siglo IV d.C. a causa de unos terremotos que azotaron toda esta área. Al sur del teatro y del ágora, se sitúa el asklepieion, el santuario dedicado a Asclepio, dios de la medicina, y formado por un complejo de edificios con un gran patio cuadrado. Cercana a esta zona, también se puede visitar el castillo de Saranta Kolones, una fortaleza cuyos orígenes se encuentran en época bizantina y que se levantó para proteger el puerto de Pafos de las invasiones árabes.
Al salir de Kato Pafos nos encontramos con un castillo de origen veneciano, reformado por los otomanos, que preside el puerto de la ciudad. Debido a su precario estado de conservación, solo es visitable en parte.
En cuanto al parque arqueológico de las Tumbas de los Reyes, consiste en un conjunto de tumbas subterráneas del siglo IV a.C., destinadas a oficiales de alto rango y no a reyes, pese a su nombre. Estas tumbas, extendidas sobre una vasta área, presentan una gran variedad de formas y tamaños, dependiendo de los gustos y posibilidades de sus propietarios. Algunas de ellas fueron diseñadas para albergar un solo cuerpo mientras que otras son tan grandes que permitían que se depositasen hasta veinte de ellos. Igualmente, la forma es diferente en cada caso. Podemos encontrar desde tumbas sencillas, consistentes en un nicho labrado en la roca o con una o dos cámaras, hasta tumbas muy elaboradas, con un atrio rodeado de columnas, imitando el hogar de los vivos. Unas pocas son realmente subterráneas, accediéndose a ellas unicamente a través de escaleras.
Muy cerca de Pafos, pero no en la misma ciudad, encontramos Petra tou Romiou, también conocida como Roca de Afrodita, uno de los lugares más mágicos de toda la isla. Vamos a descubrir por qué.
Según cuenta la leyenda, esta roca es el sitio donde nació la diosa Afrodita. La diosa brotó de la espuma del mar, la cual apareció tras haber arrojado Cronos en este lugar los testículos de su padre Urano, cortados a instancias de su madre Gea, ya que ambos deseaban derrocar al titán. La mezcla de las gotas de sangre de Urano con el agua del mar dio lugar a la diosa del amor, que salió de la espuma y se vio arrojada a Chipre desde este punto. Aunque este es el mito más popular, existió una versión local que indicaba que la Roca de Afrodita, visible enfrente de la costa, era parte del cuerpo de Urano, ya que Cronos había emboscado a su padre y le había cortado en dos con una guadaña. Mientras intentaba escapar, Urano perdió parte de su cuerpo (incluidos los famosos testículos), que cayó al mar. A continuación, en el punto donde se hundieron las partes mutiladas de Urano, apareció una espuma blanca sobre la que surgió una hermosa doncella, empujada por las olas hacia Chipre. En cualquier caso, había nacido la diosa del amor, quedando vinculada a partir de entonces con la isla y con Petra tou Romiou. Su patronazgo ha pervivido a lo largo de los siglos, ya que incluso a día de hoy los propios chipriotas creen que cualquier persona que se atreva a nadar alrededor de la Roca de Afrodita (hazaña nada desdeñable, teniendo en cuenta lo embravecido que suele estar el mar en este punto) será bendecido por Afrodita, que le otorgará el don de la belleza y el amor de quien desee.
Petra tou Romiou. Fotografía de la autora.
El siguiente lugar que visitaremos es el yacimiento de Kourion, uno de los lugares más espectaculares de toda la isla. La fundación de esta antigua ciudad se atribuye a Curieus, hijo del rey Cíniras, aunque el primero en describir este emplazamiento fue Heródoto, quien decía que había aparecido gracias a la iniciativa colonizadora de los argivos. Además, Kourion aparece documentada en las inscripciones asirias del reinado de Esarhaddón y Assurbanipal (a comienzos del siglo VII a.C.), en las que se describe como el rey de la ciudad, llamado Estesenor, traicionó al resto de las ciudades chipriotas luchando al lado de los persas. A partir de este momento, las referencias a Kourion fueron constantes, participando la ciudad de forma activa en la política de la época.
