A mediados del S. XIII, Naré Famaghan reinaba sobre Mali. Entre sus muchas esposas se encontraban Sogolon Konté, la Ruin (Kediugu), y Kuduma, cuyo nombre literalmente significa «la que tiene tumores en el cuerpo». Ya imaginaréis que su salud no era muy buena. Desconocemos por qué el rey, Naré Famaghan, la tomó por esposa. En su cultura era poco corriente desposar a personas enfermas. Pero, para de su corte, parece que le dedicó la misma atención y amores que a las demás.
Pese al afectuoso trato de su real esposo, la pobre Kuduma padecía las burlas y el desprecio de la Ruin, quien fue a más en sus vejaciones cuando Kuduma dio a luz a un hijo enfermo y paralítico, Sundiata, que significa “león de Mali”. Hasta los siete años este niño hubo de moverse a gatas.
“Kuduma dio a luz a un hijo enfermo y paralítico, Sundiata”
Paradojas de la vida, sería su mala salud y miembros tullidos los que le salvaron de la muerte cuando el vecino monarca del vecino reino de Sosso, Sumaoro, atacó Malí y masacró a la familia real. Los otros once príncipes medio hermanos de Sundiata fueron ejecutados, pero aquel chiquillo que se arrastraba de un lado a otro ¿qué amenaza podía representar?
Pese a sus taras físicas, parece ser que Sundiata tenía una inteligencia y voluntad precoces para su edad. Viendo su tierra subyugada por Sosso, pidió que le trajeran una vara de hierro como apoyo, para poder hablarle al pueblo de pie. Según la leyenda, los hombres de Mali cumplieron su deseo, pero al apoyarse sobre la vara, esta se dobló. Entonces le trajeron otra más gruesa, pero ocurrió lo mismo e igual de doblada acabó una tercera vara aún más gruesa
“aquel chiquillo que se arrastraba de un lado a otro ¿qué amenaza podía representar?”
Entonces alguien propuso que le dieran el cetro real y, en efecto, el joven príncipe logró erguirse apoyado en el cetro de su padre. El pueblo le aclamó entonces como rey, mientras su emocionada madre y el poeta de la corte, Diakuma Dwa, improvisaron el Canto del Arco, que llegó a ser himno del Mali contemporáneo independiente, aunque en 1962 se sustituyó por el himno francés, Por África y por ti, Malí.
Sin embargo, un maliense no estaba muy contento con la proclamación de Sundiata, su hermano Dankaran Tuma, que también había sobrevivido. Según algunas versiones de la historia era él el rey de Mali cuando lo sometió Sumaoro. La rivalidad por el trono perdido obligó a Sundiata a retirarse a la ciudad de Kisidugu (ciudad de la salvación) y posteriormente al extranjero, a la región de Mena o, según otras versiones, a tierras voltaicas -Burkina Faso actual.
“el joven príncipe logró erguirse apoyado en el cetro de su padre”
Mientras tanto, la resistencia organizada por Dankaran Tuma tuvo poca fortuna. Entre otras cosas, porque acabó rindiendo pleitesía a Sumaoro y se declaró su vasallo. Desesperado, el Consejo de Ancianos pidió ayuda a Sundiata. Este convocó a los habitantes de las ciudades de Malí y regiones colindantes a levantarse contra los sosso y pelear por su libertad. Desgraciadamente sus primeras batallas se saldaron con derrotas calamitosas. Las flechas envenenadas de los arquero sosso hacían invencibles a los ejércitos de Sumaoro.
Sundiata optó por cambiar de táctica. Ofreció un alto al fuego y a su hermana Meniaba Suko como esposa del rey sosso. A diferencia de su madre y su hermano, Meniabmba Suko estaba sana y era muy hermosa. Además, compartía con su hermano esa inteligencia sagaz de los valientes.
“Las flechas envenenadas de los arquero sosso hacían invencibles a los ejércitos de Sumaoro”
La noche de bodas, aprovechando que el país de Sosso no era musulmán, emborrachó a Sumaoro con hidromiel y se negó a entregarse a él hasta que le revelara todos sus secretos. Coartado por la fuerza de sus deseos, el rey le acabó revelando que según la profecía sólo podía matarle un espolón de gallo blanco. La astuta princesa no tardó en averiguar también la composición de los venenos que empleaban los arqueros. Para empeorar sus cosas, Sumaoro sedujo a la mujer de su mejor general, Fakoli Koroma, quien ofendido cambió de bando con sus tropas.
Finalmente, en la batalla de Kiriana, en la orilla izquierda del Níger, Sundiata y sus aliados, entre ellos el rey Bobo del Alto Volta, derrotaron a las fuerza de Sumaoro quien halló su muerte por el espolón de un gallo blanco. Sundiata conquistó el país de Sosso y sus aliados le reconocieron como líder. Se le otorgó el título de Mansa, o sea, soberano supremo. Había nacido el Imperio Maliense, potencia hegemónica del África occidental durante los próximos dos siglos.