Juan Pablo Vega, destacado compositor y productor, se ha consolidado como uno de los artistas más versátiles de su Colombia natal. Su último álbum, «Despídeme de Todxs», refleja la maestría creativa que lo ha llevado a ser nominado en dos categorías de los Latin Grammys 2023. Desde sus raíces marcadas por el R&B hasta la evolución en los terrenos del pop e indie, Vega nos sumerge en el arte detrás de su música, sus reacciones genuinas ante las nominaciones y la importancia de la autenticidad en medio del vertiginoso escenario musical actual.
Tu nuevo álbum es «Despídeme de Todxs». ¿Qué puedes contarnos sobre el proceso creativo detrás de este trabajo?
Es un disco que ha estado entre un estudio de grabación que se llama «El Desierto» en Ciudad de México, y el otro porcentaje fue hecho en Bogotá. Es un disco que sigue unos alineamientos muy concretos, fue riguroso a la hora de grabarlo, traía unas premisas muy claras de cómo quería hacer la música. Me gusta hacerlo en estudio de grabación con equipos viejos congregando a músicos para que sea un trabajo colectivo. Nos fuimos allí casi un mes de grabación donde llegaron muchos amigos y compositores. Escribimos la canción e inmediatamente la grabamos. Fue un rito muy bonito y eso también le dio una identidad sonora al disco.
«Despídeme de Todxs» ha sido nominado a los Latin Grammys 2023 en la categoría de «Mejor álbum Pop Rock». ¿Cómo te tomaste la noticia?
Mi nivel de incredulidad estaba altísimo por esos días. Me tomó muchísimo por sorpresa. Cuando uno inscribe un disco a la academia de los Grammys siempre dan una fecha donde salen los nominados y la mayor parte de la gente está concentrada en eso. A mí se me olvidó pro completo y me enteré porque me escribió una persona con la que ni siquiera hablo mucho ni nos caemos tan bien, pero me felicitó. Empecé a investigar qué estaba pasando y me llevé una sorpresa. Fue una gran satisfacción que la academia nos reconozca porque es un sistema muy grande con un gran volumen de música.
¿Cómo te sientes al haber sido nominado y galardonado durante tantos años por la Academia?
Estoy orgulloso porque me están reconociendo el trabajo de un disco que construimos muy pendiente de la minucia, seleccionando cada detalle. Que una academia tan importante nos reconozcan me da satisfacción y orgullo.
Hiciste sesiones en vivo junto a tu banda de dos canciones de tu último disco, «Tenemos que hablar» y «Tampoco Poco». ¿Por qué elegiste realizar estas interpretaciones más íntimas?
Este proyecto cumple casi diez años y lo que nos ha traído acá es tocar en vivo porque es lo que sabemos hacer. Los dos primeros vídeos que saqué en esos años fueron voz a voz y hoy por hoy gozan de cierto reconocimiento. Ahora quisimos volver a esa raíz eligiendo dos canciones muy bogotanas y tradicionales. Queríamos devolverle un punto a la música de humanidad. Si vemos todos los contenidos mainstream que hay, tienen esa perfección que hace alarde de estar a nada de que la IA empiece a hacer música. Para hacer contrapeso a eso quisimos tocar y detectar errores humanos.
¿Cómo ha evolucionado tu música desde tu primer álbum «Nada Personal» hasta «Despídeme de Todxs»?
Ya tengo 38 años y hay cosas que uno va asentando y que no está dispuesto a hacer a nivel artístico. Cuando comencé estaba este sueño manchado de números uno y querer abarcar mucho. Ha pasado el tiempo y detecto que hay cosas que ya no me gusta hacer porque no las siento, dependiendo de cómo se mueve esta industria. Me da seguridad y tranquilidad este momento porque antes este terreno daba ansiedad. Querer ser el número uno, conseguir todo a toda costa… Se ha acabado, por fortuna y para mi salud. Eso sólo te lo puede dar los años y la experiencia.
Tu discografía abarca una amplia gama de géneros, desde R&B hasta indie o pop. ¿Crees que es difícil definir tu identidad como artista?