La visita a Kourion es una experiencia única para los sentidos. El azul del mar, lo blanco de las ruinas conservadas, el olor a salitre…Desde la primera vez que estuve, este lugar se convirtió en mi yacimiento favorito y siempre que puedo, recomiendo a todo el mundo su visita. Kourion, como yacimiento, comprende diversos edificios, que van desde la Casa de Aquiles o la Casa de los Gladiadores a las termas, la necrópolis… pero lo que destaca por encima de todo es el impresionante teatro, del siglo II a.C. Actualmente, tras su restauración, se utiliza para hacer espectáculos teatrales al aire libre. Aunque ya en la propia Antigüedad Kourion fue sacudida por algunos terremotos que obligaron a su reconstrucción, lo cierto es que su estado de conservación es bastante bueno. A las afueras de la ciudad, a unos dos kilómetros y medio aproximadamente, está el santuario de Apolo Hylates, uno de los principales lugares de culto de Chipre que se encontraba dedicado al dios Apolo. Se ha documentado su uso desde el siglo VIII a.C., aunque fue completamente renovado en época de Augusto y de Trajano, que monumentalizaron el recinto. Sin embargo, fue destruido por un seísmo en los años 364 y 365 d.C., momento en el que cae en el abandono.

A continuación, en este viaje por la isla mediterránea, podemos ver la impresionante ciudad de Limassol, la segunda más grande de Chipre. Limassol destaca por haberse convertido en uno de los puertos más importantes para el desarrollo comercial del Mediterráneo oriental, lo que ha hecho que se potencia también su faceta más turística. Sin embargo, es interesante destacar que en la zona oeste de Limassol encontramos la base militar británica de Acrotiri, posesión ultramarina del Reino Unido, lo que convierte a este punto en un lugar geoestratégico muy importante y nos habla, una vez más, de la peculiar situación política que vive Chipre.
A comparación de la gran mayoría de ciudades chipriotas, la historia de Limassol parece ser bastante corta, ya que los primeros datos que encontramos sobre su poblamiento se fechan en la III Cruzada, poco después de que el rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León, destruyese la antigua y cercana ciudad de Amatunte en el año 1191. Sin embargo, gracias a la arqueología sabemos que el área de Limassol estuvo habitada desde bastante antes. Se han localizado diversas tumbas, fechadas en torno al año 2000 a.C. y de los siglos VIII al IV a.C., que nos hablan de un modesto asentamiento en esta zona, que no ha sido mencionado nunca en las fuentes clásicas.
Sin embargo, lo cierto es que Limassol se encuentra muy ligada a su historia medieval, momento en el que empieza a aparecer como protagonista de pleno derecho en la Historia. Ya hemos visto cómo Ricardo Corazón de León se cruzaba en el desarrollo de Limassol, pero no es el único episodio en el que rey y ciudad estuvieron unidos. Y, como vamos a ver a continuación, una princesa navarra también estuvo implicada. El rey navegaba en dirección a Tierra Santa, dispuesto a emprender la Cruzada para tomar los Santos Lugares y estaba acompañado de su prometida, Berenguela de Navarra, y su hermana, la reina Juana de Sicilia, que estaban en otro barco diferente. Debido a una tormenta, el barco de estas dos mujeres se vio obligado a detenerse en Limassol. Isaac Comneno, gobernador bizantino de la isla, las invitó a desembarcar (con la clara intención de secuestrarlas), pero ellas se negaron a hacerlo. Enfurecido, se negó a proporcionarles avituallamiento, por lo que el barco de Berenguela y de Juana se vio obligado a hacerse a la mar en busca de un lugar más acogedor. Sin embargo, cuando el rey Ricardo llegó a Limassol, se enfrentó a Isaac Comneno (no solo por el desaire a sus mujeres, sino porque además el bizantino se negó a colaborar en la liberación de Tierra Santa) y le venció, por lo que Inglaterra tomó bajo su control Chipre. A continuación, Ricardo celebró su matrimonio con Berenguela de Navarra, que ya había sido coronado en Chipre como reina de Inglaterra. Poco después, los recién desposados partieron de nuevo a Tierra Santa.
A partir de aquí, la historia de Limassol continuo, con diversos avatares, hasta llegar a la actualidad. A día de hoy, es la ciudad más cosmopolita de Chipre, ya que sirvió como centro de acogida de muchos grecochipriotas desplazados tras la invasión turca de 1974 y de refugiados libaneses, que huían de la guerra en 1980. Todo ello, no ha mermado su encanto. El centro histórico es muy pequeño y compacto, donde destaca la fuerte influencia turca. Los edificios más emblemáticos son el castillo de la ciudad, con un pequeño pero curioso museo medieval y la catedral de Agia Napa, con fuerte influencia griega. La catedral se construyó en 1903, sobre las ruinas de una antigua iglesia, y posee una combinación increíble de estilos arquitectónicos griegos bizantinos y clásicos.
Cerca de la ciudad se halla el castillo medieval de Kolossi, levantado en época de las Cruzadas. Su primera construcción data del año 1210, pero la estructura sufrió diversas modificaciones a lo largo del tiempo. Junto al castillo se encuentran las ruinas de un acueducto y una fábrica de refinería de azúcar.