Fotografía Alex Rolo

Miguel Pardeza pasa por ser una de las figuras más paradigmáticas en España de la curiosa relación entre el balón y las letras. Integrante de la mítica Quinta del Buitre, ha sido más tarde Director Técnico del Zaragoza y del Real Madrid, y entre tarea y tarea ha tenido tiempo de escribir un delicioso libro, “Torneo”, además de colaborar en diferentes medios de comunicación. Nos citamos con él en la librería Lé, asiduo visitante y donde su propietario le tiene preparado un lote de libros para que se lleve. Capaz de saltar de Morinho a Celine en la misma frase, conversar con él ya sea de fútbol, de literatura o de la vida, es un auténtico placer.

 

 

Me han dicho que vas a publicar tu segunda novela…

Sí, más o menos, antes del verano me gustaría tener el libro en las librerías. Acabo con él un ciclo. Sin ser una continuación del primero, comparte con él una misma estética, una misma intención. Hay un pretexto que tiene que ver con mi antigua profesión, pero que sólo sirve para dejar volar a la imaginación.

¿No has pensando en escribir una novela sobre fútbol, tu que lo has vivido desde dentro? Puede dar la sensación de que falta una gran novela sobre fútbol…

No, yo creo que ya hay buenas novelas sobre el fútbol… además, por un lado, no me veo capaz y por otro, tampoco me atrae. A mí me gusta el fútbol como disculpa, para hablar de otras cosas. El fútbol es sola la excusa, no el fin. Pero no, no me atrae. Estos dos libros han sido una expiación personal, y aquí se termina. Es más, no creo que la palabra “fútbol” vuelva a salir en ningún proyecto literario que pudiera llevar a cabo…

¿Estás desengañado del fútbol?

No, no, ya lo conté en el prólogo de “Torneo”. Le estoy sumamente agradecido, y siempre le estaré agradecido. Es imposible que yo pueda quejarme del fútbol… Pero, la etapa de jugador dura poco; lo que te obliga a cambiar la forma de entender la vida, y ese es el gran desafío. En el libro hablo del vacío que se abre el día después. No es una crisis tan particular como puede creerse, sino algo que puede pasarle al resto de la humanidad. Estoy pensando en los parados, estoy pensando en aquellos que por circunstancias se ven obligados a cambiar de  trabajo o de estatus familiar o de posición social. Y hasta de los periodos de incertidumbre que se abren con los años.

 ¿Y Miguel Pardeza de pequeño que quería ser?

Futbolista.

¿Siempre te recuerdas queriendo ser futbolista?

Sí, lo tenía más que claro, y cuando lo fui más aún. Pero todo tiene un final, y cuando veía que mi carrera se acababa me fui planteando otras metas… es la historia de Saúl cayéndose del caballo.

 

“En mi próximo libro hablo del vacío, de la crisis personal que sobreviene a raíz de la ruptura brusca que suponer dejar una profesión intensa y absorbente”

 

El otro día le preguntaban a Van Basten en una entrevista que cuál había sido el partido de su vida, y señaló uno que jugó con 14 años que le permitió que un entrenador se fijara en él… ¿tú tienes algún partido “especial”?

No lo sé… hubo muchos partidos que fueron decisivos en mi carrera… quizás si yo no hubiera participado en “Torneo”, el programa de Vindel, no sé si me hubieran conocido… También un partido de juveniles contra el Barcelona que ganamos 8-1, en el que estaba Di Stéfano … Y por supuesto, un partido inolvidable como fue la final de la Recopa contra el Arsenal. O mi debut con el Madrid; para un chico de la cantera es un hito; yo había jugado con el primer equipo en una gira, con 17 años, pero en amistosos, donde por cierto coincidí con Del Bosque como jugador.

De todos tus compañeros que salieron en Torneo, ¿alguno más llegó a algo?

No lo puedo decir… Había un chico, Santi, que creo que jugaba en el Kelme, pero no soy capaz de acordarme de ninguno en particular.

Cuando debutaste en el Madrid lo simultaneabas con tu formación universitaria y cuentan que a las concentraciones llevabas libros, cuanto menos, diferentes a los habituales…

Es una manera de verlo, pero es verdad que siempre me llevaba libros para leer… En todo caso, lo chocante quizá no fuera tanto los libros como el simple hecho de que leyera. No era algo tan habitual.

¿Se podría decir que la selección nacional ha sido tu espinita?

