Este domingo Argentina elegirá a su Presidente. A la segunda vuelta, únicamente pueden presentarse los dos candidatos que obtuvieron más votos en la primera. El peronismo, actualmente en gobierno, ha presentado a Sergio Massa. Su rival es un candidato independiente, Javier Milei.

Muchos esperaban que Milei ganara en la primera vuelta, con suficiente mayoría para acceder a La Casa Rosada sin necesidad de otra votación. La sorpresa la dio entonces Massa quien le arrebató el primer puesto por un escaso margen. Las encuestas pronostican ahora una estrecha victoria de Milei el domingo, pero tan pocas décimas le separan de su rival en los gráficos que cualquier cosa puede pasar.

“Este domingo Argentina elegirá a su Presidente: Sergio Massa o Javier Milei”

Como candidato, Massa no es precisamente popular. Poco nos extrañará. El aún Ministro de Economía se ha presentado a las elecciones con una inflación del 140%. Más que por méritos propios, si vence, será en parte al apoyo inquebrantable de las bases peronistas, en parte por el miedo que despierta su rival.

Furibundo neoliberal, el economista Milei se ha hizo famoso por sus opiniones radicales y por sus muchas excentricidades. La más conocida es la de motosierra con la que promete recordar cargos y gasto político. Pero no es la única.

“Las encuestas pronostican ahora una estrecha victoria de Milei el domingo”

Además de creer en conspiraciones, incluidas las ufológicas, antivacunas o negacionista del climático, el candidato opositor ha clonado a su perro hasta en cinco ocasiones. ¿Motivo? Su perro, el original, fue el único ser junto a su fallecida hermana, que jamás le traicionó, en quien podía confiar.

Entre sus citas célebres, dijo que podíamos privatizar las calles o que el Estado no permite la libre competencia, pero la mafia sí. Llama la atención que un economista pasara por alto que, a muchas mafias, sobre todo a las del narcotráfico, se las bautiza como “cártel”, vocablo que en su origen designa a un grupo de empresas que, mediante pactos de oligopolio o a causa de una fuerte regulación legal, no admite la competencia.

Algunas de sus propuestas electorales despiertan suficiente rechazo para movilizar votos en favor de Massa. Entre otras perlas, su programa incluye el aborto masculino, es decir, que el hombre disponga de un mes desde que se le comunica el embarazo para decidir si se hace cargo o no del pequeño. ¡Ah! Y no olvidemos su plan de legalizar la venta de órganos como vía para salir de la pobreza.

“El aún Ministro de Economía [Sergio Massa] se ha presentado a las elecciones con una inflación del 140%.”

Desde la primera vuelta, Milei ha tratado de moderarse. Parece que hasta ha guardado la motosierra. Sin embargo, unas semanas no bastan para borrar una reputación de años. Claro que, lo mismo se podría decir del peronismo…

A todo esto, ¿qué es el peronismo? Pocos movimientos políticos son tan difíciles de describir. Desde sus orígenes entorno al carismático general Juan Domingo Perón, diez inquilinos de la Casa Rosada se han aupado tras estas siglas. Desde hace décadas, existe un peronismo de derechas y otro de izquierdas, uno militarista y otro sindicalista… A veces todo se mezcla en un torbellino de ideas enlazadas, pese a sus evidentes contraindicaciones.

“¿Qué es el peronismo?”

Cuando uno compara las políticas económicas liberalizadoras del Presidente Memem (1989-1999), apenas comprende que comparta partido con Néstor (2003-2007) y Cristina Kirchner (2007-2015), defensores a ultranza del intervencionismo en la economía.

Si retrocedemos en la historia, encontramos a figuras como el Secretario de Prensa de Perón, Raúl Apold, famoso por su brutalidad combatiendo a los medios disidentes, tanto mediante la ley como con matones a sueldo. Aunque no hay pruebas de su nazismo, recibía como un halago que le compararan con Goebbels, el Ministro de Propaganda de Hitler. Pero también al diputado John William Cooke, cuyas ideas lo aproximaban al comunismo radical, hasta el extremo de cuestionar el derecho a la propiedad. Apold y Cooke se odiaban.

