En 2015 María Oruña irrumpió con fuerza en el panorama literario con su primer libro, titulado “Puerto escondido”, libro que se tradujo a varios idiomas y que fue todo un éxito. Más tarde publica “Un lugar a donde ir”, y este año “Donde fuimos invencibles”, una novela con la que ha pretendido hacer un guiño a los clásicos y que trae de vuelta a Valentina Redondo.
Eres abogada. ¿En qué momento decidiste que había llegado el momento de cambiar?
Digamos que no fue una decisión calculada y premeditada. Cuando fui madre me di cuenta de que los horarios del bufete internacional en el que trabajaba no eran compatibles con mi maternidad, así que hice un cambio laboral. Me monté el despacho desde casa y durante este cambio aproveché para escribir un libro que autopubliqué y que tenía contenido jurídico, para todos aquellos que tuvieran problemas de abuso de autoridad o acoso laboral, porque yo, que soy abogada laboralista, veía muchos casos en el despacho, sobre todo con la crisis. Entonces vi que no había libros escritos en tono coloquial para ayudar a esta gente. Durante este parón laboral, aproveché para escribir “Puerto escondido”. Con este libro mi idea era rescatar las historias y anécdotas que me contaba mi abuela de como se vivía en la guerra y la posguerra. Además, le añadí un crimen real que se produjo en la costa cántabra en 1953, pero yo lo vestí de misterio.
La historia que cuenta en “Puerto escondido” entonces, ¿es una historia real?
Tiene dos voces, una es la del presente en la que aparece un cadáver emparedado de un bebé en una casa que se está reformando, y la otra es la guerra y la posguerra. Algún lector me decía que le parecía curioso, que no podía ser que se viviese así, y creo que el 95% de las anécdotas y todo lo que se narra es real. Si hay un crimen que es el principal que sucedió de verdad, pero yo lo amoldó a mi historia, yo no cuento ese crimen, me inspiro en él suponiendo qué es lo que sucedió por la mente de esa mujer tan joven para hacer lo que hizo. El crimen real es de 1953 y el mío está situado un poco antes.
“Los fantasmas más importantes son los propios, los que nosotros cargamos”
¿Cómo nace la idea de escribir “Donde fuimos invencibles”?
Yo desde el principio tenía claro que quería hacer una novela de fantasmas. Realmente todo viene de una idea de hacer un guiño a los clásicos. Quería hacer una novela tipo gótico, tipo Agatha Christie, que no tuviera que ver con las otras, porque de hecho cada una de las novelas tiene un ritmo y una técnica narrativa diferente, un ambiente muy distinto, y esta es la que tiene el toque gótico, y yo quería hacer este guiño a los clásicos en los que aparece una mansión victoriana, fantasmas, aunque a lo mejor los fantasmas más importantes son los propios, los que nosotros cargamos. También quería investigar qué pasa al morir, que de esto sabemos muy poco.
Yo sabía que no iba a averiguar si existían o no los fantasmas, si quedaba algo de nosotros una vez que fallecemos, pero a lo mejor podía encontrar alguna luz, alguna verdad pequeña que aportar. A la hora de investigar si me encontré alguna cosa que me sorprendió y lo incorporé al relato, porque al menos desmontaba leyendas urbanas.
“Hoy podemos saber cosas que hace 200 años eran leyenda y misterio. Quizá dentro de 200 años podamos tener explicaciones en nuestra mano que a día de hoy son imposibles”
En la novela el profesor Machín intenta dar explicaciones científicas a todo lo paranormal que parece rodear la mansión de La Quinta del Amo. ¿Todo tiene explicación científica? ¿Todo se puede explicar?
De momento todavía no. Como dices, el profesor Machín en la novela es la ciencia, y Christian Valle es la fe. Tenemos esta batalla intelectual y dialéctica entre ellos, que a los lectores por lo visto les ha encantado, y ya vemos que razón y fe se van a acabar colando en la Quinta del Amo para ver qué pasa. Pero, seamos realistas, a día de hoy, ¿podemos asegurar que tenemos todas las llaves de la ciencia? Yo creo que sería absurdo por nuestra parte. Hoy podemos saber cosas que hace 200 años eran leyenda y misterio. Quizá dentro de 200 años podamos tener explicaciones en nuestra mano que a día de hoy son imposibles.
Entre ciencia y fe, ¿con qué te quedas?
Ciencia. Yo siempre ciencia.
¿Cómo ha evolucionado Valentina Redondo, la protagonista de esta saga?
