Israel es un país de contrastes. En un mismo barrio puedes encontrar judíos que aún mantienen un estilo de vida -y vestimenta- propio del siglo XVIII, e incluso medieval, junto con judíos que viven intensamente el siglo XXI, incluso aquellos con su mirada puesta en los próximos cien o doscientos años. En ocasiones la convivencia se hace imposible por numerosos factores y entre todos formamos un enorme balagán -lío-, echando por tierra la máxima judía de “amar al prójimo como a uno mismo”. Entre los factores a destacar está la religión en su mayor parte o el entorno familiar, así como tipo de sociedad en la que uno vive. Sin embargo Israel es un país que avanza en derechos e igualdad y el respeto a sus minorías, algo que lo convierte en el único país de estas características en todo Oriente Medio.
Un rasgo que hace de Israel único en la región es su trato al colectivo LGBT, un gremio que desde sus inicios no lo ha tenido nada fácil y que ha contado con un fuerte rechazo social e institucional hasta hace apenas veinte años, todo gracias al activismo de miles de gays y lesbianas en la lucha por la igualdad.
Debido al riesgo que existía a salir del armario, en 1975 se creó la primera asociación LGBT israelí con el nombre encubierto“asociación para la preservación de la privacidad” que luchaba para garantizar la privacidad de las personas LGBT. Poco después en 1979 tuvo lugar el primer evento público en la Plaza de los Reyes de Israel, en Tel Aviv (actual Plaza Rabin), y consistió en una concentración que reivindicaba los mismos derechos e igualdades a la que fueron invitadas asociaciones judías, y también asociaciones del extranjero. Debido a la escasa aceptación por parte de la sociedad israelí de la época no volvió a organizarse un acto semejante hasta los años noventa.
En 1988 la homosexualidad fue legalizada de forma oficial y poco después en 1993 se celebró un modesto primer Orgullo Gay en los jardines Sheinkin, en el centro de Tel Aviv. En 1996 se organizó otro evento evento LGBT aún mayor, con hasta 40 carrozas. No fue hasta 1998, coincidiendo con el triunfo de Dana International en Eurovisión, que el Orgullo Gay no alcanzó las espectaculares dimensiones actuales convirtiéndose en un acto multitudinario, repitiéndose de forma ininterrumpida durante dos décadas, llegando a congregar este año hasta 250 mil asistentes para una ciudad de alrededor de 400 mil habitantes. Nuestro Orgullo Gay no solo es único en la región, además es el mayor de Asia continental y uno de los más visitados del mundo.
«Un rasgo que hace de Israel único en la región es su trato al colectivo LGBT, un gremio que desde sus inicios no lo ha tenido nada fácil y que ha contado con un fuerte rechazo social e institucional hasta hace apenas veinte años, todo gracias al activismo de miles de gays y lesbianas en la lucha por la igualdad»
Cuatro décadas duro activismo LGBT israelí, de modernizar a la sociedad, de visibilizar al colectivo y de lucha por la igualdad se ven reducidos hoy día al infame hashtag #Pinkwashing, ideado para dos únicos propósitos: omitir los tratos inhumanos de la Autoridad Nacional Palestina (Fatah-Hamás), para con los palestinos LGBT, y culpar a Israel de ello. Eclipsar los logros de quienes han hecho de Israel un oasis de libertad en medio de un desierto de injusticias es inmoral, y sería como anular los logros del colectivo LGBT español durante y después de la transición, minimizando la legalización del matrimonio homosexual a una mera promesa electoral de José Luis Rodríguez Zapatero. Todo un despropósito.
