Marta Poveda nos recibe con la mejor de sus sonrisas, entregándose completamente a esta entrevista. La podemos ver en Antidisturbios, miniserie de Movistar +, y próximamente en la obra de teatro Malvivir, que se estrenará en noviembre en el Teatro Calderón de Valladolid y hará temporada en Madrid.
Nos habla sobre sus comienzos, sus proyectos y sus inquietudes con tanta pasión y respeto que nos hubiéramos quedado horas hablando con ella.

 

Marta, tienes una larga experiencia como actriz, tanto en teatro como en audiovisual. He leído que fue tu madre quien, en la adolescencia, te animó a apuntarte a clases de teatro. Imagino que habréis comentado muchas veces esa jugada tan crucial en tu vida. ¿Qué crees que vio ella en ti para animarte a dar ese paso? 

Marta Poveda: Vio a una pobre adolescente sin rumbo con un punto de vista del mundo, en aquel momento, muy negativo, diría. En realidad estaba perdida en la incertidumbre: ese momento en el que no sabes ni siquiera por qué estás aquí, buscas sentido a todo, las hormonas están en un momento de revolución que no saben muy bien dónde colocarse y yo, que tiendo a ser una persona con alta sensibilidad, solía estar muy triste y lo único que, de alguna manera, me solventaba ese dolor era la lectura y el cine. 

Me pasaba las madrugadas viendo las pelis de Cine Club en la 2, viendo todo aquel cine español, maravilloso, de los 90… Entonces mi madre, que es muy sensitiva también, pensó que quizá mi camino era el de la expresión. Me había visto escribir -la cabrona me espiaba los cuadernos- y le gustaba mucho cómo escribía… Y entonces ella me metió en la escuela La Cuarta Pared, en un grupo de arte dramático. Y el teatro me salvó la vida. Me salvó la cabeza: mi madre y el teatro. Mi madre está super orgullosa de mi carrera, la verdad. Y yo se lo agradezco mucho. 

Blusa de Sabina Musáyeb, pantalón denim de VICOLO

Tu padre también tenía dotes artísticos, formaba parte de un dúo cómico en la juventud. ¿Cómo crees que es de crucial el papel de los padres en apoyar los sueños de sus hijos? 

Marta Poveda: Lo que a mí me flipa de mi familia es el absoluto respeto que tienen, en general, hacia los seres humanos. Mi madre o mi padre no piensan que tengan respuestas sobre cómo hacer la vida. De hecho, ellos han vivido situaciones en las que les han vetado muchos deseos… Quizá esa experiencia que han tenido les ha aportado una forma de valentía: para mí esa forma de valentía en la educación es apoyar y fomentar en tus hijos todo lo que tenga que ver con lo que para ellos sea un compromiso, con cualquier vocación con la que se sientan comprometidos. Abrir todo campo de posibilidades para que puedan decidir y, eso, es un acto de valentía: apoyarlos y dejar que se equivoquen.

Mis padres me apoyaron constantemente y yo, como siempre he visto en ellos mucho rigor, me di cuenta de que para dedicarme a esto hay que ser muy riguroso, muy responsable y muy autoexigente. El teatro, la cultura, la interpretación es una gran responsabilidad social y el objetivo es contar algo y movilizar a las cabezas. 

«Va a ser mi primera incursión en la dirección, con muchísimo respeto, pero sí que siento que estoy preparada después de acumular mucha experiencia como actriz»

¡Así que de adolescente escribías! Además de actriz, ¿te interesaría embarcarte en proyectos como escritora y, quizá también, como directora? 

Marta Poveda: En cuanto a dirección estamos preparando ya un proyecto, con Francesc Cuéllar, compañero de la serie Mercado Central. Yo a él le llamo renacentista porque es un tipo fantástico: un actor increíble, escribe, dirige… Él ha escrito un monólogo y se lo voy a dirigir yo, voy a tener el honor. Estrenaremos seguramente en Barcelona y estamos viendo a ver si encontramos un espacio en Madrid. Va a ser mi primera incursión en la dirección, con muchísimo respeto, pero sí que siento que estoy preparada después de acumular mucha experiencia como actriz y ver cómo funciona todo alrededor. 