Sí. Cuando saqué mi primer disco tenía ganas de gustar de cualquier manera. En 2013 estaba situado en una versión de folk que en ese momento era tendencia. Después me enfrenté a la idea de sacar un segundo disco que tuvo éxito en Colombia y México y pensé que podría replicar exactamente lo que hice con «Nada personal» y seguir manteniendo popularidad. Afortunadamente dije que no.
No quería tomar una fórmula y explotarla lo más que pudiera. Saqué entonces un EP, «Vicio», que no tenía nada que ver con lo que había sacado antes y desde ahí tenemos una premisas claras. Queremos hacer mucho tipo de música y como soy productor estoy todo el tiempo produciendo sonidos, investigando géneros y explorando. Ya llevamos 9 años en eso y la gente reconoce este proyecto que tiene esa inquietud. Se volvió a nuestra identidad.
Hasta la fecha, has acumulado más de 100 millones de reproducciones en plataformas de streaming. ¿Por qué crees que tu música llega tanto a los oyentes?
La gente que me escucha es un motivo de orgullo. Cuando se me acercan en la calle siempre hay mucho respeto y es como si mi música hubiera sido parte de un momento de sus vidas. Lastimosamente, tiene mucha nostalgia mi música y es esa cuestión de catarsis. En las situaciones más difíciles escuchamos canciones tristes y eso genera un alivio. Es un público sensible emocional y nada me hace más feliz que captar a ese tipo de oyentes. Como yo escribo es mi manera de sentir y que eso tenga una repercusión en la gente me parece el deber cumplido.
¿Qué te inspira a la hora de escribir tus canciones?
Me baso en todo un poco. No siempre las canciones vienen de un lugar real. Son construcciones de cosas que me hubiera gustado que pasaran o que me pasaron. Pero siempre varía la construcción de las canciones. A veces parten de una célula y empiezas a desarrollarla. Como en mi canción «Vicio», partí del significado de la palabra vicio y cómo reacciona uno. Acabó en lo que es cortejar a una persona cuando te gusta mucho. Hablé de cómo las pupilas se dilatan, de los credos…
Como artista versátil, ¿cómo de complicado es innovar en el proceso de composición y producción de canciones?
En mi caso tengo una particularidad. Casi no escucho música nueva. No soy un buen consumidor de las tendencias. Siempre estoy aislado en el pasado, en la música vieja, porque encuentro el confort y es la que me inspira a producir. Escucho salsa, reggae, boleros, jazz o soul de hace cincuenta años. Este menjurje de géneros me hace construir algo que considero que hoy por hoy es novedoso. Suena extraño que la contracultura, o por lo menos es mi lectura personal, es tocar instrumentos y grabar con instrumentos viejos cuando hace 10 años era lo normal. Hay una especie de redundancia sonora en la música mainstream donde todo suena muy digital y computarizado. Hacer ese tipo de discos en el estudio se terminó volviendo novedoso.
¿Es importante mantenerse fiel al estilo propio?
Absolutamente. Ese es el tipo de concesiones que a los 38 no voy a soltar tan fácil. Me planto en mi idea de la música ya que afortunadamente en estos 10 años nunca hemos sido presos de las tendencias. Siempre voy a seguir mi visión de la música y eso para mí es un motivo.
Has trabajado con una amplia variedad de artistas latinos e internacionales. ¿Hay alguien con quien te gustaría colaborar en el futuro?
Sí. Ahora que estuve en los premios «Rolling Stone» que fueron en Miami y me di cuenta de lo mucho que admiro a Natalia Lafourcade. En España está Rita Payés que me parece precioso todo lo que hace.
Tienes perfil en distintas redes sociales como Instagram, TikTok y Facebook. ¿Cuál crees que es la forma correcta para un artista de hacer uso de ellas?
Justamente este es mi talón de aquiles. A veces me encuentro perdido en ese lenguaje tan efímero y raṕido como en Tik Tok. Decir las cosas muy rápido para captar una audiencia. En mi caso intento tocar exclusivamente lo que yo sé hacer. No tengo la habilidad de entretener con humor y a veces se pierde el norte. Yo me dedico a hacer y producir música y eso es lo que vende. El sistema te va pidiendo una mayor exigencia y tenes que ser hábil y histriónico con tu palabra, tienes que bailar, captar a toda costa…