Para mí Valentina, sobre todo en esta novela, no es especialmente protagonista. Yo procuro que todas las novelas sean corales porque la vida es así. Entiendo que no hay súper héroes, ni Valentina es una Sherlock Holmes que averigua todo porque es listísima. Tampoco hay malos malísimos. De hecho, esto es algo muy típico de mis trabajos, que el lector termina comprendiendo al malo. Sí es verdad que Valentina es el personaje que más evoluciona porque es la que estaba peor. Tenía muchos traumas, comportamientos obsesivos compulsivos…y en esta novela la vemos ya un poco más relajada, tiene una relación con Oliver, está más disfrutona. Los otros personajes no han evolucionado tanto, pero está hecho a posta. En la vida real no estamos evolucionando todo el rato, pero tenemos épocas en las que estamos más tristes y más alegres. Por ejemplo, Sabadelle se ha echado novia, y en esta novela nos reímos más con él, porque en las otras novelas era más odioso; Oliver ha resuelto un conflicto familiar que tenía en las dos primeras novelas y en esta está más alegre, más bromista. Clara Múgica, la forense, en el primer libro era más irónica con la muerte y ahora está más reflexiva por cosas que le han sucedido en los otros libros. Todos van pasando fases.
“Es verdad que cuanto más lees escribes mejor, y cuanto más escribes más te vas conociendo como autor”
¿Y tú? Desde que escribiste “Puerto Escondido”, ¿has visto alguna evolución en ti como escritora?
Es verdad que cuanto más lees escribes mejor, y cuanto más escribes más te vas conociendo como autor. Yo me voy conociendo cada día más como escritora, porque claro, yo no escribía antes, yo simplemente empecé a escribir porque sentí que tenía una historia que contar, pero ni tenía manuscritos en los cajones, ni había ido a concursos literarios. Ni siquiera soñaba con ser escritora porque era algo muy lejano. Ahora si veo que más allá del enigma, que tiene que ser interesante, a mí me gusta la reflexión, de hecho en los tres libros de la serie, el techo, el mensaje real, la solidez de la novela no va en el enigma, va en el título, que es la reflexión que va escondida. Es una reflexión que se deja ahí para el lector. Por ejemplo, en “Donde fuimos invencibles” el título hace referencia a ese momento de la vida en que eras impulsivo e irracional, donde todo valía y no había riesgos, y siempre suele ser en la adolescencia. Después con los años miras las cosas de otra manera, estás un poco derrotado porque a lo mejor las cosas no te han salido bien y como remar un poco ese sentimiento para intentar seguir caminando.
¿Le auguras a Valentina Redondo un largo futuro o te gustaría cambiar de personajes?
Yo tengo ya proyectos independientes pero también tengo misterios para Valentina, lo que pasa es que tengo tantas ideas que no hay tiempo material para todo. Eso sí, no me visualizo a mí misma escribiendo siempre sobre Valentina, Óliver y los crímenes de Suances, porque si no voy a dejar el censo por los suelos (se ríe).
Ya estoy trabajando en otros proyectos y a parte también, en Valentina, pero tengo que repartirme porque ahora con la promoción, los viajes…
A mí lo que me lleva más tiempo no es escribir, es documentarme y hacer el esquema de intenciones. Si va a salir, como en “Donde fuimos invencibles”, un surfista, pues entrevisto a surfistas, o a un cazafantamas, forenses…y eso lleva tiempo. Escribir no es fácil, supone mucha determinación y a veces te surgen dudas de si estás yendo por el camino correcto, pero para tener la determinación tienes que tener el esquema para que después parezca fácil, que parezca que eres el surfista o el cazafantasmas.
“No creo que mis libros pertenezcan al género de novela negra. Yo creo que estoy más en el campo de la novela enigma”
Estos proyectos que comentas que tienes independientes a la historia de Valentina, ¿también son de novela negra?
Yo la verdad es que no creo que Valentina pertenezca al género de novela negra, hay que meterlos en alguna etiqueta sí, pero yo creo que estoy más en el campo de la novela enigma. No es hiperrealista porque como arrancan mis trabajos no son la típica noticia que encuentras en un periódico, pero sí es verdad que todo lo que cuento podría suceder, porque me molesto mucho en contrastar toda la información. En mí está el misterio. No me veo mucho escribiendo novela romántica, por ejemplo, pero sí histórica o biografías noveladas. Algo que me suponga una investigación, algo que me gustase a mí leer, que me suscitase curiosidad lectora porque si no sería horrible escribir, no se pasarían las horas.
