A partir de ahora, en Bosnia-Herzegovina estará prohibido negar públicamente el genocidio bosnio. Tampoco se permitirán homenajes a criminales de guerra como el coronel Mladic, cuya condena por genocidio se ha confirmado hace poco por el Tribunal Penal Internacional de La Haya para la Antigua Yugoslavia. Al veredicto le han seguido numerosas manifestaciones de apoyo al ex militar entre los serbios. Hasta aquí estaríamos en una de tantas prohibiciones contra el hate speech (discurso del odio) cada vez más frecuentes. Pero ¿y si os digo que esta reforma del código penal la ha aprobado un diplomático extranjero?
Si un territorio de la antigua República Popular de Yugoslavia padeció durante la guerra civil (1992-1995) que concluyó con la disolución del Estado, ese fue Bosnia-Herzegovina. Dentro del puzle étnico de los Balcanes, esta región es especialmente compleja. Su demografía la conforman: bosnios (50%), serbios (30%) y croatas (15%).
“A partir de ahora, en Bosnia-Herzegovina estará prohibido negar públicamente el genocidio bosnio […]esta reforma del código penal la ha aprobado un diplomático extranjero”

Cuando tras los pasos de Eslovenia y Croacia, Bosnia-Herzegovina declaró en su secesión de una Yugoslavia quebrada y autoritaria, sus habitantes serbios autoproclamaron, a su vez, su propia independencia. Así nació la República de Sprpska, sólo reconocida por el gobierno de Belgrado como país independiente. Su creación se esgrimió como argumento adicional para que el ejército serbio invadiera Bosnia-Herzegobina. Decimos «adicional» porque el ejército yugoslavo, monopolizado por los serbios, se sentía autorizado a hacer lo que fuera para salvaguardar la unidad nacional. Paralelamente, Croacia ocupó varios territorios bosnios para impedir el avance serbio hacia su propio territorio. Pese a tener en Serbia un enemigo común, los croatas estaban lejos de ser un aliado amistoso. No sin fundamento, el gobierno bosnio temió que aquellas ocupaciones tuvieran vocación de permanencia.
Durante la guerra, Sarajevo, hoy capital del país, fue brutalmente cercada. Ante la imposibilidad de tomar la ciudad, tropas regulares y grupos ultranacionalistas paramilitares de los serbios la bombardearon durante cuatro largos años (1992-1996). Pese a que carecían de artillería pesada, incendiaron multitud de edificios, entre ellos la sede del gobierno y su célebre biblioteca. Joya del antiguo imperio otomano, la biblioteca de Sarajevo era la más grande de Europa, con más de 155.000 volúmenes, en su mayor parte incunables -anteriores a la imprenta- atesoraba. Todos perdidos.
“Durante la guerra, Sarajevo, hoy capital del país, fue brutalmente cercada”
En ausencia de mejores explosivos, las cordilleras de montañas que rodean la ciudad se llenaron de francotiradores. Cada vez que alguien salía de su casa podía recibir una bala. Más de 10.000 civiles fueron asesinados de esta forma y otros 56.000 resultaron heridos. Gran parte de la población pasó aquellos cuatro años en sótanos saliendo solo para abastecerse de víveres. Y en esa época no había Netflix. Bromas aparte, cuando acabó el cerco muchos psicólogos encontraron entre sus habitantes una nueva modalidad de trastorno estrés postraumático: el síndrome de la ciudad cerca.

La tragedia de Sarajevo sin embargo queda casi nublada por las operaciones de genocidio llevadas a cabo por los serbios, a fin de asegurar su superioridad demográfica. Tristemente famosa es la masacre de Srebrenica donde 8.372 varones musulmanes bosnios fueron fusilados por orden de Mladic. Pero no fue la única.
“la masacre de Srebrenica donde 8.372 varones musulmanes bosnios fueron fusilados”
Las heridas del conflicto se manifiestan en la peculiar arquitectura constitucional del Estado. Bosnia-Herzegovina se constituye en un Estado federal con dos grandes integrantes: la república de Srpska, que reúne a todos los territorios de mayoría serbia, y la Federación de Bosnia y Herzegovina, conformada por los territorios de mayoría bosnio-croata. Hay que añadir el distrito autónomo de Brčko, donde la paridad étnica era especialmente ajustada.
Su parlamento lo conforman la Cámara de Representantes, de 42 diputados elegidos cada cuatro años, y la Casa de los Pueblos, una especie de senado étnico, cuyos 15 delegados son elegidos por los parlamentos regionales, de modo que 5 son bosnios, 5 croatas y 5 serbios.
El parlamento de Bosnia-Herzegovina conforma un bicameralismo perfecto: si la cámara de representantes y la Cámara de los Pueblos no se ponen de acuerdo, la ley no se aprueba. Para complicar las cosas, la Cámara de los Pueblos sólo puede aprobar una ley si la mayoría de las tres etnias se pone de acuerdo. Esto es, si al menos 3 croatas, 3 serbios y 3 bosnios votan a favor.
“Su parlamento lo conforman la Cámara de Representantes […] y la Casa de los Pueblos, una especie de senado étnico”
¿Enrevesado? Pues no hemos hecho más que empezar. La Presidencia de la República es un triunvirato. Sí, no hay un presidente, sino un consejo de tres presidentes con un mandato de cuatro años. Como con los delegados de la Cámara de los Pueblos, son elegidos por los parlamentos de Srpska y la Federación de Bosnia y Herzegovina. Uno de ellos debe ser bosnio, otro serbio y otro croata. Cada ocho meses, uno de ellos ocupa la Presidencia del Consejo de la Presidencia de la República.
No obstante, la Presidencia no gobierna. Esta función queda en manos del Consejo de Ministros, cuyo líder, el Primer Ministro es propuesto por la Presidencia y necesita la confianza de la cámara de representantes.
“La Presidencia de la República es un triunvirato”
Para colmo, los acuerdos de paz de Dayton, crearon el Consejo para la Implementación de Paz. Se trata de una organización internacional integrada por 41 países (desde que China lo abandonó en el 2000) y una veintena de organizaciones y organismo internacionales, entre ellas la ONU, la UE y el Consejo de Europa. Este Consejo designa al Alto Representante para Bosnia-Herzegovina. Su mandato es un tanto irregular. Los titulares de este puesto han permanecido en él entre tres años y más década, record ostentando por el actual Alto Representante, el austríaco, Valentin Inzko.
¿Y este Alto Representante a qué se dedica? Se trata de un diplomático único en el contexto internacional actual. Teóricamente supervisa el cumplimiento de los acuerdos de paz, pero no es un mero observador. Sus poderes le permiten: vetar leyes, enmendar cualquier norma del país, constitución incluida -algo que ha hecho repetidamente. Además puede destituir a cualquier funcionario o político si entiende que amenaza los acuerdos de paz.
“los acuerdos de paz de Dayton, crearon el Consejo para la Implementación de Paz [que] designa al Alto Representante para Bosnia-Herzegovina”
En el final de su mandato, Inzko ha tomado esta decisión tras años insistiendo en que sean los gobiernos locales y regionales quienes prohíban el negacionismo del genocidio y la exaltación de criminales de guerra. Sin embargo, la posición serbia ha hecho inviable que esta reforma del código penal se aprobara en la Cámara de los Pueblos. La república de Srpska ya ha desafiado esta prohibición.
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