Fui internacional en todas las categorías, incluyendo en la absoluta. Además tuve la fortuna de estar en el Mundial de Italia, aunque es cierto que jugué pocos partidos. En aquel mundial salió todo mal, lo que provocó un cambio de ciclo que me arrastró con él, junto a otros jugadores. De todo, me quedo con la suerte de haber participado en un Mundial.

Curioso recorrido… vives el mundo del futbolista de elite, de ahí a un doctorado en Filología, contacto muy cercano con el mundo académico… Y luego vuelves otra vez a la elite del fútbol desde otra perspectiva…

Sí, en mi vida ha habido muchos cambios… no me quejo. Siempre tuve claro que no sería entrenador, y sinceramente no hice nada para mantenerme vinculado al mundo del fútbol, más allá de alguna colaboración periodística, artículos en prensa, algo de radio, etc. Pero al cabo de pocos años me llamó el Zaragoza y me vi obligado moralmente a aceptar su propuesta. En ese momento el Zaragoza estaba en Segunda División, y yo había jugado allí durante 10 años; tenía que hacerlo. Y luego, después de un año alejado del fútbol, me llamó el Madrid. Se trataba de un desafío tremendo. Fueron dos oportunidades que, en contra de mis intenciones iniciales, no podía dejar pasar. Nunca me hubiera perdonado perder la oportunidad de trabajar en los dos equipos de mi vida. En otros equipos no lo sé. Lo único cierto es que no me arrepiento en absoluto de haber dado ese paso. Por no hablar de la suerte que me brindó de ver el fútbol desde una óptica diferente, y que no conocía.

¿Cómo se ve el fútbol cambiando de lugar de la mesa, siendo el ejecutivo?

Pues de una manera diferente; el futbolista vive en el mundo de la exculpación y de la inocencia angelical, mientras que los dirigentes tienen un sentido de la responsabilidad totalmente distinto.

Más bonito el mundo del futbolista…

No cabe la menor duda, lo mejor del fútbol es jugarlo.

En tu etapa de Director técnico coincidiste con Mourinho… ¿el portugués es tan fiero como lo pintan?

Hum… digamos que es un personaje volcánico.

Vamos a situarlo en una novela…

Lo veo como personaje en una obra de Celine, por ejemplo.

 

“Mourinho es un personaje volcánico. Si tuviera que situarlo en una novela, no veo mejores que las de Louis-Ferdinand Céline”

 

Hablando de figuras icónicas… alguna vez has declarado que a Butragueño no se le puede explicar estrictamente desde un punto futbolístico, que fue algo más. Tú fuiste parte de la Quinta del Buitre… ¿fue algo más que un grupo de futbolistas?

Esto es una opinión personal y muy subjetiva. Hay que retrotraerse a esa época para entenderlo. Yo creo que la transición política de los ochenta estaba necesitada de iconos, de símbolos que galvanizaran la trasformación de España, y uno de esos símbolos, en el plano deportivo, recayó en la Quinta del Buitre. Por eso digo que Emilio transcendió la figura del futbolista, que fue algo más. Cambios políticos, cambios culturales, en los que la Movida tuvo algo que ver más allá de sus logros estéticos o artísticos. La Quinta fue producto de años convulsos y de cierto desgaste del fútbol español. El Madrid había ganado su última Copa de Europa en el 66 y el Mundial del 82 se cerró con un rotundo fracaso nacional… Cundía una depresión tremenda. Y ese grupo de jugadores vino a representar una bocanada de aire fresco, con futbolistas que consiguieron llegar a la gente, incluso de convertirse en un foco de intereses mediático. En mi opinión la figura del Buitre rompió con cierta manera de ver a los futbolistas, y de alguna manera recuperó lo que en su día significaron Kubala o Di Stéfano en los años cincuenta.

¿Ha cambiado mucho el fútbol que tú viviste como jugador al actual?

No tiene nada que ver… la Ley Bosman, los derechos televisivos, la globalización, son tantas cosas… Es totalmente diferente.

¿Cuál te gusta más?

Yo creo que el fútbol en líneas generales ha mejorado, pese a lo que digan los nostálgicos del “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Pero si es verdad que a cambio de elevar el nivel medio del fútbol gracias a las escuelas, a la mejoría de los campos, a la mejor preparación de los entrenadores, etc. se ha perdido la frescura individual que había entonces. Antes los jugadores crecían solos, casi en la selva, y llegaban por talento e instinto. Hoy día eso se ve menos. Antes en cada equipo de la liga española había un par de jugadores de calidad, que sobresalían, ya fuera en el Burgos o en el Mallorca. Ahora es muy difícil que eso suceda. Si quitas a los grandes, en el resto hay poca variedad, casi da igual ver a unos que a otros.

