Pedro Mañas (Madrid, 1981) es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad Autónoma de Madrid. Fue precisamente allí donde uno de sus relatos fue seleccionado para una selección de jóvenes autores. Desde entonces, le han sido concedidos diferentes galardones nacionales e internacionales en el ámbito de la narrativa infantil, entre los que destacan el premio Leer es Vivir de la editorial Everest y el premio Ciudad de Málaga de la editorial Anaya. Más recientemente resultó ganador de El Barco de Vapor de la editorial SM y del Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil, dos de los galardones más prestigiosos de literatura para niños en lengua castellana. Algunas de sus obras premiadas han sido traducidas al francés, al alemán, al portugués, coreano o al chino, entre otras lenguas.
Hoy en día, Pedro compagina su labor literaria con encuentros en centros docentes y actividades de promoción de la lectura. De sus obras, los lectores y la crítica han coincidido en destacar el humor, la originalidad y la capacidad para hallar y recrear el lado fantástico de la vida cotidiana.
¿Quién es Pedro Mañas?
Pues Pedro Mañas es un cuentista que ha tenido la grandísima suerte de convertir ese cuentismo, esa capacidad de ser creativo e inventar cosas que no son del todo verdad, de moldear un poco la realidad con sus palabras. Pues, ha tenido la suerte de convertir ese cuentismo en un oficio. Por ese motivo, me siento muy afortunado.
¿En qué etapa se encuentra acualmente?
Pues ahora mismo, estoy en el mundo colecciones porque tengo varias series en mi mente, varias narrativas y también cómics. Un poco desbordado porque tengo que dedicarle mucho tiempo a la escritura. Luego en esta época, en torno al Día del Libro, hay muchas ferias y viaje. Y entonces, me encuentro planeando el camino pero trabajando a tope y tratando de llegar a todo a tiempo.
¿Quiénes son sus referentes?
Pues en mi género, en la literatura infantil-juvenil podría citarte muchos. No seré muy original citando a quién podría ser Roald Dahl, quién es el padre de este género. No puedo dejar de mencionar por otro lado a Astrid Lingren, Michael Ende y por supuesto a autores españoles como José Luis Olaizola, Carmen Martín Gaite. A todos ellos los llevo conmigo.
¿Qué genero le gusta más: poesía, narrativa o cómic?
¡Ay! Esto no te puedo contestar, no estoy seguro. Es verdad que la poesía es una debilidad que tengo, especialmente porque no hay mucha gente escribiendo poesía y valorando la poesía infantil. En defensa del género, diría que me toca ser un abanderado del verso. Pero, creo que cómic y narrativa me encantan también.
¿Cómo vivió la transición de la niñez a la adolescencia?
Probablemente peor que la mayoría, para un niño con complejo de Peter Pan y además, fantasioso e imaginativo. Un poco bicho raro, como Frida, de repente encontrarse con esos problemas que iban mucho más allá del cole. De repente, encontrarse con las primeras sensaciones de soledad, decepción amorosa, socializar… todo eso me fue regular. La madurez creo que la he encontrado ahora, a los cuarenta.
¿Qué quería ser de mayor?
Según mis padres, cosa que yo recuerdo poco. Yo quería ser jardinero o taxista, cosa que ahora me extraña mucho porque yo ni siquiera conduzco. Y jardinero se me mueren todas las plantas e incluso las de plástico y esto, es verdad. Ahora riego mis historias y ahora puedo hacer esa metáfora y llevo a los niños a otros destinos.
¿Qué tal se maneja en las redes sociales?
Pues la gente dice que bien, curiosamente. Para mi, le presto la atención justa porque al mismo tiempo también pienso que la impostura en redes, esa imposición de estar presente la veo un esfuerzo vano y una pérdida de tiempo. Están muy dedicadas al autobombo, si voy a hacer firma o saco nuevo libro. Luego sí, contesto a la gente que tiene dudas o peticiones razonables. En ese sentido, sí me resultan útiles porque la gente aprecia ese contacto personal, esa cercanía.
¿Por qué los niños crecen con un teléfono y no con un libro?
Pues no sé si estoy autorizado a decirlo, porque pertenezco a otra generación. Pero sí, me parece un poco aterrador, estoy acomplejado decirlo. Porque eso no les hace ni más tonto, la tecnología es maravillosa y tiene aplicaciones con las que nosotros ni soñábamos. La tecnología bien utilizada es fantástica. Pero, teniendo en cuenta que yo a los cuarenta años, tengo adicción al teléfono y una especie de pozo en el que se pasan las horas. Creo que crecer con un libro e incluso contigo mismo, aprender a estar contigo a veces, te lo roba incluso el teléfono. Es un poco problemático, por así decirlo.