Como autora, justamente este mes estoy haciendo un taller de dramaturgia con José Sanchís Sinisterra. Ya he hecho varios con él. Con escribir tengo más pudor, porque creo que necesito formarme más y encontrar más claramente el camino. Ahora mismo estoy en ensayo-error. Del error se aprende, escribiendo cosas deleznables (ríe) y en algún momento espero encontrar el camino, y esa es mi manera de aprender. 

Blazer VICOLO, falda denim de tubo VICOLO, alpargatas de Stradivarius

¿Crees que la Marta que eres ahora podría ser quien es sin haber interpretado a todos los personajes que han llegado a su vida? ¿Es posible que haya rasgos de tu personalidad o puntos de vista que no hubieras desarrollado si no hubieras encarnado a esos personajes? 

Marta Poveda: Totalmente. Soy una absoluta afortunada. El teatro te puede llegar a salvar la vida en cierto modo y tiene mucho que ver con eso, el actor o la actriz tiene que ser un atleta en el trabajo de la empatía. Es un ejercicio de empatía constante. Tienes que ponerte en el lugar del otro para intentar funcionar o imaginar cómo funcionaría el otro y, sobre todo, comprender por qué hace lo que hace. 

Yo he tenido la suerte de pasar por personajes del siglo de oro que, en contra de lo que se pueda opinar, muchos de los autores del siglo de oro español tenían especial interés en descubrir los perfiles femeninos y la lucha femenina en esa época, tanto sociológica como filosóficamente. El viaje de esas mujeres es interesantísimo. Yo he pasado por Rosaura, de La vida es sueño, que es una mujer que se sube a un caballo y recorre media Europa para proteger y salvaguardar su dignidad y la de su estirpe, o por Grushenka de Los hermanos Karamázov, una prostituta maltratada que se revela ante la opresión masculina, entre otras mujeres que he interpretado que constantemente han tenido que luchar por seguir a la luz, por proteger su dignidad, por aprender y, muchas veces, por salvaguardar la vida. Los caminos que ellas han tomado, tanto emocionales, filosóficos como culturales a mí me han hecho crecer muchísimo. Desde luego no sería quien soy si no las hubiera conocido. 

Recientemente has interpretado a Marian en Antidisturbios, miniserie de Movistar +, ¿cómo ha sido la experiencia? 

Marta Poveda: Yo ya había trabajado con Rodrigo Sorogoyen, con Isabel Peña y con Eduardo Villanueva en una serie llamada La pecera de Eva y ya sabía que eran un equipo de gente maravillosa. La experiencia fue fantástica. El personaje tenía complejidad ya que contaba mucho de una manera muy encapsulada, casi hermética, porque este no permitía gran expresividad ni se podía conocer mucho de él. Ese trabajo de sutileza mezclado con intensidad a la hora de contar algo tan fuerte fue complejo y muy interesante el conseguir llegar a ello.  

Pasar por las manos de Rodrigo Sorogoyen y con ese equipo actoral de tal altura fue fantástico también.

«Cuando la cultura se utiliza para poner por encima de la mesa las debilidades y las fracturas humanas es algo muy alimenticio. En series como Antidisturbios lo consiguen»

Para los que no la hemos visto, ¿por qué deberíamos verla?

Marta Poveda: Antidisturbios consigue una cosa que siempre consiguen Rodrigo, Isabel y Eduardo que es que empatices, que sientas que, en el peor de los casos, tú también lo hubieras hecho. Saca a la luz esa posibilidad del ser humano de hacer mucho bien o mucho mal y pensar que todos somos susceptibles de también agarrarnos al mal y susceptibles de corrompernos. Yo durante toda la serie pienso que podría ser ese pero también podría ser el otro, podría ser la persona que lucha por la pureza o la que se corrompe. 