¿Te gustaría que tu hijo hubiera sido futbolista?

Él jugaba, pero tuvo muchas lesiones y lo acabó dejando con 20 años. Ahora acaba de terminar Derecho y está haciendo prácticas en un despacho. No me hubiera importado que hubiera sido futbolista, pero jamás le presioné ni se lo exigí.

Tú también comenzaste derecho, pero lo dejaste… ¿Por alguna razón especial?

No sé, me casé, tuve hijos, y estaba muy envenado de literatura… y además no me veía de abogado… Lo pensé fríamente y para qué iba a terminar Derecho, si no me iba a dedicar a eso. Y comencé Filología.

La cual terminas y haces el doctorado con una tesis sobre César González-Ruano. ¿Qué te lleva a escogerle como protagonista de tu tesis? Un autor filofascista, políticamente incorrecto…

En aquella época era muy aficionado al libro viejo (bueno, ahora sigo siéndolo pero menos) y tenía amigos especializados en libros de la bohemia, etc. Yo había leído cosas de él, y salió su nombre en un par de conversaciones, vi que no había ninguna tesis suyas… por cierto ahora creo que ya hay alguna más. González-Ruano era un tipo interesante y controvertido; había publicado narrativa, poesía, crónica, etc.; era un magnifico articulista.

Por cierto, yo no llegué a leer la tesis. Siempre se refieren a mí como Doctor, pero no lo soy. Tengo los créditos del Doctorado, es decir el Diploma de Estudios Avanzados; pero lo cierto es que no llegué a leer la tesis, aunque la tesis como tal ya la publiqué entre el 2003 y 2004… cuatro tochos, 3500 páginas. Esa iba a ser mi tesis pero llegó antes el centenario del nacimiento de Ruano y la Fundación Cultural me ofreció editarla. Trabajé 3 años en ella, la publiqué, y la quemé antes de haber recibido el título de Doctor. De todas maneras, lo que importa es el trabajo en sí, más que el reconocimiento académico.

 

“La figura del Buitre rompió con cierta forma de ver a los futbolistas; el jugador de fútbol en esos años era otra cosa, mirado con recelo por las élites culturales”

 

¿Te interesa la política?

Sí, sigo la actualidad política, y me interesa en tanto ciudadano preocupado por las cosas que pasan en su país.

Eres una figura bastante mediática, has sido futbolista de elite, Director Deportivo del Zaragoza, del Real Madrid, leído, culto, universitario, con una buena imagen… ¿No te ha tentado algún partido?

Sí, tuve algunas propuestas… pero no piqué.

He leído que tienes como 15.000 libros…

Sí, algo así, pero no es ningún mérito, el único mérito es haber podido comprarlos… Y que quede claro que yo no soy de los que reciben ejemplares de las editoriales. Ya me gustaría. Desde muy joven me acostumbré a comprar libros, y aún sigo en ello.

¿Si tu pudieras elegir entre ganar el Nobel de Literatura o haber ganado el Balón de Oro?

¡Hoy, el Nobel de Literatura! Hablando en serio, no sabría qué decir… En su momento el Balón de Oro, ahora, no estaría mal el Nobel. En todo caso, lo que importa no son los premios ni los reconocimientos, sino hacer lo que te gusta. Ese es el verdadero premio. Aunque de vez en cuando no está mal que te lo reconozcan. Y ya por decirlo todo, los premios a veces es una fuente de injusticias. En el fútbol muchos grandes jugadores se quedaron sin balones de oro, lo que hubiera sido más que merecido. En literatura ha pasado otro tanto. El ejemplo más claro es Borges, un genio sin Nobel.

Hablando de Borges, no le gustaba nada el fútbol…

Cierto, debía ser el único argentino al que no le gustaba el fútbol…

¿Qué estás leyendo ahora?

Muchas cosas… Por ejemplo, estoy entre algunos conocidos americanos, como Thomas Pynchon o  Barth, y  algunos descubrimientos recientes como Pedro Mairal o Rachel Cusk.

Recomienda un libro o un autor…

Por ejemplo “El Buen soldado” de Ford Madox, y “Viaje al fin de la noche” de L. F. Céline, dos deudas que tenía pendientes, y que ningún buen lector debería perderse.