Yo leo mucho. Mucho. Es un defecto que tengo, junto a una vieja lesión de rodilla y mi tendencia al abuso de adverbios. Cositas, detalles. Lamentablemente. Y la mayoría de esos títulos que devoro, cual mapache glotón, anualmente son obras de ficción. Novelas. Colecciones de relatos. Engendros deliciosos que uno no sabe ni clasificar. Muchos. Demasiados, si soy sincero, porque del número, en literatura, siempre sale la calidad. La baja, concretamente.

«Yo leo mucho. Mucho. Es un defecto que tengo, junto a una vieja lesión de rodilla y mi tendencia al abuso de adverbios»

Todo esto no debe ser tomado desde el punto de vista de la arrogancia, porque para leer tanto lo único que hace falta es dedicar al asunto el tiempo suficiente, desatendiendo actividades deportivas, escapadas lúdicas e interactuaciones humanas. Ya ven, unas risas. Pero a lo que iba. Que leo, leo un montón. Docenas. Cientos. Y, sin embargo, lejos estoy de poder cepillarme todo lo que se publica en España. Que es una hartura, vaya. Sirva esto de introducción necesaria. De lo que hablo aquí no es de las mejores novelas del año, sino de las mejores entre las que yo he leído. Que es cosa digna de aclaración, porque lo contrario nos lleva a un reduccionismo megalómano que, aunque me agrada mucho, se nos aleja bastante de la realidad.

Sea.

Entonces… antes de decir la novela que más me ha gustado en el pasado 2019 declararé, solemnemente, que me ha costado mucho escoger una. Y que se me quedan fuera obras que me han solazado enormemente el pasado año. “Todo lo demás era silencio” (Manuel de Lorenzo, Suma de Letras), por ejemplo, y su (contundente) elipsis. Que oigan, parece mentira cómo poner bien una elipsis cuenta más cosas que cientos de páginas. Y la de Manuel está puesta a la perfección. Sitio justo, momento adecuado. La mejor elipsis del año, Premio Registrado. También disfruté mucho con “El museo de los Espejos” (Luis Montero Manglano, Plaza & Janés), todo un gozo de thriller inteligente. O con “Pedaleando en el Infierno” (Jorge Quintana, Libros de Ruta), por sacar una obra de trasfondo deportivo. Y por supuesto habría que citar algo de Andrea Camilleri, que se fue en este 2019 y nos deja huérfanos de Montalbanos, Augellos, o Catarellas (mi preferido). Y de pasta ncasciata, claro. Solo que Camilleri es tan grande, era tan inmensa su capacidad de ironía y autoparodia, que el loarle debe de ser materia aparte. Por respeto. No me toquen al viejo, joder, que no respondo de mis actos…

Así que…redoble de tambor…la novela que más me ha gustado en 2019 ha sido… “El último barco” (Siruela) de Domingo Villar. Sí, ya ven, una policíaca. Seguro que esperaban que alabase a Handke, o ese tipejo desagradable de Houllebecq. Pero es que soy algo original, qué le vamos a hacer. Y para loar a los intelectuales ya hay intelectuales de sobra. Yo soy un humilde cateto, mírenme bien. De los que leen, oh sí, novela criminal. Negra. Social. De estudio antropológico. Porque todo eso es la obra de Villar.

No les voy a engañar, esta opción tiene mucho de momento fan con el autor. También, claro, con el género. Para ser sincero me gustó más la anterior obra de Villar, la magistral “La playa de los ahogados”, pero esta me parece también brillante. Más directa, quizá, menos enrevesada. Muchos lo verán, incluso, como un halago.

«La cosa es que Domingo Villar escribe divinamente. Es profundo, rasca la superficie, habla de muchas cosas cuando nos parece que solo está tratando una»

La cosa es que Domingo Villar escribe divinamente. Es profundo, rasca la superficie, habla de muchas cosas cuando nos parece que solo está tratando una. Y eso es más difícil (mucho más difícil) que mostrarse deliberadamente oscuro, profundo. Incomprensible. Él no. De primeras nos va a mostrar una realidad compleja, a veces aparentemente inaccesible, como la de Galicia. Las dos “Galicias”, la urbana y la rural, y el choque que ello acarrea, y que no es solo de cultura o costumbres, sino que late a mayor profundidad. Todo envuelto en el brillante papel de regalo que siempre plantea la resolución de un misterio. Que es lo que los seres humanos llevan contándose desde hace 40.000 años (década arriba o abajo). Alguien ha matado a alguien. Alguien esconde algo.

Todo esto con elegancia, con un lenguaje rico y precios, uno que no renuncia al localismo sabroso cuando haga falta. Y hasta con una pizca de sentido del humor, que a mí es algo que me suele gustar mucho.

Así que no se lo piensen. Si han huido de Domingo Villar porque la novela negra es para lectores “vagos” sepan que son ustedes unos snobs, unos malandrines y personas de la peor calaña. Denle una oportunidad. No se van a arrepentir.

 

  • «El último barco»
  • Autor: Domingo Villar
  • Nº de páginas: 712
  • Editorial: SIRUELA
  • Idioma: CASTELLANO
  • ISBN: 9788417624279
  • Año de edición: 2019
  • Plaza de edición: ESPAÑA

 

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Marcos Pereda (Torrelavega, 1981) es escritor profesor. O al revés. Ha publicado "Arriva Italia" (Popum Books, 2015) y "Periquismo. Crónica de una pasión" (Punto de vista, 2017). También asoma la cabeza por medios de comunicación, de los mainstream y de los raros. A veces le han dado algún premio, pero tiene mala memoria para esas cosas. Le gustan el café y las tildes diacríticas.