Pedro Alonso, más conocido durante este último tiempo como «Berlín» por su personaje en “La Casa de Papel”, llega a Kinepolis Valencia para presentar el largometraje “El silencio del Pantano”, una película llena de incógnitas que dejaran al espectador inmerso en un aura de dudas. Hablamos con Pedro Alonso sobre el rodaje, su forma de entender las emociones y su peculiar manera de trabajar el guión.
Primero que todo, ¿ cuál ha sido tu sensación a la hora de volver a la gran pantalla?
Pues tengo casi una constante sensación de asombro durante estos últimos años, tanto humana como profesionalmente hablando. Seguir vivo profesionalmente me parece un milagro, la experiencia me ha ido dictando que esto es una industria complicada y sin embargo sigo vivo, he vuelto al cine y ahora la verdad que no tengo ni idea de lo que me espera en un futuro, pero estoy en un momento de riqueza creativa y lo valoro mucho.
También procuro mirar con distancia esto de que sea un protagonista en la gran pantalla o no, al final un trabajo pequeño puede ser tan rico o más que un trabajo grande, lo que importa es el corazón de la historia.
«NO TENGO NI IDEA DE LO QUE VENDRÁ PERO ME ENCUENTRO EN UN MOMENTO DE PLENA RIQUEZA CREATIVA”
¿Cómo ha sido el encuentro con un nuevo personaje oscuro?
Francamente, a mí me da igual que los personajes sean buenos o malos de salida. Pero sí es verdad que vivimos en un tiempo en la ficción en que los héroes han sido sustituidos por los antihéroes porque seguramente vivimos en un momento del mundo donde las referencias han saltado por los aires.
Si que es verdad que en términos de creación un personaje malo tiene mucho margen de recorrido, porque una vez que te has ido al extremo en términos morales puedes recorrer toda la línea hasta el otro punto y en crecimiento personal es muy rico.
En cuanto se me plantea el personaje, inmediatamente esa carta de villano yo la tiro, me da igual, procuro jugar de una forma en la que convierta a ese personaje en un ser vivo, ya que en lo ambiguo y en esos lugares ocultos se encuentra a la verdadera persona.
«PROCURO JUGAR DE UNA FORMA EN LA QUE CONVIERTA AL PERSONAJE EN UN SER VIVO”
¿Crees que el personaje de Berlin te ha ayudado a la hora de interpretar a Q, protagonista de “El silencio del pantano”?
Bueno yo creo que son personajes totalmente distintos que están en tesituras diferentes y ese es el desafío para mí, no seguir tocando siempre la misma nota y encontrar algo diferente en cada personaje.
En relación a una escena de la película en la que se observa la desesperación del personaje totalmente roto, ¿en qué te basas para llegar hasta esos niveles interpretativos?
Yo de unos años hasta parte no invento nada y procuro llevarlo a rajatabla, es decir, veo cuáles son las aspiraciones del guión y procuro descubrir dónde resuena en mí y cuando resuena algo dentro de mí empiezo a trabajar hasta intentar entender cual es el fuego que alienta ese tipo de energía, porque trabajando de esa manera los prejuicios empiezan a ser neutralizados y detrás del monstruo más grande desde mi punto de vista siempre hay una razón, justificable o no pero siempre hay una razón detrás. De esta forma el espectador puede llegar a entender, si no con la cabeza con el estómago, que ahí hay alguien que se ha dedicado a hacer eso movido por algo y seguramente detrás del personaje de Q, que es un ser tan opaco, hay un daño estratosferico.
«VEO LAS ASPIRACIONES DEL GUIÓN Y PROCURO DESCUBRIR DÓNDE RESUENA EN MI”
Y fuera de la faceta de actor, hemos visto que dibujas sobre los propios guiones ¿qué nos puedes contar sobre esto?
Si, yo llevo alrededor de catorce años pintando, esto fue algo que fue apareciendo, me gustaba la pintura pero no me dedicaba a ello. Pero con el tiempo, fui detectando que cuando tenia más tiempo y empezaba a dibujar los guiones había algo más intuitivo en mi manera de trabajar y esto lo he ido desarrollando hasta que se ha convertido en una especie de fórmula.
No es que yo ilustre las emociones conforme lo que pone en el guión, si no que voy buscando como asociaciones y yo voy dibujando. Ahí va apareciendo desde sensaciones, hasta películas que me recuerdan, hasta personas que me vienen a la mente, detalles de la vida, etc y en base a eso voy creando a través de la pintura como un universo encima del guión y hay un momento en el que no veo la letra del guión y estoy metido como en esa especie de aura que me he creado con mis sensaciones para lidiarme con el guión de la película. Este hecho me ayuda a conectar con algo, Meryl Streep dice que no dibuja a sus personajes si no que los canaliza, los personajes están en algún lado y tu sirves de canal, de forma que cuando te digan acción no sepas lo que va a pasar y el director capte en tu interpretación eso que no tiene nombre pero transmite lo que se buscaba.
«HAY UN MOMENTO EN EL QUE NO VEO LA LETRA DEL GUIÓN”
¿Cómo ha conectado Valencia contigo después de este tiempo de rodaje?
Estuve mucho tiempo en la playa, pedí vivir en la playa para la interpretación del personaje y me relacioné mucho con el mar. Pero es cierto que el personaje era un tipo muy opaco y por tanto he hecho una vida muy solitaria, la verdad que ha sido uno de los momentos menos sociables de mi vida con el objetivo de intentar nutrir el corazón de ese bicharraco que debía interpretar. Realmente estuve al borde estar solo durante días y días, estos dos meses fueron muy solitarios, pero la verdad que el rodaje en Valencia me ha servido de inspiración.
Bueno y para finalizar, más allá de la corrupción como uno de los temas claves de la película ¿qué mensaje humano crees que transmite “El silencio del pantano”?
Yo creo que es una película durísima en términos de mensaje, que no deja escapatoria y que pone el foco sobre un tipo de campo energético entorno al poder y que si entras en esa órbita te traga. Tiene algo que ver con una tesitura del alma, vivimos en un momento en el que si uno no refuerza su atención, es posible que uno venda su alma al diablo a cambio de casi nada.