“He descubierto por fin el verdadero color de la atmosfera. Es color púrpura. El aire fresco es púrpura. Dentro de tres años todo el mundo trabajará en tonalidades púrpuras”. Monet.

El rojo es pasión, emoción. El amarillo alegría, es el sol y sus reflejos mientras que el verde nos trasporta a la esperanza y la naturaleza. Por otro lado el púrpura es… ¿qué es el purpura? Podría parecer un color menor, pero no, no lo es, nada más alejado de la realidad. El púrpura es “el color”. Elegante, pausado, evocador, al margen de gustos facilones y preadolescentes. “Es el color de la madurez y la experiencia; expresa profundidad, misticismo, misterio, melancolía, es el color de la intuición y la magia”; así lo definió Goethe. Y quien va a discutir a un hombre capaz de escribir un “algo” como “Fausto”. Y en alemán nada menos. La magia de la púrpura.

El púrpura es desde siempre. El término proviene de los púrpuras, una clase de caracoles marinos (los famosos Nucella Lapillus), y ahí surge la denominación de purpura para el color producido por la oxidación de la tinta de estos animalicos, efecto muy apreciado desde la antigüedad.  Según Plinio (y si Goethe es mucho, Plinio no es menos) el tinte púrpura había sido descubierto por el Dios Fenicio Melkart cuando, caminando por la costa levantina, su perro había mordido un caracol de la púrpura, manchándose con el tinte. El origen de la púrpura.

Y es que algo antiguo para ser valioso debe ser aristocrático. Porque lo que no es leyenda, es vulgaridad. Y el purpura es cualquier cosa menos vulgar o plebeyo. Conocido como morado, violeta, lila, malva, magenta o cárdeno, en heráldica tiene la peculiaridad de comportarse como color y como metal, lo que le exceptúa de la prohibición heráldica de colocar color sobre color y metal sobre metal. Y es que es un primor, ya sea metal o color, roto o descosido, siempre te saca de apuros. Así, la sala de partos del palacio Imperial de Bizanzio donde daban a luz las Emperatrices, era por completo de color purpura, por lo que los nacidos allí, eran llamados porphyrogenitos (“nacidos en la púrpura”), designación que servía para señalar que un emperador habría de ser coronado por sucesión dinástica en contraposición a aquel que había ascendido hasta ese puesto por sus méritos militares o políticos. Pero Bizancio está muy lejos, y muy bien no les fue que se diga, aunque no fue culpa del purpura, ya que si hay una dinastía reinante que impone, esa sin duda es la británica y ahí también el purpura fue lo más cool. Así bajo el reinado de Isabel I de Inglaterra solamente la familia real podía vestir sedas de púrpura, aunque los nobles podían usarlos en túnicas y jubones. Hasta en la China se le da la importancia; por ejemplo en el taoísmo, el púrpura simboliza nobleza, y así en los escritos de esa religión, los llamados “Inmortales” vestían de púrpura, por lo que el Emperador se adueñó de ese color (buen gusto el de los orientales), ya que al considerarse Hijo del Cielo era el representante terrenal del Emperador Celestial, cuya residencia se creía que estaba en el punto más alto del cielo, donde se encuentra Polaris, la estrella polar, también conocida como la “Estrella Púrpura”. La nobleza de la púrpura.

El término proviene de los púrpuras, una clase de caracoles marinos, y ahí surge la denominación de purpura para el color producido por la oxidación de la tinta de estos animalicos

Pero no es solo un color de viejunos, mitos y leyendas, ya que un personaje como Woody Allen lo hizo protagonista de una película, “La Rosa Púrpura del Cairo”. Y claro, si vas con la purpura tienes éxito y con un título tan ecléptico, no fue raro que triunfara en Cannes, en los BAFTA y en los Oscar. Woody Allen siempre ha señalado a esta película como una de las pocas de sus obras que terminaron siendo “bastante cercanas de lo que quería hacer” cuando se comenzó a escribirla y a dirigirla. El talento de la púrpura.

“Purple Rain”. 1984; Uno de los grandes éxitos de la historia del rock. Y es que si el purpura es alguien en el cine, en el rock no podía faltar. Nada más y nada menos que el inmortal Prince, para el que el púrpura más que un color, fue su marca personal. Y tanto fue así que la compañía Pantone, creadora del sistema más popular del mundo en la identificación de colores, creo hace pocos meses un nuevo tono de color púrpura en honor al genio de Mineapolis. «El color púrpura es sinónimo de quien era Prince y de lo que será para siempre», ha asegurado Troy Carter, asesor de los herederos de Prince. El éxito de la púrpura.

Pero el color púrpura es algo más que cine, rock o leyendas… Así cuando el General George Washington, que a la postre sería el primer Presidente de los Estados Unidos, quiso premiar y condecorar a tres de sus soldados por “una acción singularmente meritoria” decidió otorgarles el derecho de lucir una insignia en el pecho, pensó en un recorte de tela en forma de corazón, y por supuesto, su color sería… el púrpura. Se considera la condecoración más antigua de todas las que se otorgan en los Estados Unidos, ya que se instauro en 1782, e incluso tiene un día especialmente dedicado a ella, el 7 de Agosto. El púrpura como homenaje.

 Y es que el púrpura es más que un color. Es un factor. El factor púrpura