Muestra que vivimos en una sociedad violenta, fácilmente corrompible y manipulable. La serie consigue que te hagas muchas preguntas, más ahora que vivimos en un mundo muy globalizado pero a la vez, creo, muy poco diversificado. Creo que cada vez tenemos más posibilidades a través de redes sociales de abrirnos al mundo pero, sin embargo, las cabezas están, por unas exigencias sociales, cada vez más cerradas.

También la corrección política, que es casi una inquisición: parece que lo correcto es pensar de una manera, decir de una manera y hacer de una manera. Eso al final es una hipocresía para los demás y para uno mismo. Por eso creo que cuando la cultura se utiliza para poner por encima de la mesa las debilidades y las fracturas humanas es algo muy alimenticio para el público y para eso está la cultura. En series como Antidisturbios lo consiguen.  

Conjunto top y pantalón de Sabina Musáyeb, sandalias de Stradivarius

Este otoño presentáis la obra de teatro Malvivir, que protagonizas junto a Aitana Sánchez-Gijón y dirige Yayo Cáceres, una tragicomedia basada en novelas pícaras del siglo de oro, parece un proyecto muy interesante y divertido. ¿Cómo está siendo el proceso? 

Marta Poveda: Pues imagínate, con un autor como Álvaro Tato, que está basándose en las mujeres de la picaresca del siglo de oro y nos ha escrito un texto a Aitana y a mí explícitamente y, además, nos va a dirigir Yayo Cáceres, uno de los directores más originales, lúdicos e interesantes que tenemos en el país… Es todo un reto. De momento estamos leyendo mucho siglo de oro y estamos cantando, porque cantaremos y bailaremos… ¡Somos unas osadas! ¡Esperemos que el público lo pueda soportar con alegría! (Ríe). 

Es un espectáculo que busca sobre todo esa sensación lúdica del teatro del siglo de oro pero con una gran profundidad, sin irnos al panfleto. Tanto Aitana como yo hacemos el mismo personaje pero en procesos diferentes de su vida y luego hacemos los personajes de alrededor. Vamos a hacer una pericia teatral muy divertida, con mucha profundidad y dilemas éticos sin caer en esa cosa didáctica o panfletaria. Creemos que va a ser una bomba muy divertida. Esto que consiguen Yayo y Álvaro, incorporar al público y que se convierta en la fiesta del teatro. 

Una pregunta difícil: ¿qué dirías que es lo más mágico que te ha ocurrido en tu carrera?

Marta Poveda: Difícil me lo pones… Lo más mágico que me ha ocurrido ha sido tener la suerte de caer en las manos de los que, para mí, son los grandes maestros del teatro en este país: Mario Gas, Gerardo Vera, Sanchís Sinisterra, Helena Pimenta… Creo que son personas valientes y arriesgadas que me han concedido el privilegio de ponerme en sus manos y aprender. Estar con lo más especial que hay para mí en el teatro, tener la oportunidad de estar con cuatro genios y haberme podido formar con ellos. No son todos los que están y con los que me siento afortunada, son más, pero para mí ya solo esos cuatro han sido una suerte.  

Imagino que en tu trayectoria has tenido que tomar muchas decisiones, ¿crees que gran parte de esa magia ha sido gracias a haber seguido tu instinto?

Marta Poveda: Sí, totalmente, creo que el instinto me ha ayudado a llegar, de una manera consciente o inconscientemente, a ir buscando el terreno donde una más cómoda o feliz se siente. Y sí que a veces he tenido ciertos miedos de no elegir caminos que parecían un poco más fáciles pero, ¿quién dijo que esto era fácil? En realidad es más divertido escalar la montaña que bajar el tobogán, ¿no?

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