Las herederas de la Singer cuenta la conmovedora historia de las mujeres de una familia ligadas a una máquina de coser que custodió un secreto durante cuatro generaciones. Ana Lena Rivera es una autora española nacida en Oviedo en 1972. Se licenció en Derecho y Administración de Empresas por ICADE en Madrid. Tras casi dos décadas dedicadas a una carrera profesional en recursos humanos, Lena Rivera dejó de lado un cargo de responsabilidad en una multinacional para centrarse en la literatura.

 

A parte de ser la autora de “Las herederas de la Singer”, ¿quién es Ana Lena?

Ana Lena es una mujer corriente que acaba de cumplir cincuenta años, que nació en Asturias. Me fui a estudiar a Madrid con dieciocho años y no me dediqué a la literatura, que era uno de los sueños desde niña sino que me dediqué a una carrera que tenía salida. Estudié derecho y administración de empresas, trabajé en una empresa privada, tuve suerte porque me fue muy bien. Hasta que pedí una segunda vida profesional en la literatura, había que pagar facturas. Entonces, fui informándome, hice el máster de novela en la Escuela de Escritores. Y más cursos, para cuando llegara la oportunidad, que me pille preparada. Y la oportunidad llegó de una manera tardía, tengo un hijo de cinco años. Solo podía salir para ir al hospital y era mi oportunidad para escribir la novela, la acabé tres días antes de su nacimiento. Ya las circunstancias eran diferentes, tenía una oportunidad y mi vida había cambiado totalmente. Ya no podía seguir con el ritmo de viajes y tal, que tenía en el trabajo. Entonces, me hice un plan a dos años para intentar conseguir ganarme la vida con esto de escribir, aquí estamos, lo hemos conseguido y ya estamos con la cuarta novela.

¿Hay un libro que le haya marcado personalmente para empezar a escribir?

Sí, libros muy diversos. Todos los de Agatha Christie porque fueron los primeros que leí en mi vida, que no fuera “Mortadelo” o “Zipi y Zape”. Me leí todos los de Agatha del tirón, igual esa obsesión mía por lo policiaco. Luego, me han marcado muchos libros, con protagonistas que superan las circunstancias de la vida, desde libros humorísticos que fue de un autor alemán, “No sólo vive un hombre”, me lo leí tantas veces que me sé cosas de memoria. Hasta otros muchos más tristes como “Nada se pone a la noche”, una historia dura de una madre y sus hijas. Muchos distintos, pero son esos los que lees de adolescente los que te marcan, porque aprendes de ellos. Quieres saberlo todo de los personajes.

«Me leí todos los de Agatha Christie del tirón, igual esa obsesión mía por lo policiaco»

¿Tiene algún ritual o manía?

No, necesito tiempo y silencio. Tardo en concentrarme, entonces lo que necesito es silencio. A mi esto de las inspiraciones divinas, no me vienen. Tengo que estar enfrente del ordenador, días en los que me sale mejor y otros peor. Los días que no tengo ideas suelo documentarme, que eso es una fase muy importante también para las novelas. Sí que necesito silencio porque me desconcentro enseguida, con cualquier ruido. Son horas de trabajo encerradas en el despacho.

¿De qué trata su nuevo libro?

Pues es la historia de cuatro mujeres de una misma familia, que recorre el último siglo y termina ahora en 2022. Va contando la evolución de la sociedad española, sobre todo desde el punto de vista de la mujer, cómo ha cambiado todo, lo que han pasado sacando adelante a sus familias… hay muchas cosas que se siguen repitiendo en las vidas de las mujeres, por ejemplo, el momento en el que viene la regla, algo tan fisiológico y natural. La primera, cuando le llega, la madre le dijo que no bebiera leche, que no se lave el pelo… la naturalidad con la que la trata la última madre. Hay cosas que se siguen repitiendo, lo que tiene que ver con la maternidad, a la carrera profesional o las agresiones sexuales. Es un recorrido optimista, con momentos tristes, de humor y para enfadarse. La novela tiene de todo, se habla de mujeres cotidianas y hay de todo. Y es eso, la base. Aunque los personajes son ficticios, está todo basado en hechos reales, a lo que yo escuchaba de niña, sobre todo el traqueteo de la Singer, cuando mi madre iba a coser allí. Iban las vecinas, porque cuando tenían labor en su casa, se iban al taller de mi tía porque hablaban de ellas. Mi padre contaba historias de la cuenca minera, historias del Palmar de Troya… esa la contaba mi suegra. Hay cosas de mis amigas, autobiográficas y cosas de mi generación.

¿En qué época viviría?

