Tennessee Williams escribió: «En Estados Unidos hay tres ciudades: Nueva York, San Francisco y Nueva Orleans. El resto es Cleveland». Abraham Stern, en su novela No temeré mal alguno, ha elegido una de estas tres ciudades que, según el dramaturgo, conforman Estados Unidos: Nueva Orleans.
Nueva Orleans es conocida como la capital del jazz. Pero Nueva Orleans, en realidad, son muchas más cosas. En primer lugar, Nueva Orleans no deja de ser una ciudad española, francesa e indígena, sobre todo esto último. Gran parte de esta población está formada por nativos latinoamericanos o africanos, lo cual nos lleva a otro tema bastante escabroso: el esclavismo. Nueva Orleans es, también, una ciudad católica en un país protestante, así que no nos sorprende que el título de la novela de Abraham Stern corresponda a un versículo de la Biblia, en concreto, a Salmos 23:4.
Parece que Nueva Orleans se alza como el escenario perfecto para desarrollar la trama que Abraham Stern tiene entre manos. Amable y hospitalaria de cara, pero clasista, violenta y racista de corazón, Nueva Orleans puede, perfectamente, sostener un argumento en donde se guardan oscuros secretos dentro de familias y se producen problemas por temas raciales.
Madeleine Thomas, periodista de profesión, regresa a Nueva Orleans tras huir de ella, para reportar el homicidio más detestable conocido en la historia de la ciudad, arrastrando consigo al lector. Y en la ciudad que venimos describiendo, la protagonista de la novela de Abraham Stern descubre un aterrador secreto que no dejará a nadie indiferente.
«Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento».
Salmos 23:4.
Ante aterradores secretos, hay una frase a la cual uno se puede agarrar: «No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo». Este mantra ya crea inquietud en quien lo pronuncia, porque intenta servir de bálsamo, pero a la vez, predice algo malo. Es más, parece que hace un llamamiento a lo malo.
Volviendo a Nueva Orleans, ciudad que el autor conoce bien a través de su trabajo, se encuentran los ingredientes perfectos para la trama: catolicismo, separación racial, clasismo, familias tradicionalistas y violencia. No temeré mal alguno encaja a la perfección con ella porque esta novela se podría definir también atendiendo a los siguientes elementos: novela oscura, secretos familiares, temas raciales y justicia.
Según un artículo publicado en 20 Minutos, Luisiana jamás pidió disculpas por las aberraciones que ocurrieron en su tierra en relación a la esclavitud. Perdonad por tanto que repita este elemento crucial, pero, ¿no es un gran lugar para hablar de justicia? En Nueva Orleans existían las plantaciones (Oak Alley) en donde los esclavos trabajaron durante más de un siglo. Sobre esto, el autor nos dice: «Son muchos los estados que abusaron de la esclavitud y que nunca han pedido perdón. La justicia no está en pedir perdón. El perdón es algo que nace naturalmente cuando se imparte justicia, más no viceversa. En realidad no hay un lugar en la tierra en la que no se hayan cometido atrocidades contra el ser humano y las sociedades se tornan justas e injustas dependiendo de la época histórica en las que se les mire. No temeré mal alguno utiliza a Luisiana como un personaje más precisamente por ese abuso histórico. Es un lugar lleno de heridas profundas, familias destrozadas, odios que van más allá de varias generaciones. Esas cicatrices de una ciudad como Nueva Orleans se muestran como el lienzo perfecto para dibujar una historia de suspenso. La justicie e injusticia de una ciudad como Luisiana es tan relativa como la justicia o injusticia de la propia novela. Una mezcla perfecta entre lugar y relato».
La novela se puede encontrar en distintas plataformas como Amazon o La casa del libro.
- Título «No temeré mal alguno»
- Autor: Abraham Stern
- Nº de páginas: 360
- Editorial: CIRCULO ROJO
- Idioma: CASTELLANO
- Encuadernación: Tapa blanda
- ISBN: 9788413178356
- Año de edición: 2019
- Plaza de edición: ES