¿Cuántos mundos puede encerrar el silencio de una mujer? Quizá muchos, a veces ninguno y casi siempre alguno en el que nunca pensó. Algo así le sucede a las mujeres protagonistas de Silencios de Mujer cuya autora ha sido capaz de mostrarnos tantas realidades como el universo puede recoger.
Marta Perea se hace preguntas sobre que es lo correcto mientras recorre las calles de Alicante y Madrid de la mano de Alicia, Valentina y Laura. Tres realidades presentes en el día a día que servirán de espejo, reflejo y distorsión para muchos.
La escritora no es solo una persona sensible a todo lo que le rodea sino alguien capaz de comprender, mejor dicho de hacernos comprender los Silencios de una mujer. Ella se pone en la piel de Valentina, una mujer frívola incapaz de comprometerse; se coloca los zapatos de Alicia para recorrer el camino donde la meta es un sueño y las baldosas son momentos para vivir; y por último muestra con la impetuosa de Laura como disfrutar de pequeños momentos. Alrededor de ellas sobrevuelan completando el círculo perfecto Vicenta e Inés, mis preferidas. La primera es una octogenaria con la carga histórica sobre sus espaldas de una guerra y una postguerra aportando costumbrismo, nostalgia y sabiduría. La segunda es una joven Síndrome de Down derrochando ternura y con quien nos acerca aún más a esas realidades tan diferentes como presentes entre nosotros. Y a su lado aparece Carmen cual Ave Fénix de la historia resurgiendo de sus propias cenizas.
Marta Perea maneja en Silencios de Mujer la batuta que dirige sonoros silencios retumbando en el alma de una mujer y a la vez compone melodías clásicas que arrullan y atenúan el ruido de una tarde lluviosa golpeando cristales. Pero también y con ello se introduce en la verdadera realidad, sabe dar el toque picante desprendido por una pareja bailando salsa. Una orquesta de silenciosos sonidos y a veces silenciados, brotando desde las emociones que viven Alicia, Valentina y Laura
Un entramado realista situado en estos días, perfectamente hilado y enredado que nos lleva a identificar vivencias a través de sus protagonistas. La autora nos hace pensar en ¿cuál es la decisión correcta? y nosotros sin darnos cuenta lo trasladamos a ese universo que nos rodea, bien sea, amores, amigos, hijos, trabajo… reconociéndolos como familiares.
Para terminar pediría a Marta Perea que por favor, no silencie nunca sus letras, que continúe imprimiéndoles sonido y así, mientras nosotros vibramos entre silencios disfrutaremos de la realidad.