Entonces ¿dirías que escribes lo que te gustaría a ti leer?
Sí. Cuando yo dejo enfriar el texto y después lo retomo y lo empiezo a leer me tiene que enganchar, da igual que yo sepa cómo va a acabar. La musicalidad tiene que ser buena, la idea tiene que ser buena. Si la escena no vale la quito, porque si a mí me aburre a ti también te va a aburrir como lector.
“A mí no me asusta la responsabilidad, a mí lo que preocupa es el reto. A mí me preocupa defraudar al lector”
Los lectores en redes sociales te piden más y más libros. ¿Sientes presión o responsabilidad? ¿Temes que el siguiente proyecto no guste o no salga bien?
No. Es curioso, pero por lo menos a día de hoy, no me preocupa y tampoco me preocupó en los anteriores libros. Ni mi familia sabía que escribía. Arranqué con “Puerto escondido” y se lió una tremenda, se vendió en el extranjero, etc, y la gente estaba muy pendiente del segundo, y en este, en vez de repetir la fórmula para darme tranquilidad, voy yo y meto un misterio con cuevas, arqueólogos y geólogos que no es un tema que a lo mejor le guste a todo el mundo, pero era lo que a mí me pedía el cuerpo. Y luego, vino “Donde fuimos invencibles”.
A mí no me asusta la responsabilidad, a mí lo que preocupa es el reto. A mí me preocupa defraudar al lector. Que cuando termine el libro se sienta defraudado en el sentido de que se piense: «esto se ha hecho corriendo», porque se nota cuando no está hecho con cariño, si no por cumplir.
¿Cuál es la mejor recompensa para un escritor?
Yo siempre lo he dicho. El mejor premio no es vender libros, aunque también. El mejor premio son los lectores. Las mejores recompensas que yo he tenido como autora han venido de los encuentros con los lectores, porque he descubierto algo de lo que yo no era consciente, y es cuanto puedes acompañar e inspirar a las personas con un libro, pero con un libro con el que tú te desnudes, porque si no, el lector se da cuenta. El libro tiene que tener algún tipo de verdad, tú tienes que estar ahí, porque si no quieres pringar como autor, si no te quieres mostrar, el libro no va a acompañar ni a inspirar a nadie ni va a servir para nada.
Ya sé que algunos calificaran las novelas enigma como novela de mero entretenimiento, y lo dirán de forma despectiva, como también se dijo en su día de Agatha Christie, pero más allá de eso, si cualquier historia que yo escriba consigue acompañar a alguien y le deja una pequeña huella, esto ya es maravilloso.
La gente además es muy muy generosa y yo me siento muy recompensada por esto. Pienso que estoy haciendo algo útil, mucho más que como abogada.
«Yo no tengo escritores favoritos. Tengo historias favoritas»
¿Cuáles son tus escritores favoritos? ¿Qué tipo de libros te gusta leer?
Yo no tengo escritores favoritos, tengo historias favoritas. Hay escritores que me gustan mucho, que tienen una calidad innegable, pero a lo mejor están tratando un tema que no me interesa para nada, entonces, no voy a leer el libro. Me gusta leer de todo y muy heterogéneo. En este caso, no voy a dar la típica lista tipo intelectual que todo el mundo querría escuchar, yo voy a romper una lanza en favor de Dan Brown, que me ha gustado mucho. Creo que hace un juego de enigma muy divertido. Sé que está muy machacado, el pobre, pero vende muchos libros, por mucho que a algunos les pese, y yo empecé a utilizar localizaciones reales inspirada por él. También me encanta Isabel Allende; el de “El asesinato de Sócrates” de Marcos Chicot me encantó; “El color de la leche”, de Nell Leyshon me pareció delicioso. También me encantó “Un millón de gotas”, de Víctor del Árbol. Me gusta leer de todo.
«La piratería es muy grave, pero el hábito social es un problema de todos en el que todos somos partícipes»
¿Cómo ves el tema de la piratería en España?
No sé si es el principal problema de la literatura, pero sí es un problema importante. El otro día di una charla en un colegio y les pregunté si sabían cuánto ganaba un escritor y ellos no lo sabían. Yo les dije que el 10% en bruto de la venta de un libro, a lo que luego hay que quitar impuestos, etc. Ellos se quedaron asombrados de lo poco que podía ganar un autor y yo les preguntaba « ¿Os dais cuenta de lo que hacéis al piratear?» y ellos se empezaban a reír porque para ellos era algo normal. El problema es el hábito, y este hábito viene de las familias en las casas. Los propios padres permiten que existan estos programas para descargar ilegalmente.
