Si fuera mi intención, que lo es, animarte a la lectura de esta extraordinaria novela, para comenzar, tengo tantos argumentos que precisamente eso, no sé por dónde empezar. Y no es por causa de la novela, ¡qué va!, es que se me agolpan las ideas, las ganas de contártela, sin “destriparla”. Si he de empezar por el principio, es lo más usual, tengo que afirmar con toda rotundidad que se trata de una novela de alto copete literario. ¿Que qué significa eso? Pues que el autor Emilio Lara viene a demostrar y así se le es reconocida, una profunda desenvoltura a la hora de dar cuenta de las emociones y sentimientos de los personajes, sean reales o ficticios. Cuando comienzas la lectura, aunque solo fuere por pasar el rato, como distracción, o pasatiempo, antes de volver la primera página, ten por seguro que estarás sumergido en la trama, bien por identificarte con los personajes, bien por la interesante acción narrada y seguro, más bien por la Literatura mayestática, de la que te sentirás profundamente admirado y agradecido al autor que, con cálido, sencillo y plural verbo cuasi cervantino te habla, te susurra, te cuenta y te sumerge en los párrafos que conforman la descripción de los hechos.
Respecto a lo que trata o de lo que trata la última novela de Emilio Lara, VENUS EN EL ESPEJO, más allá de lo que la sinopsis oficial viene a resumir, no es que se pueda ampliar mucho más, pero no obstante quizá no sería demasiado aventurado dar a conocer que, a más de sotanas, cardenalicias y papales, prostitutas protegidas, inteligencia y astucia de mujer ambiciosa en lo político y en lo económico, obras de caridad, juegos de poder, fiestas lujosas, revoluciones populares, amor desnudo y deseo carnal, junto a envidias, rencores, odios y toda aquella sarta de vilezas que definen la naturaleza humana de más bajo proceder, el autor se reserva el derecho de mover al lector en torno a la sorpresa. ¡Y tanto que así es! En un hilar varias historias cuyo denominador común son los hechos históricos probados con personajes de carne y hueso que lo fueron como el rey Felipe IV, el papa Inocencio X (Gionanni Baptista Pamphili), el pintor Diego de Velázquez, los arquitectos italianos Bernini y su gran rival Borrimini y Olimpia Maidalchini (cuñada del papa, tachada como “la papisa”, tal era su influencia sobre aquel), Emilio Lara nos asoma al espejo de su inventiva, de su narrativa, vinculando la labor del pintor sevillano en su periplo por tierras de Italia enviado por el Rey Planeta con misión “artística” y como embajador, con la de hombre que en su casi senectud se enamora perdidamente de cierta joven, que será en definitiva su Venus, la que pintara en uno de sus más afamados cuadros, Venus del espejo, el primer cuadro de desnudo femenino de la historia de España. La obra representa como es sabido a la diosa Venus en una erótica pose y se encuentra tumbada sobre una cama mirando al espejo que sujeta Cupido. En realidad, no se trata de una diosa sino de una mujer. Quizá aquella mujer que le turbó y mantuvo alejado de España más tiempo del comprometido inicialmente. Aunque sabido es que por más que retrasara largo tiempo su vuelta a España, al fin lo hizo por lealtad hacia el rey. Su amante corazón tal vez quedara atrapado en aquel espejo hispano que era la Roma del siglo de Oro.
Quizá el lector de esta reseña-opinión, se pregunte quién era aquella joven mujer. Aun cuando hay varias tesis al respecto, entre las varias candidatas que los historiadores han propuesto a lo largo de los tiempos, el autor viene a decantarse por alguna muy en concreto que, obviamente se descubre en la lectura de esta apasionante novela. Como en aquella zarzuela famosa: “no diré cuál es su nombre, que ella lo diga si quiere”.
