Me dicen desde The Citizen que recomiende un libro de amor para este San Valentín. Que, por cierto, felicidades a quienes se sientan con ánimo de ser felicitados. Ya ven, son tipos originales en ese magazine. Más que nada porque encargarle eso a un escritor es un suicidio. Oh sí, el nuestro es oficio solitario, prácticamente esclavizante, que solo admite diversos asuetos dipsómanos de tarde en vez y termina por convertirse en enemigo declarado de la higiene personal, los pantalones-de-no-pijama y el decoro en las relaciones interpersonales. Un desastre, vaya. Pero, en fin, como soy un inconsciente pues me lanzo a ello. No se me quejen de que no lo advertí.

Mi primer impulso es recomendar el magnífico Mitos Nórdicos de Neil Gaiman (Ediciones Destino, 2017). Ya saben, es un autor que me encanta. Y el título resulta apropiado, no se crean. Sale Thor, que está buenorro, sale Loki que (al menos en las pelis) también está buenorro. Sale incluso Freya, que es la criatura más hermosa del universo. Vamos, que también tiene lo suyo. Y hay amor, amor desbocado. Incluso escenas picantes de esas que tantos les gustan (no miren para otro lado, les conozco bien). Como aquella en la que Loki el cambiapieles se hace pasar por yegua para entretener al caballo de un gigante. Oh, esa historia sí que estuvo bien. Menos para Loki, vaya, que anduvo raro durante semanas. Es un gran libro, no se lo pierdan.

«Pero al final opté por una historia de amor más convencional. Así que les voy a recomendar para este día la magnífica novela “La casa de hojas”, de Mark Z. Danielewski»

Pero al final opté por una historia de amor más convencional, que es lo que pide la fecha. Así que les voy a recomendar para este día la magnífica novela “La casa de hojas”, de Mark Z. Danielewski, traducida fantásticamente por Javier Calvo para Alpha Decay y Pálido Fuego. Sí, dos editoriales, porque la cosa llevaba su curro. Y les puedo garantizar que el resultado es impactante (he visto el original y otras traducciones y la española brilla con fuerza).

Vale, la novela tiene más de 700 páginas, por lo que enfrascarse en su lectura este 14 de febrero nos dejará prácticamente sin tiempo para nada más. Y ese nada más incluye meter la pata de muy diversas formas, así que la recomendación se vende por sí sola. Más aun, el argumento resulta muy apropiado para tal efeméride. Aunque sea previsible. Típico. Sobado. Lo habrán escuchado miles de veces. Chico conoce chica, chico y chica se enamoran y forman una preciosa familia, con perrito y todo. Chico y chica compran casa, que, por casualidades del destino, resulta ser una puerta interdimensional hacia un lugar que ninguno sabe muy bien explica. Chico se pierde entre los universos (o quizá solo en su cabeza) y chica le ayuda a volver. Ya ven, una historia de tantas. Ah, se me olvidaba. Chico y chica en realidad solo viven en un manuscrito que encuentra cierto tipo bien conocido por su falta de amor a la verdad. Y, además, ese manuscrito representa gráficamente el laberinto en el que se convierte la casa (y la vida) de chico y chica. En fin, nada que no haya escrito Corín Tellado docenas de veces. Incluso cienes.

«Ya ven, tiene todos los ingredientes. Incluso hay cuernos, que no solo en la televisión pasan esas cosas. Pero aquí está contado con gusto, se lo advierto»

Ya ven, tiene todos los ingredientes. Incluso hay cuernos, que no solo en la televisión pasan esas cosas. Pero aquí está contado con gusto, se lo advierto. Y hasta da un poco de miedo. Lo de la casa, digo. Qué coño, casi parece una novela de terror. Pero su autor jura y perjura que no. Que es una historia de amor. Y habrá que creerle.

Mark Z. Danielewski es un tipo de lo más interesante. Lleva sombrero y tiene gatos (estoy pensando que no hay nada menos de celebrar San Valentín con otra persona que llevar sombrero y tener gatos). Y escribe. Cosas rarísimas, atractivas, desafiantes. Literatura Ergódica (seguro que ustedes esperaban una novelilla de literatura erótica), que es esa que escriben a medias el autor y el lector. Más o menos. Ya ven, todo muy sofisticado. Un desafío. Danielewski disfruta con estas cosas, tanto que se ha enfrascado en un proyecto de veintitantas novelas bajo el título genérico de The Familiar que sigue al pie de la letra tales características. Calculaba unas 20.000 páginas en total. En la actualidad parece que ha abandonado la idea, aunque no tengo claro que la idea lo haya abandonado a él.

«En fin, que La casa de hojas es una lectura perfecta para este San Valentín. Ligera, facilona, con toques románticos que lo harán estremecerse»

En fin, que La casa de hojas es una lectura perfecta para este San Valentín. Ligera, facilona, con toques románticos que lo harán estremecerse. Y acaba bien, como todas las historias de amor. O no, vaya, tampoco me quedó muy claro. En fin, que la realidad y la ficción a veces se (me) entremezclan. Y qué gozoso es eso. Léanla, háganme caso. Y luego pasen por aquí a darme las gracias por un rato tan estimulante.

Feliz San Valentín, amanes de las casas con ligeras deficiencias cuánticas.

  • “La casa de hojas”
  • Autor: Mark Z. Danielewski 
  • Nº de páginas: 736
  • Editorial: ALPHA DECAY
  • Idioma: CASTELLANO
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • ISBN: 9788492837465
  • Año de edición: 2013
  • Plaza de edición: BARCELONA
  • Traductor: JAVIER CALVO PERALES