Mientras el lector lee estas líneas, en Nagorno Karabaj, el ejército de Azerbaiyán desmantela los arsenales de las milicias armenias. Tras más de treinta años de independencia autoproclamada, la República de Artsaj vive sus últimas horas embargada por la angustia. Pese a que se ha prometido una integración digna en el Estado azerí, el tétrico espectro de la limpieza étnica ya ha mostrado sus zarpas.
El Cáucaso y los armenios acumulan siglos y siglos marcados por la convulsión. Resulta imposible resumir la historia armenia. Milenaria, esta se remonta a antes del s IV a.C. y, en sus páginas, hay espacio para alianzas con los romanos, el advenimiento del cristianismo, luchas contra los persas e invasiones mongolas.
“en Nagorno Karabaj, el ejército de Azerbaiyán desmantela los arsenales de las milicias armenias”
Su estatus alternó sucesivamente la condición reino independiente a vasallo de otros imperios. A principios del s XX, Armenia ya no existía como entidad política. La actual República Armenia, integraba la Transcaucasia, una provincia del Imperio Ruso, con capital administrativa en Tiflis, Georgia. Sin embargo, gran parte de los armenios, vivía bajo dominio turco dentro de las fronteras del Imperio Otomano.
En 1915, los turcos se unieron a los alemanes en la Primera Guerra Mundial. En aquel momento la Sublime Puerta atravesaba un proceso de reorganización interna, después de medio siglo de declive. En 1913, los Jóvenes Turcos se hicieron con el poder y trataron de reformar el ejército y relanzar el imperialismo Otomano.
“la República de Artsaj vive sus últimas horas”
Nacionalistas hasta la médula, recurrieron al archiconocido chivo expiatorio del enemigo interno. Si el imperio había perdido Libia, Chipre, el sur de Arabia, Egipto o Kuwait en apenas treinta años, se debía a las etnias no turcas que lo habitaban, como los árabes, los armenios, los judíos y los griegos. Claro matarlos a todos era inviable.
Los dos grupos que más padecieron la ira de los Jóvenes Turcos fueron los griegos pónticos, radicados en el norte de Anatolia y los propios armenios. La opresión turca sobre ambas comunidades no era una cosa nueva. A lo largo de su dilatada existencia, el Imperio Otomano alternó periodos de considerable tolerancia hacia sus minorías cristianas, con otros marcados por la persecución religiosa.

En plena guerra con los rusos, los Jóvenes Turcos pensaron que la presencia de esas dos minorías étnicas y religiosas en frontera con Rusia suponía un riesgo para el ejército otomano. No había ningún indicio de rebelión, de hecho, a diferencia de los árabes, griegos y armenios habían sido desarmados. Pero esto no impidió que el ejército turco y milicias paramilitares atacaran sus poblaciones masacrando aproximadamente a 900.000 mil griegos pónticos y cerca de 2.000.000 de armenios.
A día de hoy, Turquía no admite la existencia de ninguno de esos genocidios. Reconoce que hubo matanzas, pero asegura que se trataron de hechos aislados que en ningún caso perseguían el borrado étnico de estas comunidades. Por cierto, la ONU tampoco ha incorporado formalmente a su lista de genocidios la matanza de los griegos pónticos.
“el ejército turco masacraron a 900.000 mil griegos pónticos y cerca de 2.000.000 de armenios”
Después de que el Tratado de Brest-Litovsk (1918) sacara a Rusia de la guerra, ese país se hundió en una guerra civil en cuyo curso los armenios no conocieron mejor suerte. El 26 de abril, Trasncaucasia se autoproclamó como una república independiente, sólo para disolver un mes después en las Repúblicas de Georgia, Armenia, Azerbaiyán y Aras. Sin embargo, la mayor parte de los armenios seguían bajo dominación de un Estado satélite otomano el Gobierno Interino Nacional del Cáucaso Suroccidental, que desaparecería, poco después del armisticio de Murdos, el 30 de octubre de 1918, o sea, la rendición truca a los aliados. El Tratado de Paz de Sèvres (1920) definieron unas fronteras de Armenia que englobaban regiones turcas, pocos años después recuperadas por la República Turca fundada por Atatürk.

Sin embargo, las cosas no mejoraron para los armenios, que no tardaron en perder su independencia, primero bajo los Rusos Blancos o contrarrevolucionarios. En este convulso periodo empezaron a notarse las terribles tensiones entre Armenia y Azerbaiyán. La etnia azerí es un pueblo étnicamente turco que acariciaba la idea de unirse a Turquía después de la caída de los zares. Desde este prisma político, Armenia era un obstáculo. Literalmente, estaba en medio de ambos países.
Después quedaron bajo dominio Soviético, la suerte de armenios y azeríes empeoró un poco más. Cuando en 1990 se desmoronó la URSS, Georgia, Armenia y Azerbaiyán se constituyeron en naciones independientes. La antigua República de Aras forma parte del Estado azerí como una región autónoma.