¿Qué encontrará el lector en su nuevo libro Frida Mcmoon y los aprendices del tiempo?
En Frida McMoon se van a encontrar una aventura que continua con un espíritu de entretenimiento familiar a la que le añadimos ciencia ficción, historia y fantasía. La historia gira en torno a una niña, que es un bicho raro, es excluida y señalada por ser diferente. Por ser imaginativa, un poco en referencia a ese niño que yo fui. Y que una noche se ve obligada a quedarse encerrada en un museo, allí se da cuenta de que hay muchos bichos raros y proceden de diferentes épocas. Muchos niños y niñas que han sido rescatados de la historia por sentirse diferente.
¿Cuánto de Frida hay en ti?
Hay mucho, vertebra su personalidad en sufrir por ser diferente. Eso lo he arrastrado yo mucho tiempo, hasta que me he hecho más mayor. Cuando creces te das cuenta de que esa diferencia, en mi caso, la imaginación y el vivir en las nubes, lo conviertes en tu fuerza.
¿Invierte más en los personajes o en el desarrollo argumental del libro?
Bueno, son dos cosas que corren paralelamente. Aunque definas a los personajes, luego es la propia historia la que los define poco a poco. No sabría decirte porque son dos cosas que van de la mano.
Laia, es la ilustradora de este cuento, ¿cómo ha sido trabajar con ella?
No nos conocíamos. Así que este primer título ha consistido en aprender las reglas del juego y en ver cómo íbamos a narrar una cosa que requiere tanto de lenguaje textual como visual, porque tienen el mismo peso. Ella me lo ha puesto muy fácil, una vez que hemos visto nuestra forma de trabajar, ha fluido todo perfectamente. Al final, nos hemos divertido, porque no somos autor e ilustradora, somos compañeros de trabajo.
¿Es un libro cotidiano o hecho para remover conciencias?
Mis libros llevan una gran carga didáctica, siempre tiene valores y hay un mensaje, aunque suena subjetivo. Hay este mensaje de valorar la diferencia, dar cierta esperanza a esos niños que se sienten señalados, que muchos llaman frikis. De poder utilizar toda esa diferencia y originalidad. Si alguno de los niños que lo lee, sale del libro con esa sensación, yo ya me sentiré conforme.
¿Es difícil crear literatura infantil?
Es tan difícil y requiere el mismo compromiso que la literatura para adultos, es una cosa que la gente no asimila o no quiere ver. Somos la hermana pequeña de la literatura y para mi es fácil, porque todo lo que te gusta le pones esfuerzo y cariño, entonces me resulta muy agradable.
¿Quiénes eran sus héroes?
No he sido una persona de tener muchos héroes, no he sido muy fan. Frida sí tiene a su heroína, mis héroes eran los autores aún así sin conocerlos. Esas personas que me hacían soñar con sus historias, eran ellos y ellas, con sus libros y me llegaban su voz.
Para sus próximas obras, ¿veremos un giro en su forma de escribir y en su vida?
Pues de momento, estoy escribiendo mi primera novela juvenil, dónde se podrá ver un tono más serio porque hasta ahora el humor recorre todas mis obras. Habrá una transformación, creo que en el fondo no, sigo siendo aquel niño raro que fui y eso se va a notar.
¿Qué le queda por conseguir?
Espero que muchísimas cosas, quiero seguir aceptando retos como este y seguir sorprendiéndome. Déjame pensar… ahora mismo, me queda volver a los proyectos puramente personales, sacar adelante y tener espacio mental para poder presentarme a premios, por ejemplo. Más que conseguir algo nuevo, es volver a ese instante en el que escribía desde la absoluta libertad creativa.
¿Llevaría sus obras al formato audiovisual?
Me encantaría, pero para escribir los libros como le digo a los niños, puedo hacerlo solo. Pero, para hacer una serie de animación… falta mucho dinero y buenos profesionales. Si surge la propuesta y las editoriales llegan a un acuerdo feliz. Y más si puedo colaborar en el guión, sería todo un sueño.
¿Qué libro nos recomienda?
Pues recomiendo un cómic, ya que estamos con cómics. Va más allá de la adaptación, es un homenaje al personaje de Sherlock Holmes, es maravilloso en cuanto a ilustración y concepto. Es “En la cabeza de Sherlock Holmes”, es una maravilla.