Por otra parte, el dicho Diego de Velázquez en sus años en Italia en aquel su segundo viaje, entre 1649 y 1651, en sus relaciones profesionales para cumplimiento de su misión en busca de grandes obras para su rey, habrá de solicitar audiencia con el papa, y ello inexcusablemente suponía conocer a quien movía los hilos del Vaticano que no era otra que la antedicha Olimpia Maidalchini, su cuñada, la que en definitiva lo aupó hasta la silla de san Pedro. Ella, mujer de una inteligencia supina y muy dotada para los negocios, así como su afer al frente del Vaticano y su ajetreada vida de mecenas de mujeres maltratadas de la vida, serán el hilo conductor de la narrativa de la novela entroncado con el devenir itálico de Velázquez, toda vez que el pintor de cámara del rey español también pintará a la “papisa”, cuadro titulado “La amante del Vaticano” reaparecido por cierto en el verano de 2019 tras trescientos años en paradero desconocido. A decir del autor, este hecho, el de la reaparición del cuadro y su venta y millonaria adquisición supuso el detonante para que su espíritu de contador de historias, de narrador, de escritor, se pusiese en marcha hasta completar las 377 páginas de la novela. Quede dicho también, por no olvidarlo que el papa Inocencio X también quedó plasmado en un cuadro, óleo sobre lienzo, de la mano del pintor andaluz.
En relación con el personaje de donna Olimpia en esta novela del jienense Emilio Lara podría decirse que a más de una historia de “ambición política y económica”, por un lado, también es de defensa de la mujer desfavorecida, dado que aquella hubo de luchar en su juventud con la imposición de ser internada en un convento totalmente en contra de su voluntad. Se propuso desde que alcanzó su “libertad” proteger y amparar a las mujeres pobres y prostitutas romanas y también a las viudas a quienes tras pasar a este estado les quedaba la opción del convento o de vender su cuerpo. Ni que decir tiene que su vida, la de la donna, no sería una “balsa de aceite”, antes bien todo lo contrario. Que le llamaran “la papisa” era lo menos insultante, aunque a ella todo eso “le resbalaba” pues su paso era firme y a base de ir tejiendo redes con el hilo de la caridad también conseguiría muchos apoyos, más en el género femenino, sin duda. Entre la curia, en cambio era otro cantar pues se granjearía fuertes enemistades que, no obstante, jamás la derrumbarían, ni figurada ni literalmente.
Finalmente apuntar que como el dicho que reza que todo depende del color del cristal con que se mire, aquí empero el cristal es un espejo, donde como es sabido todo se refleja, pero lo vemos invertido, aunque no por ello irreal. La imagen de aquella Venus del espejo …
ALGUNAS FRASES SIGNIFICATIVAS
- ¿Nos dais permiso para decir el nombre de nuestra nueva bienhechora? Sí. Mi mano derecha puede saber lo que hace la izquierda –contestó volviendo del revés el principio de la caridad evangélica.
- Los mediocres envidian tu inteligencia e impiden que prosperes.
- Deja la cruz para los mártires. No hay que pensar en la santidad sino en la guerra.
- Quienes no gozamos del don de la belleza podemos crearla. Algún día, tú y yo embelleceremos Roma.
- Sí. No te sorprendas. Atraeremos al Espíritu Santo con alpiste. Al fin y al cabo, es una paloma, ¿no?
- Tenía miedo de que, a fuerza de desearlos, no se cumplieran los sueños.
- Los sueños no se malogran de tanto desearlos, sino por falta de perseverancia para conseguirlos.
- No dejes traslucir nunca tus intenciones ante los demás. Despístalos. Afirma una cosa y la contraria, pues lejos de parecer necio serás tomado por prudente y sabio. Este es el secreto del don de la oportunidad.
- En esos momentos, los cardenales giraban hacia la izquierda las manecillas del reloj de sus pensamientos para evocar sus años de mocedad.
- Ten en cuenta que, a veces, el pasado se toma la revancha y vuelve.
- El vino como el corazón, necesita calma.
- En cualquier caso, todos juzgaban intolerable que las faldas mandasen más que las sotanas.
- Era un hombre que vivía en la intemperie de la soledad.
- La mayor calamidad del mundo no es el demonio, sino los tontos.
- Quien prueba un bocado de poder jamás se harta de él.
- La memoria, pensaba, no solo se hacía de recuerdo, sino también de olvido.
- Cada vez que pensaba en ella, más que recordar, revivía.
VENUS EN EL ESPEJO
- Autor: EMILIO LARA
- Editorial: EDHASA
- Nº. Páginas: 377
- Fecha lanzamiento: abril de 2023
- Género: narrativa histórica
- Época de la novela: Siglos XVI y XVII
- Localización de los hechos: Roma
- Leída: del 2 al 7 de mayo de 2023