Al mes de salir “Donde fuimos invencibles” llevábamos vendidos 20.000 libros, eso quiere decir, según yo calculo, que a lo mejor hay como 60.000 personas que me han leído. Y esto es gravísimo porque yo tengo que comer como todo el mundo, pagar facturas…y si yo no tengo unos ingresos mínimos para poder seguir trabajando y seguir escribiendo, al final tendré que dedicarme a otra cosa. Entonces sí, la piratería es muy grave, pero el hábito social es un problema de todos en el que todos somos partícipes. Por ejemplo, nunca los niños van a las presentaciones literarias. Ellos ni siquiera saben que existen esos eventos. Yo me pregunto ¿por qué no los llevan? Me da igual que estén dibujando, que hagan de vez en cuando ruido. Creo que hay que llevarlos, que vean que eso existe y poco a poco van aprendiendo ese mundo cultural y literario que se abre paso a través de los libros. Hay que normalizar esto igual que es normal ir al cine. Así que, ¿por qué no empezamos a crear nosotros una propia inercia social y dejamos de dejarnos llevar por todos estos postureos absurdos con los niños? Hay que tener un hábito de lectura. Si no lo tenemos ¿cómo lo van a tener las nuevas generaciones? En la educación está la clave para todo. Cuanto más lees más piensas por ti mismo y para pensar por ti mismo necesitas formarte.
“Entiendo que Màxim Huerta haya dimitido, pero me parece una lástima, porque creo que podría haber hecho grandes cosas. Ojalá este nuevo ministro incorpore la cultura como hábito, y sobre todo espero que la inercia de pensamiento no nos domine”
¿Qué opinas de la dimisión de Màxim Huerta como ministro de Cultura y Deporte?
Creo que ha hecho lo correcto porque la inercia de la masa del pensamiento global lo iba a llevar a lo que él ha dicho, a estropear la imagen del nuevo gobierno que se ha formado, por lo que creo que ha hecho lo correcto. También creo que esta dimisión ha sido consecuencia de toda la corruptela previa que ha habido en otros gobiernos en los que ahora no se pasa nada, pero es que yo no entiendo que él haya incurrido en corrupción. En mi opinión, muchos titulares de prensa han sido tendenciosos y no han hablado con propiedad. Yo que soy abogada y he leído la sentencia del TSJ que publicó El Confidencial, he visto una infracción administrativa. Tú puedes opinar y decir: «bueno, es que lo que hizo él no era correcto», pero a ver dónde hay un español que no busque todas las fórmulas legales para desgravar más, pero bueno. Hacienda le impuso una sanción y le dijo: «no, mira, lo estás haciendo mal. Tienes que pagar tanto». Si él hubiera pagado ya estaba solucionado el tema, porque realmente este proceso en principio es privado, y si se hubiese filtrado a la prensa habría sido una filtración ilegal. Lo que ocurrió es que él no estaba conforme y reclamó, y fue él el que interpuso una reclamación ante lo contencioso administrativo. No hubo vista, no hubo juicio ni hubo reclamación de prueba por parte del juzgado. Simplemente le dijeron: «tú estás reclamando esto y nosotros consideramos que este tema administrativo no tienes razón y encima te vamos a poner las costas del proceso». Y entonces él tuvo que apoquinar con la resolución, que siempre fue administrativa, y pagó. Pero claro, se está hablando de fraude fiscal, se está hablando de forma tendenciosa aunque técnicamente sí puedes hablar de un posible fraude. Si él no hubiese reclamado, a lo mejor hoy no nos habríamos enterado de nada.
Yo esto no lo entiendo como corrupción ni como fraude ni como que esto minusvalore sus capacidades como ministro o como gestor ni su honestidad.
Yo me posicioné en redes sociales porque me parecía injusto como se le estaba tratando. Fíjate que lo él hizo no está tipificado como delito si quiera. Por eso a mí me asombró esta caza de brujas.
Entiendo que haya dimitido, pero me parece una lástima, porque creo que podría haber hecho grandes cosas. Ojalá este nuevo ministro incorpore la cultura como hábito, y sobre todo espero que la inercia de pensamiento no nos domine. Creo que hay que hablar con propiedad y creo que no se le ha dado una oportunidad. Creo que se ha ido a por él desde el principio. Todo esto me da pereza y pienso que aquí hay un gran Juego de Tronos. Lo único que espero que esto no le pase factura a nivel de autor ni nada porque creo que no se lo merece.