“El propio Perón se asemeja a una contradicción con patas”

El propio Perón se asemeja a una contradicción con patas. Llegó a la política durante la dictadura militar de 1943-1946 y sería derrocado diez años después por un golpe militar. Su defensa de convocar elecciones libres, como vicepresidente del gobierno militar, produjo su destitución y lo llevó a presión unos días. Aquello enfureció a la población que veía en Perón una gran esperanza después de casi veinte años de golpes de Estado intermitentes.

El 17 de octubre, una gran marcha sindical y popular forzó su salida de prisión. El Presidente dictador, el general Farrell, lo mandó traer directamente de la celda a la Casa Rosada y le suplicó que saliera al balcón a tranquilizar a las masas. Allí empezó su leyenda.

“la población que veía en Perón una gran esperanza después de casi veinte años de golpes de Estado intermitentes”

Durante su primera etapa de gobierno (1946-1955), Perón inauguró una nueva forma de gobernar que algunos han descrito como el primer régimen de vocación híbrida. Desde luego, mucho antes encontramos gobiernos que combinaban autoritarismo y democracia, pero, a menudo, sus dirigentes los entendían como una fase antes de pasar a una dictadura o a una democracia plenas. También ha habido dictadores que se han declarado amantes defensores de la libertad, pero eso no modificaba a su ejercicio autocrático del poder.

Perón en cambio quería verdaderamente un régimen intermedio. Aceptaba el proceso democrático. No había pucherazos, ni tampoco partidos ilegalizados. El parlamento argentino mantuvo no pocos diputados y senadores opositores en sus escaños. Incluso hubo asuntos que se negociaron con ellos. El autoritarismo peronista radicaba en el control de los medios de comunicación y en la corrupción.

“El autoritarismo peronista radicaba en el control de los medios de comunicación y en la corrupción”

En apenas cuatro años, los diarios y cadenas de radio que no le eran adictas cerraron. Sus matones saboteaban los actos de la oposición. A partir de ahí, derrotarle electoralmente se convertía en un imposible, porque era imposible romper el cerco mediático haciendo circular ideas contrarias al Presidente.

En paralelo, Perón se declaró siempre anticomunista. Rescató con dinero público a muchos empresarios argentinos que habían sufrido las pérdidas acumuladas del crack del 29 y después, de las limitaciones comerciales impuestas por la Segunda Guerra Mundial. Por tanto, congregó entorno a sí a una élite económica, tentándola con licitaciones del sector público, subvenciones etc.

“los diarios y cadenas de radio que no le eran adictas cerraron”

No hemos de olvidar algunas páginas más oscuras de su mandato. Mantuvo un cuerpo policial represivas, incluida la tortura. Sin embargo, como señalan algunos de sus biógrafos, los detractores de Perón le afean prácticas que cuando el peronismo dejó el poder, en 1955 y en 1974 no sólo no mejoraron, sino que se agravaron. En cuanto a sus partidarios, atribuyen al general y su Partido Justicialista unos méritos que probablemente hubiesen llegado a Argentina de todos modos.

¿Cuáles son esos méritos? Pues Perón impulsó una nueva constitución que aprobó el voto femenino. Subió los salarios, construyó vivienda social, impulsó la seguridad en el lugar de trabajo y el acceso a los servicios sanitarios, así como la educación básica. Algunos de estos métodos son incuestionables incluso por sus detractores.

“los detractores de Perón le afean prácticas que cuando el peronismo dejó el poder, en 1955 y en 1974 no sólo no mejoraron, sino que se agravaron”

Aunque más que un contenido, el peronismo es una forma de hacer política, basada en la popularidad del líder. El líder convence a la Nación de que hace lo que pide el pueblo, a veces con realidad, a veces ahogando con mayor o menor sutiliza el discurso opositor. De ahí su estética basada en grandes discursos frente a las masas, cargados de proclamas patrióticas, sentada por el propio Perón y su segunda esposa, Eva Perón.