El Pinkwashing está ligado al movimiento de corte antisemita BDS -varios de sus fundadores abogan por la desaparición del Estado judío-, encargado de denunciar, según ellos, el “lavado de imagen de Israel promocionando a su país como gay-friendly”. Aseguran que debido a la “ocupación”, Israel es culpable de la situación de opresión de las personas LGBT palestinas, sin embargo omiten que las dos únicas ongs LGBT palestinas se encuentran operando seguras en territorio israelí; Haifa y Jerusalén. Es muy lamentablemente que el objetivo de estas organizaciones no sea presionar a la Autoridad Nacional Palestina para que se comprometa en la creación de leyes que protejan al colectivo LGBT palestino. Si bien actualmente no es ilegal ser gay en Cisjordania, no existen leyes que protejan a las personas LGBT viéndose obligadas a ocultar su condición sexual por miedo, o huir de sus hogares refugiándose en Europa o incluso muchos de ellos en el malvado Israel. Por el contrario en la Franja de Gaza tras la instauración de la ley islámica por parte de Hamás en 2008, la homosexualidad es ilegal en todo el territorio. En 2016 las autoridades mandaron ejecutar a Mahmud Esthewi, un comandante de Hamás, por “prácticas homosexuales”, tras ser torturado durante casi un año. ¿Dónde estaban entonces los del Pinkwashing? Difamando a Israel. Difamando a un país cuyos ciudadanos LGBT contamos con el reconocimiento de parejas de hecho (el estatus de matrimonio es equivalente para las parejas de hecho) en todo el país, la adopción de niños, el reconocimiento de matrimonios LGBT contraídos en el extranjero y la garantía de no discriminación del colectivo en el ámbito laboral que está rígidamente prohibido por la Ley. En el Tzahal (ejército) existe una fuerte condena ante los actos homófobos que puedan ser cometidos durante el servicio militar, a diferencia de muchos países occidentales, incluyendo España.
«Eclipsar los logros de quienes han hecho de Israel un oasis de libertad en medio de un desierto de injusticias es inmoral, y sería como anular los logros del colectivo LGBT español durante y después de la transición, minimizando la legalización del matrimonio homosexual a una mera promesa electoral de José Luis Rodríguez Zapatero»
Homofobia
Los comienzos no fueron fáciles, el camino fue muy duro y aún queda camino para llegar a la meta. Aunque Israel es un país a la vanguardia en derechos LGBT continúa habiendo homofobia en algunos sectores del país. Dos trágicos sucesos azotaron a la comunidad israelí:
El 1 de agosto de 2009 un hombre abrió fuego contra una sede LGBT en la ciudad de Tel Aviv matando a Nir Katz z”l de 26 años y a Liz Trubishi z”l de 16 años e hiriendo a otras 10 personas más. Nunca antes había ocurrido un atentado directamente sobre la comunidad gay israelí y el shock fue a nivel nacional. Tanto el Primer Ministro Benjamín Netanyahu (Likud) como el ex Presidente Simón Peres z”l (Kadima), y otros líderes israelíes condenaron el crimen. A ellos se añadió la líder de la oposición Tzipi Livni (Campo Sionista), que ofreció un discurso en la calle Najmani, sede de la asociación atacada:
“Aunque todavía no sabemos todos los detalles, el odio existe y hay que combatirlo. Este atentado debe despertar a la sociedad para desprenderse de sus prejuicios y respetar a todos sus ciudadanos, independientemente de su orientación sexual“.
Shira Banki z”l, de 17 años fue asesinada en 2015 durante la marcha del Orgullo Gay de Jerusalén por un psicópata, tal y como fue descrito en la web de Kikar Shabat, el medio de comunicación más grande e influyente del mundo ultraortodoxo en Israel. Un judío fundamentalista y psicópata, pero también homófobo, que atentó no solamente contra la vida de una joven sino contra los valores del judaísmo, contra los valores de nuestra democracia y contra el derecho a la vida y la libertad de vivirla.
Continuaremos avanzando este largo camino hacia la meta en la defensa de los derechos LGBT con el incremento de leyes que nos defienden a todos. Desde las modestas concentraciones en los años setenta y noventa hasta nuestros días los eventos y marchas del Orgullo Gay se han expandido por todo el país, de norte a sur y de este a oeste. La ciudad blanca -Tel Aviv- continúa siendo el bastión gay israelí, sin embargo las Marchas del Orgullo y festejos también se celebran en la capital del país, Jerusalén, así como en otras ciudades como Haifa, Rishon Lezion, Ashdod, Beer Sheba y Eilat.
Como vemos año tras año Tel Aviv ha dejado de ser ya el exclusivo “barrio gay de Israel”.