Dentro de las fronteras heredadas de la URSS, Nagorno Karabaj de mayoría armenia se encontraba integrada en Azerbaiyán. El gobierno azerí prometió garantizar la autonomía y respeto de los armenios, mientras en la capital, Bakú, se produjeron una serie de violentos pogromos en el barrio armenio que terminó incendiado. Los armenios supervivientes huyeron hacia Nagorno Karabaj o la propia Armenia.
Empezó un nuevo conflicto bélico en el Cáucaso que se ha ido abriendo y cerrando desde entonces. El resultado en 1992 podríamos decir que quedó en punto muerto. Los azeríes fueron incapaces de ocupar Nagorno Karabaj que proclamó su independencia, como República de Artsaj pero sin encontrar reconocimiento de ningún Estado, ni siquiera Armenia.
“en la capital, Bakú, se produjeron una serie de violentos pogromos en el barrio armenio”
Solo han reconocido a la República de Artsaj otros tres Estados sin reconocimiento internacional: Osetia del Sur, Abjasia y Transnistria. Nótese que se trate de tres Estados satélites de Rusia. Osetia del Sur y Abjasia son regiones georgianas invadidas por Moscú en 2008. Transnistria ocupa la franja oriental de Moldavia, bajo control ruso desde casi el desmoronamiento de la URSS y desde 1992, con el fin de la guerra de Transnistria, sin oposición real.
¿Entonces Artsaj es otro satélite del Kremlin? En realidad, no. De hecho, si echamos un vistazo a algunos libros de geopolítica y declaraciones diplomáticas, la mayoría de la comunidad internacional ha visto a Artsaj como un Estado títere de la vecina Armenia. Existen evidencias de que el gobierno de Ereván no dicta a las autoridades de Stepanakert cada una de sus grandes decisiones. Tampoco se ha detectado presencia sustancial del ejército armenio en Nagorno Karabaj.
“la comunidad internacional ha visto a Artsaj como un Estado títere de la vecina Armenia”
Rusia ha ayudado a los armenios moderadamente. No es que le interesen mucho, sino que teme el expansionismo turco por el Cáucaso y Asia Central. En 2009 Erdogan ya le dio un buen susto al Kremlin al crear la Organización de Estados Turcos, junto a Azerbaiyán, Kazajistán y Kirguistán. De hecho, los turcos provienen originariamente del noreste de Asia. Pese a que han adoptado el alifato o alfabeto árabe, su idioma está emparentado con el coreano y el manchú. En el decurso de su migración, los pueblos turcos se esparcieron por Asia Central, el Cáucaso y, por supuesto, la Anatolia.
En 2019, Erdogan sumó otro miembro a su organización, nada menos que Uzbekistán. Un año antes, Turkmenistán ingresó como Estado observador o miembro con derechos limitados. Lo mismo hicieron la República Turco-Chipriota (norte de Chipre, sin reconocimiento internacional) en 2022 y Hungría en 2018.
“Rusia ha ayudado a los armenios moderadamente […] teme el expansionismo turco por el Cáucaso y Asia Central”
Turquía metía así un pie en territorios que Rusia considera su coto privado. Esto alienta la rivalidad entre Ankara y Moscú y hace que Rusia persista en proteger a Armenia. Hace dos años, la ofensiva azerí terminó con una victoria que supo a poco. Pero ahora, mientras se desangra en Ucrania, Rusia no ha podido acudir en ayuda de los armenios. Bakú se ha servido de esta circunstancia para cortar la única carretera que todavía conectaba Artsaj con Armenia y, en definitiva, con el mundo exterior. Tras semanas de hambruna y desabastecimiento de productos básicos como combustible y medicamentos, ha conseguido su rendición sin necesidad de desplegar un gran operativo militar.
Hemos de matizar sin que Rusia siempre ha mesurado mucho su enfrentamiento indirecto con Azerbaiyán. Después de todo ese país rico en petróleo y densamente poblado permite el paso de canalizaciones de gas y petróleo que conectan Irán con Rusia. Con lo cual, por mucho que desee frenar las aspiraciones imperialistas de Ankara, ni siquiera cuando ha tenido las manos libres se ha atrevido a ir con todo contra Bakú.
“ahora, mientras se desangra en Ucrania, Rusia no ha podido acudir en ayuda de los armenios”
¿Y la UE? Muchos armenios se quejan de que su conflicto pasa inadvertido para Bruselas. La comparación se ha vuelto especialmente odiosa, después de que estallara la guerra en Ucrania. Sin embargo, Azerbaiyán también provee de petróleo y gas a la UE, en un momento en que su necesidad de ambos recursos se ha hecho más acuciante ante el bloqueo parcial del mercado ruso. Por no hablar de que Turquía sigue ejerciendo de freno a las olas migratorias de oriente medio.
El próximo 5 de octubre, se celebrará una cumbre de paz en Granada, donde asistirán el Primer Ministro de Armenia y el Presidente de Azerbaiyán. También asistirán el canciller alemán, el Presidente francés, la Presidente da la Comisión Europea y Pedro Sánchez. ¿El objetivo? Cerrar un acuerdo de paz que asegure los derechos de la etnia armenia en la república azerí.
“El próximo 5 de octubre, se celebrará una cumbre de paz en Granada”
En teoría no de debería ser difícil. Aunque ninguno de ellos pertenece a la UE, ambos países pertenecen al Consejo de Europa. En otras palabras, reconocen al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Pero los compromisos legales internacionales en la región hace tiempo que se ven defraudados y, aunque estemos presenciando el final de la República de Artsaj, el fin de la violencia étnica se percibe lejano en el Cáucaso.