Baste con señalar, que el general Leonardi, director del golpe que derrocó a Perón en septiembre 1955, siempre defendió que no podían desmantelarse las medidas sociales del peronismo. A causa de esta sensibilidad, el resto de generales le obligaron a Leonardi a ceder la presidencia a otro general, Aramburo, apenas dos meses después del golpe.

“más que un contenido, el peronismo es una forma de hacer política”

En las siguientes dos décadas de turbulencias políticas, el peronismo mantuvo su popularidad. Como ya había ocurrido en los años veinte y treinta, el país navegó entre tibios entre retornos a la democracia multipartidista, severamente tutelados por el ejército y con los candidatos peronistas vetados en las urnas, y gobiernos abiertamente militares.

Así las presidencias de Frondizi (1958-1962) e Illia (1963-1966) terminaron por decisión castrense. Después, llegó la dictadura de Onganía (1966-1970) que pretendía emular a Franco en el hemisferio sur. Al final, sus propios compañeros de uniforme le obligaron a dimitir.

Como los militares no les permitían presentar candidatos en aquellos años, los peronistas votaban en blanco logrando que este fuese el voto mayoritario en los comicios. Finalmente, el gobierno militar autorizó la concurrencia de los peronistas a las elecciones. Tras una brevísima presidencia de Cámpora (1973), quien después de jurado el cargo indultó a Perón y dimitió. El general regresó de Madrid donde estaba exiliado y ganó las elecciones de nuevo.

“En las siguientes dos décadas de turbulencias políticas, el peronismo mantuvo su popularidad”

Sus problemas cardíacos y la grave crisis económica y política que atravesaba el país precipitaron su muerte. Su tercera esposa y vicepresidenta, María Estela De Perón, se convirtió en la primera mujer en ejercer la Presidencia Argentina. Durante su mandato la violencia paramilitar comunista y de ultraderecha siguió escalando. En 1974, el general Videla la destituyó y el país inició una nueva dictadura militar que acabaría fracasando.

Tras la muerte de Perón, el peronismo quedó dividido entre sus distintas facciones, cada vez más diferenciadas. María Estela se mostró incapaz –e incluso desganada– para ejercer el liderazgo político. Hemos de añadir que no fue el peronismo quien pilotó la vuelta a la democracia en Argentina, sino el Partido Radical, liderado por Alfonsín (1983-1989). Pese a ello, siguió identificado en el imaginario colectivo como el grupo más castigado por las dictaduras que habían sacudido el país, ergo el más demócrata.

“Su tercera esposa y vicepresidenta, María Estela De Perón, se convirtió en la primera mujer en ejercer la Presidencia Argentina”

Además, mucha gente siguió agradecida de por vida con las ayudas sociales dadas por Perón en sus gobiernos. No es extraño, en consecuencia, que hayan regresado al poder en 1989-1999 y en 2001-2015 y desde 2019 regresaran al poder, donde se mantienen. Pero no todo es gratuito. Al peronismo le desbordan los casos de corrupción. A tal grado ha llegado este problema que Argentina espanta a la inversión internacional, no demasiado interesada en pagar tantos sobornos como unas décadas atrás.

Otra forma de corrupción es generar una red de ayudas directas y empleos públicos sin ocupación real para asegurarse una generosa provisión de votos elección tras elección, por mucho que empeoren las cosas. Porque no nos engañemos, la situación económica de Argentina responde a muchos factores, pero las políticas de Cristina Kirchner y el actual Presidente Fernández, desde luego, no han ayudado.

“mucha gente siguió agradecida de por vida con las ayudas sociales dadas por Perón en sus gobiernos”

El problema es que por mucho que uno recele del peronismo necesita un mínimo de confianza en una alternativa que no amenace con destruir su escaso sustento o de legislación que le protege en el mundo laboral u otras facetas de su vida. Muy triste es tener que votar por rabia o por miedo. Sea cual sea el resultado el domingo, el ganador debería tomar nota.