Futuro, siempre futuro. Prefiero saber lo que va a pasar. El mundo, da dos pasos para adelante y uno para atrás. Pero creo que el mundo siempre va a mejor. Y a las mujeres en concreto, les va mejor. Me gustaría vivir en el futuro, no miraría para atrás ni para coger impulso.

¿Qué hace especial a este libro?

Al final lo que cuenta es la historia del siglo XX, porque eso le afectaba también a lasa personas corrientes. A la gente trabajadora, familias normales pues como era la mía y la de muchos españoles. Lo que pasaba en Asturias, era igual que lo que pasaba en Andalucía. Cuenta la historia pero no desde el punto de vista político o histórico. Lo cuenta desde el punto de vista de la mayoría de españoles.

«Yo lo que quiero conseguir es emocionar, remover, provocar el llanto o la risa. Sobre todo, que cuando cierren el libro sientan que se quedan huérfanos, que van a echar de menos a los personajes»

¿Qué le da más miedo cuando escribe una historia?

Nada. Quiero decir, arriesgué todo cambiando de profesión. Empecé con policiaco, cambié de género y escribo lo que quiero escribir. Siempre pienso en el lector, existe ese miedo de que no guste. Yo lo que quiero conseguir es emocionar, remover, provocar el llanto o la risa. Sobre todo, que cuando cierren el libro sientan que se quedan huérfanos, que van a echar de menos a los personajes. Siempre tienes el miedo de no conseguirlo, pero das y haces lo que puedes, escribes desde el corazón, mi forma de escribir es muy sencilla porque soy muy honesta con los lectores. Quiero provocar sentimientos internos en los lectores.

¿Hay algún motivo concreto por el que las protagonistas sean mujeres?

Sí, porque la sociedad ha cambiado mucho. Hay personajes masculinos importantes porque estas mujeres se casan, tienen hijos y padres. Lo cierto es que la evolución de la sociedad y cambios legales, han afectado muchísimo más a las mujeres. Hasta hace poco, las mujeres eran menores de edad permanentemente. Aunque el dinero fuera una herencia, todo estaba relacionado con el marido. Para reflejar esa evolución social, se hace mejor desde el punto de vista de las mujeres. Además estaban muy silenciadas, como cuando aparecen las mujeres mineras, no han estado en los museos mineros porque se suponen que no existían. Todas estas mujeres ahora tienen un rincón. Quería dar voz a todo esto. Las historias que escuchaba cuando estaba en el taller de mi tía eran de mujeres, que hablaban de sí mismas. Hablaban de las vecinas y otras mujeres, eran historias suyas. Ese es el germen de la novela y por eso todas son mujeres.

¿Le da más importancia a la historia o a los personajes?

Siempre a los personajes, la estructura es lo que los personajes piden. Para mi lo más importante es crear personajes, que sean personas creíbles. Que los lectores se puedan identificar con lo que dicen. Que no sean buenísimos ni malísimos, aquí cada una tiene su momento. La estructura está al servicio de la historia. En este caso no es lineal, va dando saltos en el tiempo y va haciéndolo así porque las cuatro son protagonistas. Pero si lo haces de manera cronológica, desde 1922 hasta 1995 de la última, no sale. Las dos son muy parecidas, la bisnieta y la bisabuela, actúan de forma distinta pero son parecidas. Se forma una relación entre ellas muy bonita e intensa. La única manera de que estuvieran juntas, era dando saltos en el tiempo. Entonces, para ir guiando al lector tengo que meter muchos elementos que aten la escena al tiempo que corre. Esa estructura tenía que ser así, los personajes lo pedía eso me lleva a enmarcarlo de esa forma para que el lector no se confunda.

«El personaje más odiado y querido por los lectores, es Aurora de la primera generación»

¿Tiene un personaje favorito?

¡Madre mía! El personaje más odiado y querido por los lectores, es Aurora de la primera generación. Los lectores consiguen comprenderla. A mi me gusta mucho la segunda generación, Adela, que nace con todo en contra y poco a poco, intenta pasar desapercibida para que la vida no la ataque. Un montón de cosas que no juegan a su favor y consigue hacerse un hueco en la vida y ser feliz. Tiene mucho mérito como persona. Me gusta mucho Ana, la generación de la transición, yo pertenezco a esa. Me tocó ser independiente, ser delicada, saber coser, hacer labores del hogar, buscar el príncipe azul… todo eso es incompatible. No se puede tener todo, pero hemos sido educadas en esa realidad. No gusta mucho porque ella decide casarse con el príncipe azul. La última es increíble, cree que lo sabe todo, es una milenial, muy reivindicativa.

¿Hacia dónde van sus letras?

Vamos a seguir por el mismo camino, con otro tipo de protagonistas. Han quedado muchas historias en mi cabeza y en mi corazón. Me apetece seguir contándolas en otro momento.